domingo, 30 de octubre de 2011

El despertar en América (x Buró de Secretos Públicos)

El despertar en América

Una situación radical es una revelación colectiva. . . . En tales situaciones la gente se vuelve mucho más susceptible de llevar a cabo nuevas iniciativas, más dispuesta a cuestionar las antiguas creencias, más proclive a penetrar la farsa habitual. . . . La gente aprende más sobre la sociedad en una semana que en años de “estudios sociales” académicos o “toma de conciencia” izquierdista. . . .Todo parece posible — y muchas más cosas lo son realmente. La gente apenas puede creer lo que tenía que soportar en “los viejos días”. . . . El consumo pasivo se convierte en comunicación activa. Los desconocidos entablan animadas conversaciones en las esquinas. Los debates se suceden sin parar, nuevos recién llegados reemplazan constantemente a aquellos que marchan a otras actividades o tratan de conseguir unas horas de sueño, aunque están normalmente demasiado excitados para dormir mucho tiempo. Mientras unos sucumben a los demagogos, otros empiezan a hacer sus propias propuestas y toman sus propias iniciativas. Los espectadores se lanzan al torbellino y atraviesan cambios increíblemente rápidos. . . . Las situaciones radicales son los raros momentos en que el cambio cualitativo llega a ser realmente posible. Lejos de ser anormales, revelan en qué medida estamos casi siempre anormalmente reprimidos. En comparación con ellas la vida “normal” parece la de un sonámbulo.


El movimiento de “ocupación” que ha atravesado el país en las últimas cuatro semanas es ya  la ruptura radical más significativa en América desde los años 60. Y esto es solo el principio.

Comenzó el 17 de septiembre, cuando unas 2.000 personas se juntaron en New York para “Ocupar Wall Street” en protesta contra la dominación cada vez más flagrante de una minúscula élite económica sobre el 99% restante. Los participantes emprendieron la acampada que aún sigue en curso de un parque cercano a Wall Street (rebautizado como Plaza de la Libertad en honor a la ocupación de la plaza de Tahrir en Egipto) y crearon una asamblea general que ha seguido reuniéndose todos los días. Aunque casi totalmente ignorada en un primer momento por los medios oficiales, esta acción empezó rápidamente a inspirar ocupaciones similares en cientos de ciudades de todo el país y en muchas otras del mundo.

La élite dominante no sabe por dónde van los tiros y se ha puesto a la defensiva. Mientras, los expertos mediáticos, sin la menor idea de lo que hablan, tratan de desprestigiar el movimiento por no haber podido articular un programa o lista de demandas coherente. Por supuesto los participantes han expresado numerosas reivindicaciones, que bastarían para cualquiera que haya puesto alguna atención en lo que está pasando en el mundo, pero han evitado acertadamente limitarse a una simple demanda o a unas cuantas, porque cada vez resulta más claro que todos los aspectos del sistema son problemáticos y que todos los problemas están interrelacionados. En lugar de ello, reconociendo que la participación popular es en sí misma una parte esencial de cualquier solución real, la asamblea de New York se ha presentado con una propuesta desarmantemente simple aunque eminentemente subversiva, animando a la gente del mundo a “Ejercitar su derecho a la asamblea pacífica; ocupar el espacio público; abrir un proceso para tratar los problemas que enfrentamos y generar soluciones accesibles a todos. . . . ¡Unámonos y hagamos oír nuestra voz!”

Casi tan poca idea como los expertos mediáticos tienen aquellos radicales doctrinarios que permanecen abatidos al margen prediciendo que el movimiento será cooptado y criticando que no haya asumido al instante las posturas más radicales. Estas personas deberían saber que la dinámica de los movimientos sociales es mucho más importante que sus aparentes posturas políticas. Las revoluciones surgen de procesos complejos de debate e interacción social que llegan a alcanzar una masa crítica y provocan una reacción en cadena — procesos como el que estamos viendo desarrollarse. El eslogan del “99%” puede no ser un “análisis de clase” muy preciso, pero constituye una aproximación muy cercana para empezar, un meme excelente para romper con un montón de jerga sociológica tradicional y plantear la cuestión de que la gran mayoría de la población está subordinada a un sistema que marcha por y para una minúsculo élite dominante, y enfoca correctamente a las instituciones económicas más que a las políticas, que son simplemente sus lacayos. Las incontables reivindicaciones no constituyen un programa coherente, pero tomadas como un todo suponen ya una transformación fundamental del sistema. La naturaleza de esta transformación se irá clarificando a medida que se desarrolle la lucha. Si el movimiento logra forzar al sistema a asumir algún tipo de reforma significativa del tipo New Deal tanto mejor, ya que temporalmente facilitará que podamos ir más allá. Si se manifiesta incapaz de implementar ninguna reforma significativa, ello obligará a la gente a buscar alternativas más radicales.

En cuanto a la cooptación, habrá por supuesto muchos intentos de apoderarse o de manipular el movimiento, pero no creo que lo tengan fácil. El movimiento de ocupación ha sido desde el principio resueltamente antijerárquico y participativo. Las decisiones de Asamblea general son escrupulosamente democráticas y la mayoría de las veces por consenso — un proceso que puede resultar pesado a veces, pero que tiene el mérito de hacer prácticamente imposible cualquier manipulación. De hecho, la verdadera amenaza es el camino contrario: el ejemplo de la democracia participativa finalmente amenaza a toda jerarquía y división social, incluyendo a la existente entre empleados y burocracias sindicales, y entre partidos y afiliados. Esta es la razón por la que muchos políticos y burócratas sindicalistas están tratando de subirse al carro. Ello es un reflejo de nuestra fuerza, no de nuestra debilidad. (La cooptación existe cuando consiguen que subamos a su carro). Por supuesto, las asambleas pueden estar de acuerdo en colaborar con algún grupo político para una manifestación determinada o con algún sindicato para una huelga, pero en su mayor parte tienen cuidado de que las distinciones permanezcan claras, y prácticamente todas se han distanciado rotundamente de los dos principales partidos políticos.

Aunque el movimiento es ecléctico y abierto a cualquiera, se puede afirmar que el espíritu que subyace es profundamente antiautoritario, inspirándose no solo en movimientos populares recientes como los de Argentina, Túnez, Egipto, Grecia, España y otros países, sino también en teorías y tácticas de los anarquistas y de los situacionistas. Como señala el editor de Adbusters (uno de los grupos que ha contribuido a iniciar el movimiento):

“No solo nos inspiramos en lo sucedido recientemente en la Primavera Árabe, somos estudiosos del movimiento situacionista, que originó lo que mucha gente piensa que fue la primera revolución global en 1968, cuando algunas revueltas en París inspiraron de pronto revueltas en todo el mundo. Universidades y ciudades explotaron inesperadamente. Esto lo logró un pequeño grupo de personas, los situacionistas, que eran como la columna filosófica del movimiento. Uno de los hombres clave fue Guy Debord, que escribió La Sociedad del Espectáculo. La idea es que basta un poderoso meme — una idea poderosa — aplicado en el momento adecuado para prender una revolución. Este es el contexto del que partimos.”

La revuelta de mayo del 68 en Francia también fue en realidad un “movimiento de ocupación” — uno de sus rasgos distintivos fue la ocupación de la Sorbona y otros edificios públicos, que inspiró la ocupación de fábricas en todo el país por más de 10 millones de trabajadores. (Estamos muy lejos ahora de algo así, que solo podría ocurrir si los trabajadores americanos se liberasen de sus burocracias sindicales y tomasen la acción colectiva por su propia cuenta, como hicieron en Francia.)

Dado que el movimiento se extiende a centenares de ciudades, es importante señalar que cada una de las nuevas ocupaciones y asambleas sigue siendo totalmente autónoma. Aunque inspiradas por la ocupación original de Wall Street, todas ellas han sido creadas por la gente en sus propias comunidades. Ninguna persona ni grupo externo tiene el más leve control sobre ninguna de estas asambleas. Como debe ser. Cuando las asambleas locales se enfrenten a una necesidad práctica de coordinación, se coordinarán; mientras tanto, la proliferación de grupos y acciones autónomas es más segura y fructífera que la “unidad” de arriba a abajo a la que están siempre apelando los burócratas. Más segura, porque contrarresta la represión: si la ocupación de una ciudad es aplastada (o cooptada), el movimiento seguirá vivo y activo en otras cien. Más fructífera, porque esta diversidad hará posible que la gente comparta y compare un abanico mayor de tácticas e ideas.

Cada asamblea parte de sus propios procedimientos. Algunas operan mediante consenso estricto, otras por voto mayoritario, otras mediante combinaciones de ambos (p. e. una política de “consenso modificado” que requiera solo un acuerdo del 90%). Algunas permanecen estrictamente dentro de la ley, otras se involucran en diversas formas de desobediencia civil. Han formado varios tipos de comisiones o “grupos de trabajo” para tratar asuntos concretos, y diversos métodos para asegurar el mandato de los delegados y portavoces. Están tomando diversas decisiones sobre cómo tratar con los medios, con la policía y con los provocadores, y adoptando modos diversos de colaboración con otros grupos o causas. Son posibles muchos tipos de organización; lo esencial es que las cosas sigan siendo transparentes, democráticas y participativas, que toda tendencia hacia la jerarquía o la manipulación sea inmediatamente expuesta y rechazada.

Otro rasgo nuevo de este movimiento es que, en contraste con movimientos radicales previos que tendían a concentrarse en torno a un asunto concreto en un día específico y luego se dispersaban, las ocupaciones actuales se instalan en sus emplazamientos indefinidamente. Están allí para una carrera de fondo, con tiempo para echar raíces y experimentar con todo tipo de posibilidades nuevas.

Hay que participar para entender lo que pasa realmente. No todos estarán allí para unirse toda la noche a las ocupaciones, pero prácticamente todos pueden tomar parte en las asambleas generales. En Occupy Together hay información sobre ocupaciones (efectivas o planificadas) en más de mil ciudades de los Estados Unidos, así como sobre varios cientos alrededor del mundo. 

Las ocupaciones están reuniendo a todo tipo de personas procedentes de todo tipo de situaciones. Esto puede suponer una experiencia nueva y quizás inquietante para muchos, pero es alucinante la rapidez con que caen las barreras cuando se trabaja en común por un proyecto motivador. El método del consenso puede parecer tedioso al principio, especialmente si una asamblea utiliza el sistema de “micro popular” (en el que la asamblea repite cada frase del orador para que todos puedan escucharla). Pero tiene la ventaja de animar a la gente a ir al grano, y después de cierto rato entras en el ritmo y empiezas a apreciar el hecho de estar todos juntos concentrados en cada frase y de que todos tengan la oportunidad de responder y de que se consideren sus asuntos con la misma respetuosa escucha.

En este proceso ya habremos teniendo una muestra de un nuevo tipo de vida, una vida posible si no estuviésemos atascados en un sistema social tan absurdo y anacrónico. Suceden tantas cosas y tan deprisa que apenas sabemos cómo expresarlas. Sentimientos como: “¡No puedo creerlo! ¡Al fin está aquí! O al menos podría estar lo que hemos esperado tanto tiempo, el tipo de despertar humano que siempre hemos soñado, pero no sabíamos si sucedería realmente a lo largo de nuestra vida.” Ahora ha llegado y yo sé que no soy el único que llora de alegría. Una mujer que habló en la primera asamblea general de Ocupa Oakland dijo: “Vine aquí no solo para cambiar el mundo, sino para cambiarme a mí misma”. Creo que todos sabían allí lo que quería decir. Somos principiantes en este nuevo mundo feliz. Todos vamos a cometer muchos errores. Es de esperar y no pasa nada. Somos nuevos en esto. Pero en estas condiciones, aprendemos más rápido.

En la misma asamblea alguien tenía una pancarta que decía: “Hay más razones para estar ilusionado que para estar asustado.”

BUREAU OF PUBLIC SECRETS
15 de octubre, 2011
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Versión española de The Awakening in America. Traducción de Luis Navarro revisada por Ken Knabb.

viernes, 28 de octubre de 2011

¿Indignados? Difusión de comunicado crítico al respecto...


¡Nosotros no estamos, ni somos “indignados”!

La explosión de rabia que se constata en todo el mundo, no parte de ciudadanos jubilosamente indignados, respetuosos del estado de derecho, que se podrían permitir el lujo de la no violencia..., sino, bien por el contrario, de proletarios hartos de explotación y opresión, llenos de bronca y odio contra las condiciones de sobrevivencia, cada vez más insoportables, que nos impone el capitalismo.

¡No estamos indignados, impactados, sorprendidos…!

Lo que hoy queda en evidencia (y ya no es ninguna novedad) son horrores inherentes al sistema capitalista. Las recetas que impone la burguesía son las de ayer, hoy y siempre contra nosotros.
¡La continuidad del sistema actual sólo puede realizarse a expensas de nuestra clase!

¿Porqué indignarse de los excesos del capitalismo y no luchar contra el capitalismo mismo? ¿Porqué indignarse del enriquecimiento de los bancos y no cuestionar su existencia misma, dado que su objetivo es enriquecerse? ¿Cómo indignarse de las dificultades de nuestra clase social, sin poner en cuestión la existencia misma de clases sociales?

Pero tampoco estamos resignados

De manera global y general la correlación de fuerzas favorece a la burguesía que detenta los medios para continuar explotándonos, reprimiéndonos y desapareciéndonos…Sin embargo frente a la flagrante e inocultable incapacidad del sistema capitalista para disminuir la catástrofe que el mismo engendra y la consecuente agravación de todos los problemas humanos las revueltas proletarias se generalizan. Contra dichas revueltas, la burguesía utiliza toda su potencia y todos sus medios para cantonarlas en meros movimientos pacifistas, ciudadanistas, legalistas, apolíticos...buscando encerrarlas en el modelo “socialmente admitido”, en la democracia. Por el contrario nuestro objetivo es superar/reventar todos esos límites establecidos en los cuales quieren encerrar nuestro movimiento.

Estamos profundamente convencidos…
de que el futuro de la humanidad no se jugará en el terreno de las indignaciones multiformes, ni de las causas humanitarias, o los combates individuales...; sino por la conjunción de fuerzas que permitan eliminar este sistema mortífero. Los proletarios están forzados a destruir el capitalismo de raíz si no quieren que este destruya todo nuestro mundo.

¡Estamos en guerra de clases!

Todo lo que se quiere imponer como “indignados” (libros, plataformas, manifiestos, contenidos…) no representa para nada el movimiento de protesta generalizada contra el capitalismo, sino que es, por el contrario, un verdadero chaleco de fuerza que el capitalismo, la democracia quiere imponer para sujetar a los proletarios e impedir el verdadero movimiento y su desarrollo hasta la destrucción del capitalismo.

rompamos con todos los límites “indignados”, ciudadanistas, democráticos…

REAFIRMEMOS LA GUERRA DE NUESTRA CLASE, PARA ELIMINAR POR COMPLETO EL SISTEMA SOCIAL BURGUÉS MUNDIAL.

proletarios internacionalistas

lunes, 17 de octubre de 2011

El error de Darwin (Manuel Acuña A.)

LA CRÍTICA A LA AUTORIDAD

Criticar a una celebridad ―y, en consecuencia, a una autoridad―no es tarea que arroje, siempre, resultados satisfactorios; por el contrario, puede ser hasta, incluso, la sepultura política, científica, artística o cultural de quien lo hace. Razones hay para que ello ocurra; y son muchas. La autoridad, la celebridad e, incluso, la personalidad, es la calidad que se atribuye a un individuo o a un grupo de individuos (organización) instalado en los más altos peldaños de la escala social como expresión de la estructura jerárquica adoptada por esa sociedad. Es comprensible, pues, que los medios de comunicación institucionales intenten acallar al osado de la manera usual a como acostumbran hacerlo, que puede ser llenándolo de vituperios o, simplemente, ignorándolo. Ambas formas cumplen la finalidad propuesta. Cuando se colma de oprobios a alguien, públicamente, es muy difícil que éste pueda recuperarse de la afrenta recibida; cuando se le ignora, los medios de comunicación le obligan a multiplicar sus esfuerzos para propagar sus ideas lo que, generalmente, resulta una empresa irrealizable para el ciudadano corriente por lo que éste desiste de sus empeños.  Y es que el debate, en una sociedad organizada en clases sociales, no lo puede provocar cualquiera persona ni hacerlo en cualquier medio o lugar. La arrogante frase con la que se santifica el carácter mediador de los institutos de estudios superiores expresa con exacta transparencia el sentido de esta tendencia tan actual:

‘Es la universidad el lugar por excelencia donde ha de efectuarse el debate’.

La cultura dominante encuentra, así, el lugar preciso para reproducirse a sí misma y justificar con creces su autogeneración. Quedan excluidos del ‘debate’, por consiguiente, las organizaciones sociales, de derechos humanos, de mujeres,  de los pueblos originarios, sindicatos, etc. Todas esas estructuras sociales son ‘ineptas’.

Los fundamentos de esta forma de comportarse se encuentran en lo que Tomas Kuhn denominara ‘paradigma’, elaboración teórica nacida en los institutos científicos, concebida en el carácter de verdad por el simple hecho de provenir de tales institutos y ser reconocida como tal por la comunidad científica. El paradigma levanta, por consiguiente, a una autoridad, y obliga a la comunidad nacional e internacional a doblegarse ante ella. No basta ni es necesario que su tesis sea verdad; basta únicamente el respaldo dado por la comunidad científica para que sus afirmaciones se estimen en el carácter de verdad indiscutible.

Un paradigma, sostiene Kuhn, permanece en el tiempo y no se termina sino hasta cuando otro, nuevo, diferente, se hace presente para reemplazar al anterior y sepultarlo definitivamente como tesis ‘superada’[1].

Pero un paradigma comienza a gestarse cuando determinadas voces disidentes empiezan a poner en duda las bondades del que existe. Cuando eso sucede y alguien se atreve a poner en duda la autoridad de quienes se encuentran en los sitiales más altos de la pirámide social, la atención toda se vuelca hacia el intrépido. Hay una espera que parece cortar la respiración. Y, luego, viene el veredicto, a menudo despiadado. O el principio del derrumbe del paradigma anterior.

Por eso, en el universo de las investigaciones científicas, constituye un hito el libro que, en 1994, publicara Antonio Damasio, destacado neurólogo del MIT, formulando severas críticas a una de esas celebridades. Su obra, que pasaría a constituirse en un clásico de la literatura psiquiátrica y neurobiológica, intitulado ‘El error de Descartes’, constituye una tesis diametralmente diferente a aquella que sustentaba el ilustre pensador francés, muerto en Estocolmo, Suecia, cuando aún estaba al servicio de la Reina Cristina.

Damasio sostuvo en su obra que el principio rector de la filosofía cartesiana ‘Cogito, ergo sum’ (‘Pienso, luego existo’) estaba errado. Criticaba, con ello, la base misma de la intuición sobre la cual René Descartes había construido toda su lógica.

En el pensamiento de Damasio, existe una estrecha relación entre la forma de pensar y de sentir y la estructura biológica del individuo. Una ligera variación en la estructura cerebral del sujeto puede ser determinante para terminar con su sensibilidad o para desencadenar sentimientos de los cuales adolecía.  Por lo mismo, a su juicio, la frase de Descartes contiene un tremendo error de apreciación al colocar el pensamiento antes del cuerpo, debiendo ser, en verdad, ‘Sum, ergo cogito’ pues sin ser lo que se es nadie puede pensar. El alma no es, por consiguiente, una estructura separada de la masa biológica del individuo; en otras palabras, sin cuerpo el alma no podría existir.

LA VIGENCIA DE DARWIN.

Aquello que Damasio hizo con Descartes no ha podido aún realizarse respecto de Darwin, a pesar que las modernas ciencias biológicas han ido dejando obsoletos ciertos principios suyos. La propia sociología no acepta ya algunos de esos postulados. Sin embargo, nadie se atreve a formular una crítica a aquel gigante. Y sus ideas no sólo se siguen reproduciendo y aceptando como verdades irrefutables, sino se acomodan como soporte a los postulados que arrastra el nuevo patrón de acumulación. Es más: la generalidad de quienes muestran discrepancias con sus ideas, siguen atribuyendo a sus seguidores algunas de las tesis que son propias del investigador inglés. Nils-Olof Franzén, que prologara el libro de Piotr Kropotkin ‘Ayuda mutua’[2], sostiene que el anarquista ruso

“[…] quiso y debió refutar científicamente  tales interpretaciones de Darwin que Huxley y otros hicieron[3]”.

Y, en el mismo sentido, Josef H. Reichholf:

“A partir de allí, una generación después de la publicación de El origen de las especies de Darwin, los matemáticos hicieron calculable el proceso evolutivo. Fueron ellos quienes mostraron que la selección no sólo arranca del medio ambiente ―es decir, del tiempo, el clima o las condiciones de la tierra y el agua potable― sino también en gran medida, de las demás criaturas vivientes, o en otras palabras, de la competencia[4]”.

Una serie de autores contemporáneos, que han enarbolado la bandera de la cooperación como forma de vida natural de los seres humanos, contrariando con ello la idea de la competencia como ley universal, también se expresan con un respeto, a menudo, casi religioso, frente a la autoridad de Darwin. Citemos, entre otros, a Patricia S. Churchland con su obra ‘Braintrust’, a Martin Nowak con su libro ‘Super cooperators’, a Åke Daun y Hans Norebrink con ‘Snällare än du tror’, a Tor Nǿrretranders con ‘Den generösa människan’, y así, sucesivamente. La generalidad de estos autores exime a Darwin de toda responsabilidad en la formulación de sus tesis y pone de cargo de sus seguidores las aberraciones posteriores.

Uno de los darwinistas más acérrimos en las últimas décadas ha sido Richard Dawkins, el título de cuya obra cumbre (‘El gen egoísta’) pone de manifiesto hasta qué grado puede llegar la defensa irrestricta del individualismo como forma de vida adecuada a los rigores del mercado.

Para introducirnos en la temática, permítasenos dar una idea bastante general acerca de cuáles han sido los grandes postulados de Darwin.

LAS TESIS CENTRALES DE LAS IDEAS DE DARWIN

Como bien lo indica Reichholf, contrariamente a lo que se cree vulgarmente, Darwin no descubrió la evolución. Varios otros antes que él habían hablado de ella. Se acostumbra a citar a Johann Wolfgang Goethe, a Jean Baptiste Lamarck y al propio colega de Darwin, Alfred Rusell Wallace; el innegable mérito del autor de ‘El origen de las especies’ fue descubrir ciertos mecanismos a través de los cuales la evolución pudo ser posible; por eso, su teoría puede resumirse en tres conceptos fundamentales que son variación, selección y tiempo.

En realidad, la tesis central del investigador inglés se encuentra en la transmisión de los caracteres adquiridos como origen de la evolución; en otras palabras, las características de un individuo, adquiridas durante el período de su interacción con el medio, se van a transmitir a su descendencia. Esta tesis también la extendió a los seres humanos en su obra ‘El origen del hombre’, publicada en 1871.

“Existen organismos que se reproducen y la progenie hereda características de sus progenitores, existen variaciones de características si el medio ambiente no admite a todos los miembros de una población en crecimiento. Entonces aquellos miembros de la población con características menos adaptadas (según lo determine su medio ambiente) morirán con mayor probabilidad. Entonces aquellos miembros con características mejor adaptadas sobrevivirán más probablemente”.

Las ideas centrales, sin embargo, no conforman toda una teoría. Ni, mucho menos, hablan sobre las ideas del propulsor de aquellas. Reducir el pensamiento de un autor al esqueleto de sus afirmaciones es eximirlo de su responsabilidad política y social; en suma, es presentar una imagen falsa de lo que realmente es (o fue) y piensa (o pensaba) verdaderamente.

Hay un hecho cierto, y ese no es otro que el siguiente: una enorme legión de personas tomó en sus manos el legado de Darwin y lo acomodó convenientemente para conformar con ello la defensa a ultranza del sistema capitalista vigente. Uno de los artífices de esa obra fue Thomas Huxley que, en 1880, publicó su manifiesto intitulado ‘Struggle for existence and its bearing upon man’ de cuyo contenido señaló Piotr Kropotkin en la introducción a su libro ‘Mutual Aid’:

“[…] a mi entender fue una muy equivocada presentación de sucesos de la naturaleza, apoyados en muestras extraidas de bosques pequeños o arboledas, por lo que me dirigí al editor  de Nineteenth Century y le pregunté si podría utilizar el periódico para publicar allí un trabajo fundamental en contra de las más destacadas opiniones darwinistas, y Mr. James Knowles tomó la proposición con excelente voluntad. ‘Por supuesto que eso es darwinismo’, fue su respuesta. ‘¡Es espantoso cómo han entendido a Darwin! Escriba los artículos, y cuando estén impresos, enviaré a Ud. una carta que también puede publicar’[5]”.

¿PUEDE CONSIDERARSE INOCENTE A DARWIN DE LAS ABERRACIONES POSTERIORES?

Personalmente, no estoy muy convencido que Darwin rechazase las ideas que se atribuyen a sus seguidores. Por el contrario, la generalidad de sus afirmaciones, cuando no lo dice directamente, conduce a la aceptación de una sociedad en donde la competencia se encuentre elevada al rango de ley fundamental, y el derecho al saqueo y al despojo ajeno aparezca como una ley natural que justifica todo tipo de vejámenes.

Es posible que estas afirmaciones parezcan un tanto duras. No obstante, para quienes siguen aún creyendo en Darwin como un erudito varón de avanzada edad, incomprendido en su tiempo, jovial, dotado de grandes virtudes ciudadanas, vaya esta cita que hemos extractado de una de sus obras, en donde recurre la exaltación de la competencia y a su santificación como forma de superación de quienes buscan avanzar por el camino de la perfección.

“La selección natural no puede producir nada en una especie exclusivamente para ventaja o perjuicio de otra, aun cuando puede muy bien producir partes, órganos o excreciones utilísimas, y aun indispensables, o también sumamente perjudiciales, a otra especie, pero en todos los casos útiles al mismo tiempo al posesor. En todo país bien poblado, la selección natural obra mediante la competencia de los habitantes, y, por consiguiente, lleva a la victoria en la lucha por la vida sólo ajustándose al tipo de perfección de cada país determinado. De aquí el que los habitantes de un país ―generalmente los del país menor― sucumban ante los habitantes de otro, generalmente el mayor; pues en el país mayor habrán existido más individuos y formas más diversificadas, y la competencia habrá sido más severa, y de este modo el tipo de perfección se habrá elevado[6]”.

En este párrafo, repite Darwin un concepto que va a ser central dentro de su obra: la competencia perfecciona la obra de la naturaleza. Piotr Kropotkin, que leyese las conclusiones del naturalista inglés, intentó comprobar tal aserto. Sus conclusiones fueron diametralmente opuestas.

“Y finalmente vi entre el ganado semisalvaje y caballos en la tierra oriental de Bajkal, entre los rumiantes salvajes sobre todo, entre las ardillas, etc. que, cuando los animales deben luchar por falta de alimento, las dificultades hacen que todo el grupo de la especie sacudida por esa desgracia se debilite de tal manera en fuerza y salud que ninguna mejora de la raza puede realizarse en semejantes períodos de dura competencia”[7].

Insistimos. Darwin no estaba enteramente ajeno a las exageraciones que se desarrollaron al amparo de sus tesis. La competencia fue y continúa siendo parte integrante de su elaboración teórica pues tanto el fenómeno de la variación como el de la selección natural no pueden concebirse, en sus obras, sin aquella.

Elisabeth Sahtouris[8], que fuese una de las primeras personas en criticar directamente a Darwin, atribuye a la generalidad de las tesis planteadas por el investigador inglés el carácter de producto de la época en que vivió. En forma especial lo hace respecto de la competencia como ley universal. Para la investigadora griega, Darwin fue hombre de su tiempo, de su época y representó los valores vigentes en ese momento. Como tal, debía y quería defender el sistema dentro del cual vivía, con todos sus valores, con todas sus creencias. Darwin era súbdito en un país que, habiendo roto los vínculos religiosos que lo unían al Vaticano, permitía al rey asumir en calidad de sumo sacerdote del anglicanismo.

El naturalista británico, sin embargo, no sólo miraba los fenómenos desde el punto de vista de la religión, sino necesitaba creer en la verticalidad de la sociedad, en su jerarquía, en la superioridad de unos y en la inferioridad de otros. Y es que nació y se desarrolló en pleno período del liberalismo, en donde la competencia, elevada al rango de ley universal tanto por David Ricardo como por Adam Smith, constituía el más excelso modo de vida para las clases dominantes. No era ni debía ser extraño que Darwin absorbiera todo ese bagaje cultural en una época de pleno triunfo del individualismo. Y, lo más terrible, en una época de pleno sometimiento de la mujer al hombre. Porque fueron los ingleses quienes inventaron el lema de ‘las tres c’ que debían identificar la labor de la mujer: ‘cook, child and church’ (‘cocina, niño e iglesia’).No debe extrañar, por ello, que Darwin considerara a los habitantes de África y América como ‘salvajes’ o seres ‘primitivos’ ni a la mujer como ser inferior.

En suma, podemos mirar a Darwin, de esta manera, como un individuo de su tiempo ―un gigante, sin lugar a dudas―, pero con toda la carga de prejuicios de su época, con todo el acervo cultural que le legaba una Inglaterra desigual, jerárquica, en vigoroso avance hacia un capitalismo a ultranza, con reyes y corte, con clases sociales y apetitos de dominio universal. Por eso, no deben sorprender algunas de sus afirmaciones como las que siguen a continuación, por ejemplo, ésta, relativa a la mujer, contenida en el capítulo 1 de su obra ‘El origen del hombre’ que aparece en www.bibliotecavirtualuniversal.com :

“El hombre difiere de la mujer por su talla, su fuerza muscular, su velocidad, etc., como también por su inteligencia, como sucede entre los dos sexos de muchos mamíferos”.

En ‘El origen del hombre’, basta solamente citar los títulos de sus primeros capítulos para constatar la dicotomía entre seres superiores e inferiores (o primitivos y civilizados) que impregna su obra:

CAPÍTULO I Pruebas de que el hombre desciende de una forma inferior.

CAPÍTULO II Facultades mentales del hombre y de los animales inferiores.

CAPÍTULO III Las facultades mentales del hombre y de los animales inferiores (continuación).

CAPÍTULO IV Modo como el hombre se ha desarrollado de alguna forma inferior.

CAPÍTULO V Desarrollo de las facultades morales e intelectuales en los tiempos primitivos y en los civilizados.

La idea que tenía Darwin de los habitantes originarios de América es lapidaria. Así, en el Capítulo 2 de su obra ya citada ‘El origen del hombre’, señala lo siguiente:

"[...] los habitantes de la Tierra del Fuego son contados entre los salvajes más inferiores; pero siempre he quedado sorprendido al ver cómo tres de ellos, a bordo del Beagle, que habían vivido algunos años en Inglaterra y hablaban algo de inglés, se parecían a nosotros por su disposición y por casi todas nuestras facultades mentales”.

"[...] cierto que muchos animales inferiores admiran con nosotros los mismos colores y los mismos sonidos. [En] los salvajes, podría afirmarse que sus facultades estéticas están menos desarrolladas en ellos que en muchos animales, [... Así,] los gustos dependen de la cultura de asociaciones de ideas muy complejas."

"[...] han existido y existen aún numerosas razas que no tienen ninguna idea de la Divinidad ni poseen palabra que la exprese en su lenguaje. [...] Si bajo la palabra religión comprendemos la creencia en agentes invisibles o espirituales, entonces todo cambia al respecto, porque este sentimiento parece ser universal entre todas las razas menos civilizadas. [...]"

"[...] Es probable, conforme demuestra M. Taylor, que la primera idea de los espíritus haya tenido su origen en el sueño, ya que los salvajes no distinguen fácilmente las impresiones subjetivas de las objetivas. [...] La tendencia que tienen los salvajes a imaginarse que los objetos o agentes naturales están animados por esencias espirituales o vivientes puede comprenderse por un hecho que he tenido ocasión de observar en un perro mío. [...]"

Las ideas políticas de Darwin se encuentran en estricta correspondencia con las ideas sociales imperantes en esa nación y algunas de ellas se encuentran contenidas en el Capítulo 5 del libro ya citado. No puede decirse de ellas que sean de avanzada. Veámoslas:

"[...] una forma cualquiera de gobierno es preferible a la anarquía. Los pueblos egoístas y levantiscos están desprovistos de esta coherencia, sin la cual nada es posible. [...]"

"[...] la acumulación moderada de la fortuna no causa ningún retardo a la marcha de la selección natural. [...]"

"[...] los hombres ricos por derecho de primogenitura pueden escoger de generación en generación por esposas las mujeres más bellas y más encantadoras, y probablemente las que estén dotadas a la par de una buena constitución física y actividad intelectual. [...]"

Insistir en el hecho que Darwin sí tuvo mucho que ver con la exacerbación de sus ideas no está demás. Tiene, por el contrario, enorme relevancia. Ideas basadas en la defensa irrestricta de la competencia como forma de vida e, incluso, en su santificación o, simplemente, en reconocerla como ley universal, conducen a desastrosas consecuencias; innumerables atrocidades encuentren, así, plena justificación. En primer término, el fenómeno de la guerra. Y es que la guerra, por definición, no es sino la más alta expresión de la competencia. Y Darwin, en forma indirecta,  la justifica, según lo vimos en un párrafo citado más arriba, cuando afirma que

“De aquí el que los habitantes de un país ―generalmente los del país menor― sucumban ante los habitantes de otro, generalmente el mayor; pues en el país mayor habrán existido más individuos y formas más diversificadas, y la competencia habrá sido más severa, y de este modo el tipo de perfección se habrá elevado”.

Pero también, en segundo lugar, el fenómeno de la superioridad racial. La idea de la raza superior estuvo presente en la Alemania nazi y en la Italia fascista; pero no sólo en ellas. El ‘paladín de la libertad’, Estados Unidos, estuvo largo tiempo aplicando la segregación entre la descendencia africana nacida en ese país y la descendencia europea; también lo hizo respecto de los habitantes originarios de la misma. En el mismo sentido Sudáfrica, Francia, Italia, España, Portugal, en fin. El desprecio que los pueblos conquistadores sienten por los pueblos conquistados, generalmente, pueblos originarios de esas regiones, no encuentra su fundamento sino, precisamente, en los conceptos de superioridad e inferioridad de los seres vivos.

Darwin tenía ideas curiosas. Podría creerse que el naturalista inglés era un libre pensador. Sin embargo, tenía fuertes creencias religiosas. Y bastante inexactas, como la que indicamos a continuación:

"[...] La forma religiosa más elevada —la idea de un Dios que aborrece el pecado y ama la justicia— era desconocida en los tiempos primitivos."

EL ‘DARWINISMO SOCIAL’. SUPERIORIDAD E INFERIORIDAD EN LA LUCHA SOCIAL

Así, pues, no debe sorprender que las ideas de Darwin se expandiesen con tanta rapidez y comenzasen a ser el arma predilecta de quienes se sentían predestinados a gobernar la tierra. Hablamos, aquí, de las clases y fracciones de clase dominantes. Por lo demás, Darwin no estaba en contra de aquellas pues era producto de las mismas. Así, entonces, nació el llamado ‘darwinismo social’. Esta corriente, basada en la premisa del mayor derecho que asiste al más fuerte y al más apto para sobrevivir, ha permitido justificar todo tipo de atropello a los derechos humanos, entre otros, el moderno colonialismo, pues sólo el más fuerte y más apto tiene derecho a sobrevivir, no el débil. Como lo acota Reichholf, las más extremas ideologías no son sino expresión de esa locura por estimar que los más fuertes y más aptos han de gozar de la plenitud de los derechos.

No parece innecesario aquí señalar lo que, para el reconocimiento de los derechos de la mujer, significó la llamada ‘selección natural’.  A diferencia de las modernas tendencias de la Biología en donde la hembra aparece eligiendo al macho con  el que se va a aparear, en las tesis de Darwin la mujer no se representa sino como una simple presa codiciada por los machos que se enfrentan entre sí para disputársela. Es esa idea la que permitió a ciertos caricaturistas mostrar a un hombre primitivo (un cromagnon, un neanderthal, en fin) conquistando a golpes a una mujer para llevarla, luego, a su cueva, arrastrándola por el pelo.

Las diferencias entre los sexos femenino y masculino no aparecen simplemente como funciones biológicas en Darwin, sino conllevan una carga ideológica de proporciones.

Como ya lo hemos afirmado, Charles Darwin no solamente fue un individuo amante de la competencia como ley de la naturaleza, sino también una personalidad fuertemente influida por las ideas de autoritarismo y verticalidad. No hay que olvidar su condición de súbdito de un país en donde los títulos y las jerarquías constituían ―y constituyen aún hoy― una forma de vida. Creía, pues, que existían especies inferiores y superiores, y que el ser humano representaba la más alta expresión de la superioridad en el mundo animal. En el libro que hemos citado anteriormente se puede leer, a propósito de lo expresado, lo siguiente:

“Vemos, pues, que no es necesario separar por parejas, como hace el hombre cuando metódicamente mejora una casta; la selección natural conservará, y de este modo separará, todos los individuos superiores, permitiéndoles cruzarse libremente, y destruirá todos los individuos inferiores[9]”

No sólo la competencia ha sido puesta en tela de juicio hoy en día, sino además los conceptos de superioridad e inferioridad animal, que son fuertemente criticados por quienes defienden la diversidad de las especies, entre otros, por quien fuese presidente de la AAAS y destacado paleontólogo Stephen Jay Gould[10]. Para las modernas teorías acerca de la diversidad, no existen, por consiguiente, en la naturaleza seres inferiores y superiores, sino individualidades que cumplen funciones dentro de una estructura mayor que se denomina Gaia. Las especies son, en suma, partes necesarias de un gran todo que es el planeta viviente.

POR QUÉ HACER UNA CRÍTICA A DARWIN

Si buscamos hoy formular una crítica no sólo a los darwinistas, sino al propio naturalista inglés, es porque los movimientos sociales contemporáneos, organizados bajo la nueva forma de acumular impuesta por el sistema capitalista mundial, a partir de la década de los 90,  han ido derrumbando mitos y creencias en la búsqueda de un paradigma que refleje con mayor propiedad los cambios de la época. Y la generalidad de esos movimientos, consciente e inconscientemente, han enarbolado como fundamento de sus reivindicaciones principios que se contraponen a las ideas darwinianas ya enunciadas. Recurrir a la santificación de Darwin, como lo hace Richard Dawkins actualmente (y otros investigadores), implica dejar abierta la puerta para que los dominadores vuelvan, con mayor ímpetu, a reivindicar el derecho que asiste al más fuerte (o más violento) para exigir privilegios y prebendas que los demás no tienen, tesis que los nuevos movimientos sociales rechazan.

En efecto, afirmar que el sistema capitalista mundial hace su ingreso a una fase de expansión implica asegurar que su acción e influencia ha de extenderse a todos aquellos lugares en donde, hasta ese momento, no funcionaba o, de hacerlo, estaba condenado a actuar dentro de un marco de referencia que impedía su pleno desarrollo. Dicho marco, formado por valores culturales inadecuados o estructuras jurídico-políticas anquilosadas y rígidas, no se corresponde ni es armónico a las exigencias de la nueva forma de acumular; debe, pues, ser derribado y reemplazado por estructuras nuevas, ágiles y más actuales. La tarea para realizar tales cambios corresponde a las clases dominantes, como es de suponer, pues son ellas las más interesadas en adecuar las estructuras de una nación a los requerimientos del sistema capitalista mundial. Pero esta circunstancia crea, a la vez, una nueva situación para los sectores dominados que, súbitamente, ven derrumbarse ciertos valores, vigentes hasta ese entonces, y transformarse, en consecuencia, la sociedad entera. Entonces, cuando deben actuar en defensa de lo suyo o intentan hacerlo, comprueban, in situ, cuán poco efectivas resultan las organizaciones y formas de lucha empleadas hasta ese momento para enfrentar las nuevas condiciones sociales. Por lo mismo, se les hace imprescindible descubrir y adoptar otros criterios de organización y de funcionamiento.

En este sentido, ha sido de enorme importancia el aporte de numerosos teóricos que vienen planteando la conveniencia de ligar el desarrollo de las luchas sociales a los avances de la ciencia. Y es que la propia ciencia ha ido realizando innovaciones vigorosas en ese sentido, especialmente en el campo de la biología. Porque, más que cualquier otra disciplina, ha sido el avance incontenible de la biología lo que ha permitido dar respuesta a muchas de las interrogantes que otras ciencias, más ‘exactas’ no han podido entregar.

Las palabras precedentemente expresadas nos permiten, incluso, suponer que un nuevo paradigma comienza a hacerse presente con innegables rasgos de carácter biológico, en donde la competencia aparece como una opción que sólo puede tener cabida donde la cooperación no es posible. Y es que ha sido la biología misma quien nos ha ido enseñando que los seres inferiores y superiores no existen, sino se trata, simplemente, de formas diversificadas de vida dentro de un entorno que es natural a todas ellas. Pero todas estas materias constituyen parte de una materia que nos gustaría abordar en un nuevo artículo referido a la cooperación. Dejamos, pues, abierta la puerta para introducirnos en otro interesante a la vez que fascinante universo de las luchas sociales.

Estocolmo, septiembre de 2011
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Notas
[1] Véase de Tomas Kuhn: “La estructura de las revoluciones científicas”. La versión más conocida en castellano es la que hizo el Fondo de Cultura Económica, de México.

[2] Algunos autores lo llaman Peter Krapotkin; nosotros preferimos referirnos a él con su nombre ruso de Piotr Kropotkin.

[3] Krapotkin, Peter: ‘Inbördes hjälp”, Tryckeri AB Federativ, Stockholm, 1978, pág. 9.

[4] Reichholf, Josef H.: “Stabila ojämvikter. Framtidens ekologi”, pág. 31.

[5] Krapotkin, Peter: Obra citada en (3), pág. 15.

[6] Darwin, Charles: “El origen de las especies”, en www.cervantesvirtual.com págs. 178 y 179.

[7] Kropotkin, Peter: Obra citada en (3), pág.16. La letra cursiva es del autor.

[8] Véase de Elena Sahtouris su libro “Gaia, la tierra viviente”.

[9] Darwin, Charles: Obra citada en (6), pág. 190.

[10] Stephen Jay Gould escribió numerosas obras, siendo la más célebre de todas ellas ‘La estructura de la teoría de la evolución’. Las siglas de AAAS corresponden a la American Association for the Advance of Science, organismo que agrupa a la casi totalidad de científicos norteamericanos.

domingo, 9 de octubre de 2011

"Caso bombas": un show mediático.

Caso bombas: Un show mediático
Arnaldo Pérez Guerra

Los jóvenes antiautoritarios, anarquistas y ex lautarinos imputados en el mal llamado "caso bombas", fueron sobreseídos de la acusación de "Asociación ilícita terrorista".

El bochorno demuestra que todo esto no fue más que un show mediático.

¿Qué querían conseguir quienes hoy gobiernan? ¿Qué consiguieron? Instalar sus montajes -policiales, jurídicos, políticos y mediáticos- contra quienes no comulgan con la sociedad que ellos defiende desde el Estado. Seguirán reprimiendo cualquier atisbo de disidencia, de organización social o de autonomía de los pueblos originarios. Seguirán instalando el Estado policial.

Hoy muchas "acusaciones" en los tribunales deben esperar un año o dos para concluir en absoluciones... Encarcelan a dirigentes mapuches, a jóvenes que se definen como anarquistas u okupas, a ex prisioneros políticos... Amenazan a estudiantes y pobladores que han radicalizado su lucha ante la inoperancia y desidia de quienes gobiernan. Se imputa a inocentes en shows mediáticos con "pruebas" absurdas. La verdad no importa, sino machacar la mentira e instalar el miedo.

En Chile no hay terroristas, salvo el terrorismo de Estado. Si es el propio gobierno el que lo dice en los foros internacionales y ante los organismos de derechos humanos, pero internamente ocupa en cuco del terrorismo para hacer y deshacer a su antojo. Para montar lo que quieren, para embrutecer aún más y gobernar con la represión del Estado policial. Sí, vivimos un Estado policial que no sólo ocupa el garrote: Mapuches, anarquistas, ex subversivos y quien luche por una sociedad distinta, serán exhibidos por el poder para decirnos que cualquiera puede ser acusado, encerrado, asesinado, que nadie dirá nada, que prácticamente nadie hará nada. Criminalizan toda protesta social, mientras cooptan a quienes siguen creyendo en los espejismos del sistema. Se machaca diariamente a la gente para que crean que la protesta social y la delincuencia son lo mismo. Así instalan el miedo: Inocentes son encarcelados, jóvenes son asesinados por la espalda, quien lucha puede perderlo todo... Peor si son mapuches, quien los asesine gozará de impunidad total... Persecución, criminalización, torturas, asesinatos, cárcel, estigmatización, montajes jurídico-políticos; aplican la Ley Antiterrorista contra quien sea.

"Simplemente se hizo justicia... Desde el día que fuimos detenidos, señalé claramente: quien nada hace nada teme. Aquí simplemente se ha dado la lógica que tenía que suceder", dice el ex lautarino Pablo Morales Fuhrimann, quien fue sindicato como líder de una organización terrorista que sólo estaba en la mente del ex fiscal Peña y sus secuaces. Y hoy el ex fiscal Xavier Armendáriz -que fue sacado de la investigación por presiones del gobierno-, asegura que “se podrían haber hecho mejor las cosas”. ¿Mejor? Mucho mejor habría sido no encarcelar a inocentes, pero ¿era eso lo que querían o en realidad todo esto no era más que un show mediático para instalar lo que realmente les interesa?

El sobreseimiento fue resuelto por el Octavo Juzgado de Garantía. Se condenó al Ministerio Público a pagar las costas del "proceso" judicial, para no decir del montaje y show mediático, que ha hecho gastar millones y millones de pesos al Fisco y a las familias de los acusados, y que ha significado prisión y criminalización de personas completamente inocentes ¿Dónde está la organización terrorista que colocaba bombas? ¿Donde están los terroristas?

Los verdaderos terroristas están tras los escritorios de las reparticiones gubernamentales que montaron todo este show del que hoy no son capaces de hacerse cargo... Más del 80 por ciento de las supuestas "pruebas" eran solo basura, muchas de ellas, además, obtenidas de forma ilegal...

¿Quién responderá por este montaje orquestado por la Fiscalía Sur, el Ministerio de Interior y el Ministerio Público? ¿Y los medios que sirvieron de lacayos para acusar a inocentes, seguirán elucubrando teorías que parecían venir de las afiebradas mentes de las oficinas de inteligencia de las policías? Detrás de todo estuvo y está el ex fiscal Peña -hoy flamante funcionario del ministerio de Interior-, pero tras él está el propio gobierno y sus perros falderos.

Pablo Morales Fuhrimann señaló que el sobreseimiento “reafirma lo que siempre dijimos, que somos completamente inocentes de todos los cargos por los que nos acusaron... ¿Quién me devuelve a mí los ocho meses que permanecí en un régimen de alta seguridad?... Me gustaría que estuviese acá el actual funcionario Peña dando la cara por este ridículo y vergonzoso montaje, donde incluso el presidente de la Asociación Nacional de Magistrados, señor Llanos, señaló que es improcedente que un poder del Estado trate de influir en otro”. Agregó, además, algo que ya se olvidó: Él corrió el riesgo de pasar toda su vida encarcelado. En su show la afiebrada y estúpida Fiscalía pedía nada menos que "cadena perpetua" en su contra y en contra de otro ex lautarino, Rodolfo Retamales Leiva, absurdamente sindicado como segundo "líder".

Seis imputados continuarán acusados en el mal llamado "caso bombas", por "colocación de artefactos explosivos". Se trata de Felipe Guerra, Mónica Caballero, Francisco Solar Domínguez y el delincuente y "colaborador" de la Fiscalía, Gustavo Fuentes Aliaga -alias "el grillo"-. Por el supuesto delito de "financiamiento de actividades terroristas" continuarán acusados Carlos Riveros y el ex lautarino Omar Hermosilla. Cristián Cancino enfrentará las acusaciones en su contra en otro juicio oral, por decisión de la Corte de Apelaciones de Santiago.

El juicio se debiera iniciar este 28 de noviembre. ¿Condenará la Fiscalía a alguien para que el bochorno no sea total? Con las "pruebas" que tienen no pueden condenar a nadie, dicen los abogados defensores. ¿Qué están esperando entonces? El gobierno se la va a jugar por condenar a quien sea... Ojala nadie pise el palito que la Fiscalía quiere que pisen.

El Octavo Juzgado de Garantía dictó el sobreseimiento definitivo, es decir los acusados eran completamente inocentes y nunca debieron ser imputados por "asociación ilícita terrorista". También se anunció que el Ministerio Público deberá entregar un informe por los "errores" cometidos. El tribunal debió resolver la absolución luego que la Fiscalía Metropolitana Sur levantó los cargos al no tener pruebas para inculpar a quienes fueron presentados por el ex fiscal Alejandro Peña y todos los medios de comunicación como "terroristas miembros de una asociación ilícita que colocaba bombas" en nuestro país. Tras el bochorno, debieran renunciar los jefes de las policías, del Ministerio de Interior, del Ministerio Público y de las Fiscalías involucradas. Si alguien debiera ir preso o pagar por sus actos son precisamente quienes jugaron con la tranquilidad y los derechos de personas inocentes.

El juez Fernando Valderrama ordenó que el Ministerio Público pague las costas. Los ex imputados anunciaron acciones legales en contra del Estado y de los responsables de este montaje. Pero el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, señaló que lo sucedido "no es un fracaso para la Fiscalía, ni para el gobierno", e indicó que “no nos vamos a inhibir a cumplir nuestro rol. Estaban los antecedentes, los pusimos a disposición de la justicia. Si ellos estimaron que no hay delito, es una decisión que nosotros no comentamos”. ¿Cuáles eran los antecedentes, cuáles eran las pruebas? ¿Botellitas vacías, triviales llamados telefónicos, póster de cantantes, libros "subversivos", bolsas con pasas? ¿Dónde está la organización terrorista de la que se habló profusamente en los medios de comunicación? ¿Cuál es entonces el "éxito" para el subsecretario de Interior?: ¿Mantener en prisión a personas inocentes y dar un mensaje a quienes realmente colocan bombas desde hace varios años?

En su momento, el ministro Hinzpeter señaló a la prensa: “Como ministro del Interior, soy parte querellante, no soy un tercer observador imparcial. Soy parte y me interesa que esto llegue al resultado que creo debiera llegar. He participado la investigación y conozco la investigación. A juicio mío y a juicio de la Fiscalía, se ha acreditado técnicamente que estas personas participaron en al menos 25 atentados explosivos”. ¿Pedirá disculpas Hinzpeter a quienes fueron falsamente acusados, encarcelados y, además, exhibidos por los medios al servicio de sus elucubraciones?

Según los abogados defensores no hay antecedentes que inculpen a quienes aún permanecerán encausados. Sectores políticos han solicitado al fiscal de la zona sur, Raúl Guzmán, un sumario administrativo contra el ex fiscal Alejandro Peña, y también contra los fiscales Víctor Núñez, Francisco Rojas, Pablo Sabaj y Marcos Emilfork. Pero el gobierno debiera pedirle la renuncia al ex fiscal Peña -actual jefe de la División de Estudios del Ministerio del Interior-, como principal responsable de este bochornoso montaje mediático, y también debiese renunciar el ministro de Interior, pues con su presión y "diligencia" se montó esta "Operación Salamandra".

Mauricio Daza, abogado defensor de Pablo Morales Fuhrimann, en relación al informe que el Fiscal Nacional pedirá al Ministerio Público, señaló: “Hubiera sido mucho más saludable que hiciera la investigación cuando el señor Hinzpeter le pidió hace un año que cambiara al fiscal Armendáriz y pusiera a dedo al fiscal Peña... La verdad es que acá hay una responsabilidad del Fiscal Nacional que cede a las presiones del poder político de turno, cosa que no corresponde en un Estado de derecho, toda vez que el poder político debe estar ajeno al actuar de una entidad independiente y objetiva, como lo son la Fiscalía y el Ministerio Público”.

Daza y su equipo jurídico anunciaron que preparan una querella, no contra el Estado, sino contra quienes son responsables de este show mediático.

Tomado de hommodolars.org
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