lunes, 29 de diciembre de 2008

Comunicado de Proletarixs desde Grecia


Comunicado de proletarios de la facultad ocupada ASOEE (Universidad de Economía de Atenas)


La primera luz del alba viene tras la oscuridad más profunda.
Hasta el sábado 6 de diciembre de 2008 por la noche podríamos decir que jusqu’ ici tout va bien, observando la caída individual de cada uno de nosotros en el desierto del sistema capitalista. En ese momento llegó la grieta, y la locura destructora de buena parte de la juventud del país. En un primer momento, como tantas veces en la historia, fueron los hechos los que tomaron la palabra.
Primero, el arma del policía, reivindicando como suya la repulsa del fenómeno de la vida por parte de cualquier tipo de Autoridad. Se derramó la sangre de un adolescente, e inmediatamente el llanto se transmitió de forma instantánea desde Exarhia hasta el centro económico de la metrópolis y otras grandes ciudades, un llanto de llamas y cristales rotos, que transformaba bancos y centros comerciales en una nube de rabia con la inscripción: VENGANZA.
Dos días más tarde los centros navideños de las ciudades parecían haber sido objetivos de bombardeos de guerra, mientras que la economía de crisis recibía otro soplo de muerte en su corazón por hordas de “hooligans” destrozando mercancías. “El Tratado de Varkiza se ha roto, estamos en guerra de nuevo”. Hablamos del regreso de la lucha de clases al primer plano, hablamos de la solución a la crisis: Para nosotros. Y tan sólo estamos empezando. Vamos hacia delante…
Somos parte de la revuelta de la vida contra la muerte cotidiana que nos imponen las relaciones sociales existentes. Con la fuerza destructora que latía dentro de nosotros, llevamos a cabo un salvaje (aunque contradictorio) ataque a la institución de la propiedad privada. Ocupamos las calles, respiramos libres a pesar del gas lacrimógeno, atacando la peor parte de nosotros mismos: nuestra imagen como esclavos de nuestros jefes, cuya forma más extrema y repugnante es el policía.
Erigimos una barricada inquebrantable contra la repugnante normalidad del ciclo de producción y distribución. En la situación actual, nada es más importante que consolidar esta barricada frente al enemigo de clase. Incluso aunque nos repleguemos ante la presión de la escoria (para-) estatal y la insuficiencia de la barricada, sabemos que ya nada volverá a ser igual en nuestras vidas.
Vivimos además una situación histórica en la que se recompone un nuevo sujeto de clase, que porta desde hace mucho la responsabilidad de asumir el rol de enterrador del sistema capitalista. Creemos que el proletariado nunca ha sido una clase por su posición, sino que más bien al contrario, se constituye como clase para sí misma en el enfrentamiento contra el capital, primero en la práctica para tan sólo después adquirir conciencia de sus propios actos. La recomposición está teniendo lugar por parte de grupos de sujetos que se dan cuenta de que no tienen ningún control sobre sus propias vidas, provenientes de estratos sociales que han sido -o están siendo- exprimidos en el fondo del barril, y que se están adentrando en una contradictoria trayectoria hacia la unificación.
El trabajo asalariado siempre ha sido un chantaje. Actualmente lo es con más intensidad, en tanto que aumenta el número de trabajadores empleados tan sólo circunstancialmente y con contratos precarios en sectores que, mientras que son necesarios para la reproducción de la dominación capitalista, no tienen utilidad social en absoluto. En estos sectores, las luchas de clase, desterradas del campo de la autogestión de la producción, se mueven en el del bloqueo y el sabotaje generalizados.
De manera simultánea, la automatización de la producción y el abandono de las políticas de pleno empleo crean grandes reservas de proletarios en paro empujados al margen de la sociedad, que recurren a trabajos inseguros o a la economía sumergida e ilegal para sobrevivir. Parados, trabajadores precarios, estudiantes de instituto y universidad destinados a ser futuros esclavos asalariados, trabajadores inmigrantes de la primera o de la segunda generación que diariamente viven la marginalización y la represión constituyen, junto con las minorías de trabajadores radicales, la comunidad de insurrectos de diciembre, una comunidad basada en la común condición de la alienación y la explotación que define a una sociedad basada en el trabajo-mercancía.
Recordemos que la víspera de estos días festivos la celebraron aquellos que están en un escalón aún inferior, los que han perdido todo disfrute en el martirio de la democracia, los presos de las cárceles griegas.
Los propietarios de la mercancía llamada fuerza de trabajo, que la han invertido en el mercado a cambio de seguridad social y con la esperanza de ver a su prole escapar de su condición mediante el ascenso en la escala social, continúan observando a los insurrectos sin tomar parte, pero también sin llamar a la policía para disolverlo. Junto con la sustitución de la seguridad social por la seguridad policial y el colapso del mercado de la movilidad social, muchos trabajadores, bajo la carga del fracasado universo de la ideología pequeño burguesa y la economía mixta, se mueven hacia una (socialmente importante) justificación moral del levantamiento juvenil, pero sin unirse aún a su ataque contra este mundo asesino.
Siguen arrastrando sus cadáveres en las letanías de tres meses de los sindicalistas profesionales, y defendiendo un triste derrotismo sectorial contra la rabiosa agresividad de clase que rápidamente pasa a primer plano. Estos dos mundos se encontraron el lunes, 8 de diciembre, en las calles, y el país al completo prendió. El mundo del derrotismo sectorial tomó las calles para defender el derecho democrático de los roles separados del ciudadano, el trabajador, el consumidor, a participar en manifestaciones sin que los disparasen.
Muy cerca de allí, el mundo de la agresividad de clase tomó las calles en forma de pequeñas “bandas” organizadas que rompen, queman, saquean y rompen las aceras para lanzar adoquines a los asesinos. El primer mundo (al menos tal y como lo expresa el discurso de los sindicalistas profesionales) temía tanto la presencia del segundo, que el miércoles 10 de diciembre, trató de manifestarse sin la molesta presencia de los “riff-raff”.
Ya estaba sobre la mesa el dilema acerca de cómo estar en la calle: bien con la seguridad democrática de los ciudadanos, o bien con el enfrentamiento solidario del grupo, el bloque agresivo, la marcha que defiende la existencia de cada uno mediante barricadas y rotundos ataques.
Los acontecimientos de diciembre de 2008 (”Dekemvriana”) son el último capítulo de una serie de insurrecciones que recorren todo el mundo capitalista. En su fase decadente, la sociedad capitalista ni puede, ni tiene como objetivo lograr el consentimiento de los explotados mediante la aceptación de demandas parciales.
Tan sólo queda su represión. Con la restructuración comenzada a mediados de los setenta (para repeler el motín proletario llamado “movimiento del 68″), el capital se encontró con la siguiente contradicción: mientras que por un lado poseía la habilidad de crear una masa humana de pasivos telespectadores y consumidores de mercancías, de manera simultánea debía negarles (mediante la reducción de salarios) la posibilidad de adquirir estas mercancías.
Desde este punto de vista, no debería sorprender el saqueo de un centro comercial en la calle Stadiou por parte de gente que diariamente comparte las promesas de una falsa felicidad de consumo mientras ve cómo se le niegan los medios para cumplir estas promesas.
La insurrección de diciembre no lleva consigo ninguna demanda concreta, precisamente porque los sujetos que en ella participan sufren día a día la negativa de la clase dominante a aceptar cualquier demanda, y por lo tanto la conocen a la perfección. Los susurros de la izquierda, que en un comienzo pedía la retirada del gobierno, se transformaron en un terror mudo y un intento desesperado por calmar la incontrolable ola insurreccional. La ausencia de demandas reformistas refleja una subyacente (aunque aún inconsciente) disposición a la subversión radical y a la superación de las relaciones mercantiles existentes, y la creación de unas relaciones cualitativamente nuevas.
Todo comienza y madura en la violencia -pero nada se queda ahí. La violencia destructora que se desató en los acontecimientos de diciembre ha causado el parón de la normalidad capitalista en el centro de la metrópolis, una condición necesaria pero insuficiente para la transformación de la insurrección en un intento de liberación social.
La desestabilización de la sociedad capitalista es imposible sin paralizar su economía -esto es, sin interrumpir la función de los centros de producción y distribución, mediante el sabotaje, las ocupaciones y las huelgas. La ausencia de una propuesta positiva y creadora de una nueva manera de organizar las relaciones sociales era -hasta ahora- algo más que evidente. No obstante, la insurrección de diciembre debe entenderse en el contexto histórico del endurecimiento de la lucha de clases que se está dando a nivel internacional.
Una serie de prácticas de lucha -algunas de la cuales han salido a la superficie de forma elemental en muchos países donde han tenido lugar importantes conflictos de clase- proponen y desarrollan a un nivel embrionario la comunidad humana que va a abolir y trascender de manera creativa las relaciones mercantiles alienadas: las escuelas ocupadas pueden emplearse como centros donde organizarse para tomar las calles y el espacio público en general; las anti-lecciones organizadas en el contexto del reciente movimiento de estudiantes/trabajadores precarios en Italia, poniendo el conocimiento al servicio de la comunidad que se está formando; expropiaciones colectivas en supermercados y librerías, y la vida colectiva en las ocupaciones como modo de auto-cumplimiento de las promesas de alimentación, vivienda y libros gratis; una contestación radical a las relaciones de propiedad, la cooperación en vez de la apropiación personal (y a veces la reventa) de las mercancías expropiadas, la conexión de asambleas de barrio, comenzando por los asuntos locales, prefigura pues una sociedad donde las decisiones son tomadas y ejecutadas sin la mediación de ningún poder separado (sf. Oaxaca); transporte gratuito con los medios de transporte públicos, las déménages (invadir las agencias de empleo y tirar todo su material a la calle) como se hicieron en el movimiento anti-CPE en Francia.
Estas (y muchas otras, que resultan de la inteligencia personal y colectiva), son las prácticas que pueden enriquecer y fertilizar las fuerzas de la negación, para que en medio de la confusión de la insurrección, comience a tomar forma la sociedad libre y comunista.
Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para no abandonar las ocupaciones y las calles, porque no queremos irnos a casa. Nos entristece la idea “realista” de que tarde o temprano tendremos que volver a la normalidad. Nos llenamos de alegría con la idea de que estamos en el comienzo de un proceso histórico de auge de la lucha de clases, y de que si queremos, si luchamos por ello, si creemos en ello, nos puede sacar de la crisis, a la salida revolucionaria del sistema.


Diciembre 24, 2008


Proletarios de la ocupada ASOEE (Universidad de Economía de Atenas)

martes, 9 de diciembre de 2008

"Su Ecología y la Nuestra" (André Gorz)

Como contribución al debate sobre las luchas anticapitalistas y la relación de la humanidad con el mundo natural, presentamos el siguiente texto del francés André Gorz, escrito en 1974. A pesar de los años transcurridos el texto mantiene su vigencia.
(Extraído desde www.geocities.com/cica_web)



Su ecología y la nuestra

La ecología, es cómo el sufragio universal y el descanso dominical: en un primer momento, todos los burgueses y todos los partidarios del orden os dicen que que¬réis su ruina, y el triunfo de la anarquía y el oscurantismo. Después, cuando las circunstancias y la presión popular se hacen irresistibles, os conceden lo que ayer os negaban y, fundamentalmente no cambia nada. La consideración de las exigencias ecológicas cuenta con muchos adversarios entre la patronal. Pero tiene ya bastantes partidarios entre empresarios y capitalistas, como para que su aceptación por parte de las potencias del dinero, se convierta en una seria probabilidad.

Entonces más vale, desde este momento, no jugar al escondite: la lucha ecológica no es un fin en sí, es una etapa. Puede crear dificultades al capitalismo y obligarle a cambiar; pero cuando, después de haber resistido durante mucho tiempo por las buenas y por las malas, finalmente ceda porque el impasse ecológico se haya con¬vertido en ineluctable, integrará este inconveniente como ha integrado todos los demás.

Por eso es necesario de entrada plantear la cuestión francamente: ¿qué queremos? ¿Un capitalismo que se acomode a los inconvenientes ecológicos, o una revolución económica, social y cultural que suprima los inconvenientes del capitalismo y, por ello, instaure una nueva relación de los hombres con la colectividad, con su medio ambiente y con la naturaleza? ¿Reforma o revolución?

Ante todo no respondáis que esta cuestión es secundaria y que lo importante es no ensuciar el planeta hasta el extremo de hacerle inhabitable. Por tanto la superviven¬cia tampoco es un fin en sí: ¿vale la pena sobrevivir en “un mundo transformado en hospital planetario, en escuela planetaria, en prisión planetaria y en el que la tarea principal de los ingenieros del espíritu será fabricar hombres adaptados a esta condición”? (Illich).

Si dudáis de la bondad del mundo que los tecnócratas del orden establecido nos preparan, leed el dossier sobre las nuevas técnicas de “lavado de cerebro” en Ale¬mania y Estados Unidos: después de los psiquiatras y los psicocirujanos ameri¬canos, investigadores agregados a la clínica psiquiátrica de la universidad de Ham¬burgo exploran, bajo la dirección de los profesores Gross y Svah, métodos limpios para amputar a los individuos la agresividad que les impide soportar tranquila¬mente las mayores frustraciones: las que les impone el régimen penitenciario, así como el trabajo en cadena, el asentamiento en ciudades superpobladas, la escuela, la oficina y el ejército.

Es mejor intentar definir desde un principio, por qué se lucha y no solamente contra qué. Es mejor intentar prever como afectarán y cambiarán al capitalismo las exigencias ecológicas, que creer que éstas provocarán su desaparición sin más. Pero ante todo, ¿qué es en términos económicos, una exigencia ecológica? Tomad por ejemplo los gigantescos complejos químicos del valle del Rhin, en Ludwigsha¬fen (Basf), en Leverkusen (Bayer) o en Rotterdam (Akzo). Cada complejo combina los siguientes factores:

-recursos naturales (aire, agua y minerales) considerados hasta ahora como gra¬tuitos porque no necesitaban ser reproducidos (sustituidos) -medios de producción (máquinas y edificios) que son capital inmovilizado, que utilizan y que por tanto es necesario asegurar su sustitución (la reproducción), preferentemente por medios más potentes y más eficaces, que den a la empresa una ventaja sobre sus competidores.

-fuerza de trabajo humana que también exige ser reproducida (hay que alimentar, cuidar, alojar y educar a los trabajadores).

En la economía capitalista, la combinación de estos factores en el seno de los procesos de producción, tiene como objetivo dominante el máximo de beneficio posible (lo que para una empresa preocupada de su futuro significa también: el máximo de potencia, y por tanto de inversiones y de presencias en el mercado mundial. La búsqueda de este objetivo repercute profundamente sobre la forma en que los diferentes factores son combinados y sobre la importancia relativa concedida a cada uno de ellos.

La empresa, por ejemplo no se pregunta nunca como hacer que el trabajo sea más agradable, para que la fábrica respete mejor los equilibrios naturales y el espacio de vida de la gente, para que sus productos sirvan a los fines que se lijan las comuni¬dades humanas. La empresa se pregunta solamente cómo hacer para producir el máximo de valores mercantiles con el menor costo monetario. Y a esta última pregunta responde: “Tengo que privilegiar el perfecto funcionamiento de las má¬quinas, que son escasas y caras, antes que la salud física y psíquica de los trabaja¬dores que son rápidamente sustituibles a bajo precio. Tengo que privilegiar los bajos costos antes que los equilibrios ecológicos cuya destrucción no correrá a mi cargo. Tengo que producir lo que puede venderse caro, aunque cosas menos costo¬sas pudiesen ser más útiles”. Todo lleva el sello de estas exigencias capitalistas: la naturaleza de los productos, la tecnología de producción, las condiciones de trabajo, la estructura y la dimensión de las empresas...

Pero sucede que, especialmente en el valle del Rhin, el asentamiento humano, la contaminación del aire y del agua han alcanzado un grado tal que la industria química, para continuar creciendo o incluso solamente funcionando, se ve obligada a filtrar sus humos y sus afluentes, es decir a reproducir condiciones y recursos que, hasta ahora eran considerados como “naturales” y gratuitos. Esta necesidad de reproducir el medio ambiente va a tener repercusiones evidentes: hay que inver¬tir en la descontaminación, y por tanto aumentar la masa de capitales inmoviliza¬dos; a continuación es necesario asegurar la amortización (la reproducción) de las instalaciones de depuración; y el producto de estas (la limpieza relativa del aire y del agua) no puede ser vendido con beneficio.

En suma, hay un aumento simultáneo del peso del capital invertido (de la “compo¬sición orgánica”), del coste de reproducción de éste y de los costos de producción, sin un aumento correspondiente de las ventas. En consecuencia, una de dos: o bien baja la tasa de ganancia, o bien aumenta el precio de los productos. La empresa evidentemente intentará elevar sus precios de venta. Pero no lo conse¬guirá fácilmente: las otras empresas contaminantes (cementeras, metalurgia, side¬rurgia, etc.) intentarán también hacer pagar más caros sus productos al consumi¬dor final. La consideración de las exigencias ecológicas tendrá finalmente esta con¬secuencia: los precios tenderán a aumentar más rápidamente que los salarios rea¬les, el poder adquisitivo popular será por tanto comprimido y todo sucederá como si el coste de la descontaminación fuese descontado de los recursos de que dispone la gente para comprar mercancías. La producción de estas tenderá a estancarse o a bajar; las tendencias a la recesión o a la crisis se verán agravadas. Y este retroceso del crecimiento y de la producción que, en otro sistema, habría podido ser un bien (menos coches, menos ruido, más aire, jornadas laborales más cortas, etc.), tendrá efectos enteramente negativos: las producciones contaminantes se convertirán en bienes de lujo, inaccesibles para la mayoría, sin dejar de estar al alcance de los privilegiados; se ahondarán las desigualdades; los pobres serán relativamente más pobres, y los ricos más ricos.

La consideración de los costos ecológicos tendrá, en suma, los mismos efectos sociales y económicos que la crisis del petróleo. Y el capitalismo, lejos de sucumbir en la crisis, la administrará como ha hecho siempre: grupos financieros bien situa¬dos aprovecharán las dificultades de los grupos rivales para absorberlos a bajo precio y extender su influencia económica. El poder central reforzará su control sobre la sociedad: los tecnócratas calcularán las normas “óptimas” de descontami¬nación y de producción, dictarán reglamentaciones, extenderán los dominios de “vida programada” y el campo de actividad de los aparatos represivos. Se desviará la cólera popular, a través de mitos compensatorios, contra cómodas víctimas pro¬piciatorias (las minorías étnicas o raciales, por ejemplo, los “melenudos”, los jóvenes...) y el Estado asentará su poder en la potencia de sus aparatos: burocracia, policía, ejército y milicias llenarán el vacío dejado por el descrédito de la política de partido y la desaparición de los partidos políticos. Basta con mirar alrededor, para percibir por todas partes los signos de semejante degeneración.

Os preguntaréis si esto puede evitarse. Sin duda. Pero es así exactamente como pueden ocurrir las cosas si el capitalismo es obligado a tomar en consideración los costos ecológicos sin que un ataque político, lanzado a todos los niveles, le arran¬que el dominio de las operaciones y le imponga un proyecto de sociedad y de civiliza¬ción completamente diferente. Porque los partidarios del crecimiento tienen razón en una cosa al menos: en el marco de la actual sociedad y del actual modelo de consumo, basados en la desigualdad, el privilegio y la búsqueda del beneficio, el no-crecimiento o el crecimiento negativo pueden significar solamente estancamien¬to, paro, y aumento de la distancia que separa a ricos y pobres. En el marco del actual modo de producción, no es posible limitar o bloquear el crecimiento repartiendo más equitativamente los bienes disponibles.

En efecto, es la misma naturaleza de estos bienes la que con más frecuencia prohíbe su equitativa distribución: ¿cómo repartir “equitativamente”' los viajes en Concorde, los Citroen DS o SM, los apartamentos en el ático de rascacielos con piscina, los mil productos nuevos, escasos por definición, que la industria lanza cada año para desvalorizar los modelos antiguos y reproducir la desigualdad y la jerarquía social? ¿Cómo repartir “equitativamente”, los títulos universitarios, los puestos de encargado, de ingeniero jefe o de catedrático?

¿Cómo no ver que el resorte principal del crecimiento reside en este puso adelante generalizado que estimula una desigualdad mantenida deliberadamente: en eso que Ivan Illich llama “la modernización de la pobreza”? Desde que la mayoría puede acceder a lo que hasta entonces era el privilegio de una minoría, ese privilegio (el bachillerato, el coche, el televisor) se desvaloriza, el umbral de la pobreza se eleva un punto, son creados nuevos privilegios de los que la mayoría esta excluida. Re¬creando sin cesar la escasez, para recrear la desigualdad y la jerarquía, la sociedad engendra más necesidades insatisfechas de las que colma “la tasa de crecimiento de la frustración excede ampliamente a la de producción” (Illich). Mientras se discuta en los límites de esta civilización de la desigualdad, el creci¬miento aparecerá ante la mayoría de la gente como la promesa -sin embargo enteramente ilusoria- de que un día dejarán de ser “subprivilegiados”, y el no-¬crecimiento como su condena a la mediocridad sin esperanza. Así, no es tanto al crecimiento a lo que hay que atacar, sino a la mistificación que mantiene, a la dinámica de necesidades crecientes y siempre frustradas sobre la que reposa, a la competitividad que organiza, incitando a alzarse a cada individuo “por encima” de los demás. La divisa de esta sociedad podría ser: Lo que es bueno para todos no vale nada. Sólo serás respetable si eres “mejor” que los demás.

Comencemos por el primer punto. En 1962, el 10% más rico de la población francesa tenía una renta setenta y seis veces (¡76 veces!) más elevada que el 10% más pobre. A título de comparación, este coeficiente de desigualdad era de 10 para Checoslovaquia, de 15 para Gran Bretaña, de 20,5 para Alemania y de 29 para los Estados Unidos. Diez años más tarde la producción industrial francesa se había duplicado; sin embargo el coeficiente de desigualdad se había mantenido práctica¬mente constante en Francia, y seguía siendo 29 en los Estados Unidos. Aún más: en Francia como en los Estados Unidos, la mayor parte (más de la mitad) de los bienes y servicios era y es producido para el 20% más acomodado de la población. Dicho de otra manera, el privilegio de los ricos y la pobreza de los pobres han permanecido inalterables.

Ya sé que surgirán las objeciones de que: “los pobres viven mejor que hace diez años” “Consumen más, luego son menos pobres”. Error, doble error. Pues:

1. Si bien es cierto que los pobres consumen más bienes y servicios, esto no signi¬fica que vivan mejor.

2. Suponiendo incluso que viven mejor, esto no significa que sean menos pobres. Veamos más de cerca estos dos puntos:

1. Consumir más, es decir, disponer de una mayor cantidad de bienes, no significa necesariamente una mejora. Esto puede significar simplemente, que desde ahora haya que pagar lo que antes era gratuito, o que haya que gastar mucho más (en moneda constante) para compensar la degradación general del medio de vida. ¿Los ciudadanos viven mejor porque consumen una cantidad creciente de transportes, individuales y colectivos, para ir y venir entre su lugar de trabajo y su ciudad-dormitorio cada vez más lejana? ¿Viven mejor porque cada cinco o seis años reem¬placen las sábanas que antiguamente duraban más de una generación? ¿O porque en lugar de beber un agua del grifo repugnante, compren cada vez más un agua llamada mineral? ¿Viven mejor porque consumen más combustible para calentar viviendas cada vez peor aisladas? ¿Son menos pobres porque han reemplazado la asistencia al café de la esquina y al cine del barrio -los dos en vías de desaparición- ¬por la compra de un televisor y de un coche que les ofrecen evasiones imaginarias y solitarias fuera de su desierto de hormigón?

Hace mucho tiempo que economistas como Ezra Mishan (desconocido en Francia) han establecido que, hay que tener en cuenta las destrucciones que entraña el creci¬miento (perjuicios, poluciones, descomposición de las relaciones interhumanas), “el crecimiento significa cada vez más una degradación y no una mejora”; “su costo es superior a las ventajas que de él se obtienen” (Attali y Guillaume). O como escribe Illich, “los drogadictos del crecimiento están dispuestos a pagar más caro por disfrutar menos”. La difusión masiva de vehículos rápidos ha tenido por efecto el acrecentar las distancias más rápidamente aún que la velocidad vehi¬cular, de obligar a todo el mundo a consagrar más tiempo, dinero, espacio y energía a la circulación. “Es la gran batalla entre la industria de la velocidad y las otras para saber quién va a despojar al hombre de la parte de humanidad que le queda”. “No se puede atribuir al crecimiento del consumo la finalidad de incrementar el bienestar de la colectividad. Los alegatos en favor de un crecimiento reorientado no son admisibles a menos que se trate de una reorientación radical” (Attali y Gui¬llaume).

2. Ya sé: los electrodomésticos se han “democratizado”, ya no son como hace cua¬renta años, el privilegio de una élite. Y lo mismo se puede decir del consumo de carne, conservas, coches, vacaciones.... ¿Significa esto que los obreros, por ejem¬plo, sean menos pobres? Plantead la pregunta a obreros viejos. Os dirán que en 1936, con una quincena de salario, marido y mujer podían ir de vacaciones en bicicleta, comer y dormir en un hotel durante dos semanas y que aún les quedase dinero a la vuelta. Hoy para ganarse unas vacaciones en hotel y en coche, el hom¬bre y la mujer deben trabajar y ahorrar, no hay tiempo para cocinar y comprar, son necesarios el frigorífico, las conservas, y horas suplementarias para pagar todo eso. ¿Es eso vivir mejor? ¿Es eso la “calidad de vida” aportada por los electrodo¬mésticos?

Respuesta de una lectora de France Nouvelle: “En primer lugar, todo es una cues¬tión de ocio, de tiempo de vivir... Luchemos por la jornada laboral de cinco o seis horas y los electrodomésticos podrán ser llevados al museo. ¿Qué es una colada de cuatro personas cuando se regresa a casa a las cuatro de la tarde? ¿Qué son ocho platos y ocho cubiertos, cuando en una familia cada uno se friega lo suyo?”.

Sin embargo, se dirá, el hecho de que hoy los obreros posean “bienes de confort”, reservados antiguamente a los burgueses, les hace menos pobres, Pero cuidado: ¿menos pobres que quién? ¿Que los indios o los argelinos pobres? ¿Que los obre¬ros de hace cincuenta años? La comparación es completamente abstracta, Pues la pobreza no es un dato objetivo y mesurable (a diferencia de la miseria y la subali¬mentación): es una diferencia, una desigualdad, una imposibilidad de acceder a lo que la sociedad define como “bien” y “bueno”, una exclusión del modo de vida dominante; y este modo de vida dominante nunca es el de la mayoría, sino el del 20% más acomodado de la población, que se caracteriza por sus consumos privi¬legiados y ostentosos. En una sociedad en donde todo el mundo fuese pobre, nadie lo sería. Lo que define a los pobres, es un ser-menos con relación a una norma sociocultural que orienta y estimula los deseos.

En Perú es pobre el que no tiene zapatos, en China el que no tiene una bicicleta, en Francia el que no puede comprar un coche. En los años treinta se era pobre cuando no se podía comprar una radio; en los años sesenta se era pobre cuando uno debía privarse del televisor; en los años setenta se es pobre cuando no se tiene televisor en color, etc. Como dice Illich, “la pobreza se moderniza: su umbral monetario se eleva porque nuevos productos industriales son presentados como bienes de pri¬mera necesidad, permaneciendo fuera del alcance de la mayoría”. La masa “paga más caro un ser-menos creciente”.

Ahora bien, es precisamente lo contrario lo que hay que afirmar para romper con la ideología del crecimiento: Sólo es digno de ti lo que es bueno para todos. Sólo merece ser producido lo que ni privilegia ni rebaja a nadie. Podemos ser más felices con menos opulencia, porque en una sociedad sin privilegios no hay pobres.

Tratar de imaginaros una sociedad basada en estos criterios. La producción de tejidos prácticamente indesgastables, de zapatos que duran años, de máquinas fáci¬les de reparar y capaces de funcionar durante un siglo, todo eso está, en este mo¬mento, al alcance de la técnica y de la ciencia -así como la multiplicación de instalaciones y de servicios colectivos (de transporte, de lavandería, etc.) ahorrando la adquisición de máquinas costosas, frágiles y devoradoras de energía. Suponed en cada edificio colectivo dos o tres salas de televisión (una por cadena); una sala de juegos para niños; un taller de reparaciones bien equipado; una lavan¬dería con secciones de secado y plancha: ¿todavía tendríais necesidad de todos vuestros equipamientos individuales, iríais a los embotellamientos de carretera si hay transportes colectivos cómodos hacia los lugares de descanso, aparcamientos de bicicletas y ciclomotores abundantes, y una densa red de transportes colectivos para los barrios periféricos y las otras ciudades? Imaginad que la gran industria, centralmente planificada, se limita a producir lo necesario: cuatro o cinco modelos de zapatos y trajes duraderos, tres modelos de coches fuertes y transformables, además de todo lo necesario para los equipamien¬tos y servicios colectivos. ¿Es imposible en una economía de mercado? Sí. ¿Supon¬dría el paro masivo? No: la semana de veinte horas, a condición de cambiar el sistema. ¿Supondría la uniformidad y la mediocridad? No, porque imaginad esto: Cada barrio, cada municipio dispone de talleres abiertos día y noche, equipados con gamas tan completas como sea posible de herramientas y de máquinas, en los que los habitantes, individualmente, colectivamente o en grupos, producirán por sí mismos, al margen del mercado, lo superfluo, según sus gustos y deseos. Como sólo trabajarán veinte horas a la semana (y puede que menos) para producir lo necesario, los adultos tendrán todo el tiempo de aprender lo que los niños aprende¬rán por su parte en la escuela primaria: trabajo del tejido, del cuero, de la madera, de la piedra, del metal; electricidad, mecánica, cerámica, agricultura...

¿Es una utopía? Puede ser un programa. Porque esta “utopía” corresponde a la forma más avanzada y no a la más frustrada, de socialismo: a una sociedad sin burocracia, en la que se va extinguiendo el mercado, en la que hay bastante para todos y en la que la gente es individual y colectivamente libre de modelar su vida, de elegir lo qué quiere hacer y de tener más de lo necesario: una sociedad en la que “el libre desarrollo de todos sería a la vez el objetivo y la condición del libre desarro¬llo de cada uno”. Marx dixit.

Le Sauvage, abril de 1974

miércoles, 3 de diciembre de 2008

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Comunicado público de la Asociación Gremial de Organizaciones de Pescadores Artesanales (AGO)



A LA OPINIÓN PÚBLICA Y ORGANIZACIONES DE PESCADORES ARTESANALES Y RUBROS LIGADOS AL MAR.

Asociación Gremial de Organizaciones de Pescadores Artesanales de Aysén (AGO)

Aysén, 25 de Noviembre, 2008.

1.- La crisis sanitaria, ambiental y social que ha causado la Industria Salmonera especialmente en la X Región de Los Lagos, crisis que ha terminado por derrumbar al Último Mito Chilote, como lo ha calificado acertadamente la AGO, ha impulsado al Gobierno a preparar un retiro decoroso para la Industria símbolo de la “Imagen – País” que se ha construido con dinero de todos los Chilenos, aunque realmente no exista.

2.- En el marco del reciente Seminario “Salmonicultura en Chile: un análisis transversal”, organizado por la Comisión de Pesca y Acuicultura de la Cámara de Diputados en la ciudad de Puerto Varas (X Región), casi por casualidad nos hemos enterado de graves “Acuerdos” que se han tomado al interior de la Mesa de Trabajo “Salmón”, que coordina Felipe Sandoval y cuyo propósito inicial era “salvar” a la Industria Salmonera. Hoy, se trata de garantizarle a la Industria salmonera un retiro sin pasar por la declaratoria de “quiebra” o bancarrota inmediata, para hacer más digna la desaparición de una actividad que, como la Pesca Artesanal lo sostuvo desde hace años, era ambiental, social y económicamente insustentable.

3.- No conocemos los detalles de los acuerdos alcanzados en la Mesa Sandoval, pues esta actividad programada por la Cámara de Diputados estaba dirigida a la propia Industria salmonera. La AGO tuvo conocimiento de ella gracias al aviso oportuno del Sindicato de Tripulantes SITONERS de Punta Arenas y debió gestionar aceleradamente las invitaciones para dos de nuestros dirigentes.

Además, ni la Pesca Artesanal ni el sector Turismo han sido invitados, ni informados, ni consultados acerca de estos “Acuerdos” que se han alcanzado al interior de la Mesa de Trabajo coordinada por Felipe Sandoval, sepulturero de la Minería del Carbón y casi de la propia Pesca Artesanal, que hoy aparece para enterrar, en las mejores condiciones posibles, a una industria que ha causado una de las peores tragedias ambientales en la Historia de Chile y por las que nadie parece dispuesto a responder.

4.- En consecuencia, desde ya anunciamos que no reconocemos legitimidad ni legalidad a “acuerdos” tomados entre los servicios públicos mandatados por el Gobierno para Salvar a la industria, la propia industria causante de la crisis que ahora no es capaz de afrontar y las ONGs que han colaborado con esta Mesa de Trabajo, queriendo reemplazar a los verdaderos “actores relevantes” en esta crisis: la Pesca Artesanal y el Turismo.

Será ante los financistas de sus actividades que las ONGs que participaron de este círculo cerrado de opinión, en ausencia de la Pesca Artesanal y del Turismo (y sin informarnos o consultarnos jamás acerca de lo que trataban y “acordaban” en las reuniones en las que participaban) deberán responder por sus actos, de los que informaremos oportuna y detalladamente. Se justifican estas ONGs por su defensa de la Naturaleza, pero han terminado por encubrir que se la arrebaten a todos los chilenos y eso deben saberlo los ciudadanos del mundo, que con buena voluntad les transfieren fondos para que sigan operando.

5.- Debemos destacar que a pesar de ser una actividad organizado por la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados, sólo estuvieron presentes Diputados de la Alianza por Chile. Ninguno de los Diputados de la Concertación, miembros de esta Comisión, asistió al Seminario y no se dieron explicaciones razonables para tal ausencia. Igualmente, en el programa de Presentaciones original, aparecía el Ministro de Economía, Hugo Lavados, que tampoco asistió al Seminario.

6.- Respecto a los “actores relevantes” (es decir, las ONGs, según Felipe Sandoval) tampoco asistieron OCEANA y Green-Peace. Sólo estuvieron presentes los “actores relevantes” más funcionales a la extinta Industria Salmonera: OLACH, TERRAM y WWF.

7.- Los “actores no relevantes”, es decir, la Pesca Artesanal, estuvo representada (como “comentaristas”) por la Presidenta de CONAPACH y el Vicepresidente de la CONFEPACH, Zoila Bustamante y Marco Ide, respectivamente, quienes inmediatamente (en sus intervenciones de 5 minutos cada una) dejaron claro que la Pesca Artesanal no se comprometerá en avalar acuerdos tomados en su ausencia, siendo que la Industria Salmonera ocupó y destruyó un territorio marítimo que la Ley de Pesca reserva para nuestra actividad artesanal: las aguas interiores.

Así mismo, la Pesca Artesanal dejó claro que los millonarios fondos públicos que se tramitan para el funeral con honores de la Industria Salmonera, corresponden a dineros de todos los chilenos y que todos los chilenos debemos ser informados acerca de su destino.


8.- Los dirigentes de la Pesca Artesanal que asistieron como espectadores al Seminario, tramitando invitaciones por iniciativa propia, fueron Rigoberto Uribe (Presidente de la AGO), Juan Carlos Navea (Sindicato Isla Toto de Aysén) y Erardo Muñoz (Federación de Pescadores Artesanales de Punta Arenas).

Para todos estos dirigentes, el Seminario al que asistimos se trató de la despedida de la Industria Salmonera, donde lo importante fue destacar los “acuerdos” tomados por la Mesa de Trabajo “Salmón”, que constituyen un Plan de Retiro que incluye cambios a la legalidad vigente respecto a Reglamentos, Ley de Pesca y especialmente al estatuto jurídico de las concesiones acuícolas, el único bien que aún no se le hunde a la “exitosa” Industria Salmonera.

Esos cambios son de tal gravedad que han motivado la redacción de este comunicado y su distribución a todas las organizaciones sociales del país, a los servicios públicos que colaboran en la organización de las exequias y a todos los parlamentarios, para que cada uno asuma sus responsabilidades históricas y políticas si llega a implementarse la privatización del mar que se ha acordado en la Mesa de Trabajo “Salmón”, como lo explicaremos a continuación.

9.- La ausencia del Ministro de Economía no permitió conocer la totalidad de los fondos públicos que el Gobierno ha decidido entregarle a la Industria salmonera para su funeral. Sin embargo, latamente en la prensa se ha señalado que estos alcanzan a los US$ 450 millones, de los cuales US$ 125 millones ya fueron aprobados gracias a la “pasada de platillo” que hizo, en nombre de los trabajadores salmoneros, el Presidente de CONATRASAL, Javier Ugarte, de lastimeras declaraciones en el Seminario referido, pero donde nunca mencionó la muerte de 70 trabajadores salmoneros en los últimos 3 años. Ignoramos si ese dinero ha llegado o llegará a los trabajadores que ya han sido despedidos.

10.- También por la prensa nos hemos enterado que el resto de este dinero recaudado en la SALMO-TÓN que han organizado el Gobierno y la Bancada Salmonera, para hacer “morir con honor” a la industria símbolo del Modelo de Crecimiento Económico Chileno, se transferirá a través de la Banca Privada.

Es decir, US$ 300 millones de todos los chilenos (unos 180 mil millones de pesos) pasarán a ser controlados por los Bancos para abrir “líneas de crédito” a la Industria Salmonera, mismas que ya habían sido suspendidas por las pérdidas, muy superiores a las informadas por SALMON-Chile, que ha registrado esta industria y que han sido reveladas por los informes bursátiles de las empresas abiertas a la Bolsa.

11.- Sin embargo, el único respaldo que tienen las empresas salmoneras hoy para responder por tales créditos que entregarán los Bancos, son las concesiones de acuicultura que aún poseen. Su producción ya no tiene valor alguno (nadie compra “piojos de mar”) y mantienen elevadas deudas con sus proveedores por lo menos desde el año 2006.

Pero, tal como el dinero que se le entregará a los Bancos para que lo desvíen a esta Industria en la modalidad de créditos, las concesiones acuícolas siguen siendo bienes del Estado, propiedad de todos los chilenos y no “propiedades” de las empresas. En consecuencia, lo que quieren hacer a través de la Mesa del Salmón, es cambiar el “estatuto jurídico” de las concesiones para que puedan ser hipotecadas ante los Bancos.

El cambio al “estatuto jurídico de las concesiones” fue anunciado por el propio Felipe Sandoval en el Seminario de Puerto Varas, quien anunció también cambios al Reglamento Sanitario para la Acuicultura (RESA) y al Reglamento Ambiental para la Acuicultura (RAMA) así como cambios a la legalidad vigente para “agilizar” la transferencia de concesiones. Todo ello para fortalecer la creación de los Barrios Salmoneros, sacar de sus territorios a la pesca artesanal y hacer más suculento el botín que se le ofrecerá a los Bancos.

12.- Así se explica ahora que las empresas sigan pidiendo concesiones acuícolas marinas o ampliaciones en las que ya poseen, sin tener peces ni smolts para abastecerlas, pues la Dra. Sandra Bravo, de la Universidad Austral, claramente y en el marco del Seminario de Puerto Varas, explicó que apenas el 30% de las ovas que ingresan a Chile alcanzan a desarrollarse hasta smolts. El 70% restante, ya viene contaminada con algunas de las decenas de enfermedades que también la Dra. Bravo mostró en este Seminario.

Lo que les interesa a las empresas salmoneras es la superficie del fundo que hipotecarán ante los Bancos, para obtener los créditos bancarios financiados por todos los Chilenos, créditos que no pagarán porque no tienen con qué hacerlo y finalmente, los fundos abiertos en el mar por el Gobierno, Felipe Sandoval, los servicios públicos llamados a integrar la Mesa de Trabajo “Salmón” y las ONGs que actuaron de “actores relevantes” de esta tragicomedia, pasarán a poder de los Bancos.

13.- El mismo Sepulturero de la Minería del Carbón avisó de que en Marzo del 2010, esta nueva institucionalidad (anunciada también por el Subsecretario de Pesca, Jorge Chocair, durante este Seminario) estará lista para operar, tras concensuarla con los equipos de trabajo DE LOS CANDIDATOS PRESIDENCIALES a las elecciones del 2009. Es decir, en el 2010 las empresas salmoneras podrán tranquilamente declararse en quiebra y dejar el mar en poder de los Bancos… a menos de que los equipos de los Candidatos Presidenciales lleguen antes a “consenso”.

Igualmente, César Barros, aún Presidente de Salmon-Chile, anunció que en Enero del 2009 estará listo para operar el “mecanismo” para la creación de los “barrios salmoneros” y solicitó que la Armada de Chile dejara de ser usada para la tramitación y gestión del Mar Territorial. Salmon-Chile, al parecer, aspira a administrar personalmente el Mar Territorial Chileno, para hipotecarlo a su manera y conveniencia.

14.- De la búsqueda de medidas de control del ISA, la Mesa de Trabajo Salmón evolucionó hacia una agencia de negocios para los Bancos, buscando las reformas más apropiadas para que estos se queden con el mar, contando con el patriotismo siempre tan destacado de la Bancada Salmonera que opera en el Congreso Nacional para cuidar los intereses de Noruegos, Japoneses, Daneses y Españoles; de las ONGs ambientalistas que sirvieron de “chapa de la participación ciudadana” y de los Servicios Públicos que reciben sueldos pagados por todos nosotros para efectuar funciones muy distintas a las de buscarles oportunidades de negocios a los Bancos. De Salmon-Chile, a esta altura del partido, nada nos extraña.

15.- La AGO solicita a las Confederaciones, Federaciones y Sindicatos de la Pesca Artesanal que inicien inmediatamente las acciones que estimen convenientes para detener esta privatización ya no sólo de los peces, sino del Mar Territorial chileno.

Los Parlamentarios de la Concertación, que integran la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados, no sólo deben explicar su masiva ausencia a este Seminario donde se anunciaron las situaciones ya descritas, sino también si son partícipes de esta privatización del Mar que se prepara. Igualmente, todos los parlamentarios debieran exponer sus propios pensamientos frente a este asalto a la Soberanía Nacional coordinado por Felipe Sandoval.

Ya el Estado le regaló las aguas continentales al capital extranjero. Queremos saber quién está o no de acuerdo en que ahora se regale el Mar y la misma consulta se las haremos a cada uno de los Partidos Políticos y Movimientos que se disputan la administración de una Nación que empresarios fracasados quieren dejar sin Mar soberano.

16.- Nada impedirá que la Pesca Artesanal eche abajo este trabajo de Felipe Sandoval. Impediremos que nos privaticen el mar y recuperaremos nuestros peces y sistemas acuáticos tradicionales. Fuimos los que hicieron los mayores esfuerzos para acabar con la Industria Salmonera y erradicarla de nuestros mares es cosa de meses.

Estamos acostumbrados a enfrentar las adversidades climáticas y también las políticas… y aquí seguimos.

Nuestro territorio es el mar, lo conocemos y lo queremos más que nadie. Nos ha sustentado como Cultura y le devolveremos la mano por todo lo que generosamente nos ha dado. Hemos asumido su defensa a pesar de los esfuerzos de los Gobiernos de la Concertación por hacernos desaparecer, quitándonos nuestros peces y corrompiendo a nuestros dirigentes, reemplazándonos ahora por ONGs para llegar a acuerdos sobre un territorio marítimo que la Ley nos garantiza.

17.- No pretendemos encabezar ningún movimiento de resistencia a la privatización del mar. Eso les corresponde a las Confederaciones, CONAPACH, CONFEPACH y CONGEMAR. La AGO sólo será uno más en esta batalla, pero si las Confederaciones no asumen sus responsabilidades y siguen negociando con un Gobierno que ha preparado y financiado esta encerrona, entonces la AGO hará lo que tenga que hacer para evitar que ahora nos quiten las aguas, para recuperar los peces que fueron nuestros y los territorios que la ley nos reserva y que han sido invadidos por la plaga salmonera.

También recuperaremos los fondos públicos que se le han regalado por décadas a la Industria Salmonera, especialmente aquellos que les fueron transferidos a las empresas extranjeras y solicitamos desde ya que los especialistas en el tema se pongan a disposición de las Confederaciones para calcular cuánto es lo que deben devolvernos los Españoles, Japoneses, Daneses y Noruegos que vinieron a contaminar gratuitamente nuestro mar y a dejar una estela de trabajadores muertos por la que nadie está encarcelado.

18.- Invitamos también a todas las organizaciones sociales a iniciar sus propias acciones tendientes a denunciar esta situación y revertirla. No basta con la denuncia, debemos avanzar en conjunto a impedir que se concrete. El Mar Chileno debe seguir siendo de todos los Chilenos.

19.- Solicitamos a todos los medios de prensa, finalmente, que publiquen íntegramente este comunicado, tal como lo hacen cuando entrevistan a los empresarios salmoneros contando sus fantasías. Los medios de prensa también están integrados por chilenos, cuyos derechos al mar están a semanas de desaparecer si se siguen negando a publicar la verdad.

Asociación Gremial de Organizaciones de

Pescadores Artesanales de Aysén (AGO).

Puerto Aysén, Chile, Noviembre, 2008.

viernes, 24 de octubre de 2008

BOLETÍN Nº 4


Editorial

Con el ánimo de seguir contribuyendo a un pensamiento crítico, a la apertura de debates y a la generación de discusiones fructíferas para avanzar en la construcción (teórica y práctica) de un movimiento popular conciente y capaz de desarrollar todo su potencial transformador, es que presentamos este cuarto número de El Radical Libre.

En esta ocasión, volvemos a tratar el tema de la relación Ciencia-Pueblo, tratando de profundizar las visiones que en el número anterior se habían trazado. De esta forma, pretendemos hacer una crítica tanto a la funcionalidad de la Ciencia, (es decir, aclarar al servicio quienes está), tanto como a la concepción misma de esta herramienta de generación de conocimientos, poniendo en duda su pretendida objetividad, a la vez que, mirándola desde una perspectiva distinta, se propone como herramienta importante para los pueblos en sus luchas de autoliberación.

También se analizará de forma general el proceso de neoliberalización del capitalismo en chile, impuesto en el país por medio de la fuerza y represión de las fuerzas armadas al servicio de la burguesía nacional y extranjera.

Relacionado también con la reestructuración económica post-dictadura, abordaremos los mitos del crecimiento económico chileno y como miente la famosa encuesta CASEN.

Por último, para seguir con la línea que nos hemos trazado para hacer este boletín, que tiene que ver con la problemática ambiental, desarrollamos un artículo que explica el conocido Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, en particular el negocio que existe a partir de este acuerdo, que consiste en la venta y compra de bonos de carbono, lo que no es otra cosa más que un mecanismo que permite a grandes empresas seguir aumentando sus riquezas y con ello, inevitablemente, seguir destruyendo nuestro planeta y deteriorando las condiciones de vida de todos/as en general.

Ciencia y Pueblo II

“Los conceptos y principios fundamentales de la ciencia son invenciones libres del espíritu humano”. (Albert Einstein)

La ciencia a menudo suele considerarse como una herramienta neutra para la generación de conocimientos. Es decir, un conjunto de ideas, herramientas y técnicas utilizadas y generadas sin ninguna intervención externa al método científico. Este proceso, se piensa, no posee o no debería poseer ningún rastro de dogma o sesgo ideológico. Lo que la ciencia produce es conocimiento neutro, y por esta razón, es común que los científicos se laven las manos, utilizando el discurso de que se debe dejar a la sociedad que decida que hacer con sus descubrimientos, avances o teorías. El proceso científico es explicado oficialmente según la siguiente lógica: los hombres y mujeres de ciencia, a partir de observaciones de fenómenos naturales, realizadas de la manera más objetiva posible, ofrecen explicaciones que de ser corroboradas experimentalmente se convierten en verdades firmes, que sirven como base para la construcción de nuevos conocimientos. Son muchas las críticas que a este razonamiento se han hecho, desde la misma ciencia y desde la epistemología (ó filosofía de la ciencia), que cuestionan la difundida objetividad de la metodología científica. Quizás lo más importante sea el hecho de que tanto las técnicas como las herramientas usadas por las distintas ramas del conocimiento científico para captar y describir los fenómenos naturales, son creadas a partir de razonamientos que se encuentran dentro de cuerpos teóricos determinados, denominados Paradigmas Científicos. Se observan determinadas cosas porque las herramientas utilizadas para realizar dichas observaciones, están precisamente diseñadas para captar ciertos tipos de fenómenos. Dichos paradigmas científicos, que son la concepción de mundo que comparten los hombres y mujeres de ciencia, están íntimamente relacionados con la forma de comprender el mundo de la sociedad en general. Es decir, tanto la metodología como las técnicas usadas para la producción científica, están impregnadas de una forma de ver y comprender la realidad compartida por gran parte de la sociedad, lo que influye en la descripción e interpretación de los fenómenos.

Por ejemplo, analicemos un caso de relevancia trascendental en el mundo de las ciencias naturales: La Teoría de Evolución de las especies por Selección Natural, desarrollada paralelamente por Wallace y Darwin. No pretende ser el objetivo de este artículo explicar en detalle el mecanismo de la Selección Natural, pero básicamente consiste en que los individuos, motivados por su instinto de sobrevivencia, buscan la obtención de recursos, los cuales se encuentran en cantidades limitadas en el ambiente, razón por la cual deben competir con otros individuos para procurarse dichos recursos. La forma en que esta competencia se da es por medio de la mejor adaptación a un determinado ambiente. Los organismos mejor adaptados sobreviven, por poseer ciertas características que les son más ventajosas. Al sobrevivir, traspasan dichas características a su descendencia (por ello las características deben ser heredables). Esta continua adaptación a las variaciones ambientales provoca gradualmente cambios en los individuos de una especie hasta que estos ya son tantos, que dan origen a una especie nueva. En esto consiste básicamente la famosa “lucha por la vida”: Los recursos son limitados, por lo tanto los individuos deben competir para obtenerlos. Es esta constante competencia la que da forma y organiza al mundo natural. ¿Cómo se llegó a esta explicación del proceso evolutivo de las especies? Oficialmente, se supone que a partir de la observación de patrones que se dan dentro de la naturaleza, Darwin, en un momento de iluminación, descubrió el mecanismo por el cual las distintas especies de seres vivos de la Tierra evolucionan a través del tiempo. Sin embargo, el mismo Darwin reconoce que la selección natural constituye la extrapolación de los planteamientos de los primeros ideólogos del capitalismo, como son Adam Smith y Thomas Malthus. De ellos, Darwin adopta el razonamiento de que siempre nacen más individuos de los que pueden sobrevivir en un ambiente con recursos limitados, y por ello se debe dar una competencia por dichos recursos, competencia que regula el equilibrio natural, así como supuestamente la libre competencia entre individuos humanos regularía toda la actividad social. Para cualquiera que tenga conocimientos de teoría económica se hace evidente esta similitud entre la explicación ofrecida para explicar el mecanismo evolutivo y la teoría económica capitalista. F. Engels, en una carta a Piotr Lavrovich Lavrov en 1875, afirma:

Toda la doctrina darwinista de la lucha por la existencia no es más que la transposición pura y simple de la doctrina de Hobbes sobre el bellum omnium contra omnes [la guerra de todos contra todos], la tesis de los economistas burgueses de la competencia y la teoría maltusiana de la población, del dominio social al de la naturaleza viva. Tras de hacer ese juego de mano (…), se transpone esas mismas teorías de la naturaleza orgánica a la historia y se pretende luego haber probado su validez como leyes eternas de la sociedad humana”. (1)

Más allá de valorar como errado o acertado el razonamiento darwiniano, lo importante de observar aquí es como la ciencia está inevitablemente influenciada por la forma de ver y comprender la vida por parte de los científicos. Vivimos en una sociedad dividida en clases sociales, en explotados y explotadores, en ricos y pobres. Por lo tanto, en esta sociedad basada en la dominación, la visión de mundo hegemónica es aquella de quienes están en la cúspide de la pirámide social, de quienes controlan los medios de producción y el poder político. A partir de esto es fácil comprender que la producción científica está impregnada de ideología que justifique el orden social actual; la visión de mundo de los poderosos. Por eso, en el caso del desarrollo de esta teoría evolutiva por parte de Charles Darwin, es comprensible que en una sociedad y en un momento histórico de expansión del capitalismo en el mundo, esta concepción ideológica (capitalista) se aplicara y extrapolara para explicar el funcionamiento del mundo natural.

Pues bien, la ciencia no es neutra. Está al servicio del poder. Y no sólo es funcional al sistema dominante, si no que también su concepción de mundo y su metodología responden a la ideología del poder. Constituye una quimera pretender una existencia objetiva del proceso científico y de las herramientas y técnicas que en él se utilizan. Sin embargo, no por esto se debe desechar esta metodología de generación de conocimientos por parte de quienes no comparten la ideología capitalista y la combaten. En la práctica, se ha demostrado que varios aspectos que guían el trabajo científico se reafirman como imprescindibles para el desarrollo del conocimiento humano. De lo que se trata es de asumir la subjetividad de la producción científica, de comprender que hoy tanto la epistemología como la aplicación de la ciencia está al servicio de justificar un sistema que se basa en la dominación y explotación de las personas y del saqueo al mundo natural, lo que terminará por llevar a la humanidad a su fin como especie. Entendiendo esto, lo esencial es hacer de la ciencia una herramienta (quizás la principal) elaborada desde el Pueblo y dirigido hacia él, hacia su emancipación y por lo tanto hacia el fin del capitalismo y la división clasista de nuestra sociedad. Una ciencia generada desde el seno del Pueblo será, por lo tanto, distinta tanto en su aplicación práctica como en su cuerpo teórico a la ciencia del poder. De hecho, cuando la mayoría de los científicos veían al mundo natural como una pugna sangrienta entre individuos por sobrevivir, otros como Piotr Kropotkin (geógrafo, científico naturalista y teórico anarquista) observaban que las relaciones mutualistas son una constante en la organización de los seres vivos, incluso más importantes que las relaciones de competencia que tan afincadas están en el imaginario científico (2). Esta visión mutualista de la relación entre individuos dentro de una misma especie y entre especies distintas, actualmente ha ganado terreno, incluso desplazando a la selección natural como mecanismo principal del proceso evolutivo, convirtiéndose en un tema candente en los debates científicos del área naturalista.

De la ciencia debe rescatarse la curiosidad constante de la mente humana, la necesidad de sistematizar las interpretaciones del mundo y luego corroborar si dicha sistematización se hace de utilidad práctica. De esta forma, utilizando la ciencia como método para lograr un mejor entendimiento de las relaciones naturales, y dentro de éstas particularmente las humanas, avanzar en la lucha por la emancipación de nuestra Clase, de nuestro Pueblo, desechando cualquier intento dogmático, de hacer de la lucha de los pobres una concepción religiosa, una visión incuestionable y rígida de todo lo que nos rodea. Sólo si como Pueblo asumimos una construcción basada en la continua sistematización de experiencias y el debate de estas, podremos avanzar con firmeza hacia la destrucción del capitalismo y la creación de un mundo que nazca desde los pobre y oprimidos.

(1) Carta de F. Engels a P. Lavorv. Disponible en http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/cartas/oe3/mrxoe323.htm

(2) Ver el libro “El Apoyo Mutuo”. Disponible en Internet: http://www.kehuelga.org/biblioteca/apoyo/apoyo.html


Dictadura y reestructuración económica: todos saben para quien trabajan

Se fue otro Septiembre... e inevitablemente paralelo al abandono de ese intenso mes de tanto significado histórico, llega el recuerdo y ánalisis del sin duda más importante giro histórico de los últimos 50 años: El golpe militar del 11 de septiembre de 1973, un hecho que paradójicamente cada vez más gente desea enterrar en el olvido, y que marca el inicio de los 17 años de la sangrienta dictadura de Pinochet y de un proceso de reestructuración de la economía chilena con el objetivo de llevarla a la actual fase de neoliberalización extrema por la que es ampliamente conocida en el resto el mundo.

La complejidad de los acontecimientos y del panorama político, económico y social del periodo que llevó a la formación de la Unidad Popular, luego al gobierno de Salvador Allende, después al mismo Golpe Militar y la posterior Dictadura hacen que su análisis aquí tenga inevitablemente un corte extremadamente superficial.

Así, es hoy de conocimiento general e innegable que las causas del Golpe de Estado y la instauración de la Dictadura fueron producto de procesos de complot tanto interno como externo. Interno, mediante el accionar de las cúpulas de lo que desde el siglo XIX, ha sido el poder en Chile, la oligarquía latifundista, luego el empresariado criollo, y luego el empresariado transnacional, todas representadas por las instituciones como: Ejército, la Iglesia Católica, el Partido Nacional (“La Alianza” de la Derecha de aquél entonces) y la Democracia Cristiana. Decimos Complot, pues como ocurre normalmente en la historia, cuando la burguesía y la telaraña del “poder político-económico-militar” ven reducido su (valga la redundancia) “poder”, ponen en acción toda la batería reaccionaria que incluye la escalada de sucesos lógicos en la mente de un fascista: manipulacion electoral, manipulación de los medios, acaparamiento de los víveres, paralización de la economía, intervención de las FF.AA., instauración de un régimen autoritario, exilios, torturas, asesinatos selectivos, asesinatos colectivos, instauración del miedo en la población, instauración del miedo a la política, del miedo al otro, individualización del individuo, supresión de los movimientos sociales, más represión, explotación de los trabajadores, sumisión y de esta forma, Paz social.

Y causas por supuesto, externas, con la archiconocida intervención estadounidense a través de su gobierno de turno (Richard Nixon-Henry Kissinger) que ocupó todos los medios necesarios para sabotear el gobierno socialista de Chile, incluyendo el envío de agentes secretos (igual que en una película de James Bond), la transferencia de millones de dólares para fomentar la paralización de los gremios (camioneros, empresarios) que desencadenaron el caos que llevo a parte importante de la poblacion a justificar el golpe, la manipulación mediatica dirigida por El Mercurio y su director Agustín Edwards (que fue personalmente a Washington a llorarle la carta a Nixon) y el apoyo tangible de fuerzas militares (mediante buques de guerra en el Pacifico Sur listos para entrar en acción por si Pinochet se veía complicado en controlar el país).

Sin duda EEUU se notaba bastante interesado en que Chile y (Latinoamérica entera en realidad) cayeran dentro de su esfera, quizás, los cerebros detrás de sus escritorios manejando el poder vieron algo aquí donde todavía nosotros solo veíamos ese mar que tranquilo te baña, la majestuosa blanca montaña y todo aquello que quienes inventaron este país nos dijeron que nos traería un futuro esplendor.

Chile constituye un caso único en el mundo, es una franja de terreno que abarca 39 grados de latitud, su costa de 4.270 Km da justo al frente de la mayor cuenca oceánica del mundo, alli mismo, se da por procesos naturales una de las zonas pesqueras más productivas del planeta, posee 83 tipos de formaciones vegetales y entre los variados ecosistemas que existen podemos encontrar desde el Desierto de Atacama, pasando por el matorral hasta el bosque húmedo valdiviano, así como los fiordos, los canales y glaciares de la parte sur de la Cordillera de los Andes que flanquea todo el territorio. Desde 1973 e ininterrumpidamente hasta hoy ha comenzado un proceso de reestructuracion de la economía para explotar en forma acelerada la gran gama de recursos naturales que posee el país, transfiriendo el capital desde manos estatales a privadas y desde nacionales a enormes organismos del comercio transnacional, un proceso titireteado desde organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial al régimen de Pinochet y que era acorde con las necesidades del cambiante mundo de los 70” y 80” en los que el capitalismo mismo cambiaba, evolucionaba...

Para poder seguir aquellos ritmos, el régimen encargó el Banco Central, los ministerios de economía, del trabajo, y las principales oficinas de planificación (para planificar desde nuestra vejez con las AFP hasta la regionalización con la ODEPLAN) a toda la generación de economistas que durante fines de los 60 y principios de los 70 estudiaron en le Universidad Católica y posteriormente en la Universidad de Chicago con el gurú de la economía del libre mercado y creador de la teoría monetarista: Milton Friedman. Estos personajes, entre los que destacan, Pablo Barahona, Alvaro Bardón, Hernán Buchi, Jorge Cauas, Sergio de Castro, Miguel Kast, Roberto Kelly, Felipe Lamarca, Fernando Léniz, Rolf Luders, Juan Carlos Mendez Gonzalez, Juan Artiztía Matte, José Piñera (el hermano del que quiere ser presidente y creador del sistema de AFPs), Emilio Sanfuentes, Francisco Soza, Luis Arturo Fuenzalida, Pedro Jeftanovic, Ernesto Fontaine, Cristián Larroulet y el famoso payaso Joaquín Lavín fueron los arquitectos de la economía chilena actual, diseñandola específicamente para que la libertad de los capitales pudiese operar y primar sobre cualquier derecho humano básico, incluso en muchos casos, la vida. Es asi como estos “Chicago Boys” cuplirán con una parte fundamental del proceso hacia el neoliberalismo. La otra parte estará a cargo de la misma generación de abogados que esta vez en la Facultad de Derecho de la Universidad Catolica, trabajaran febrilmente en una nueva Constitución que verá la luz en 1980 y con la cual, el cambio estructural quedara sellado para el resto de la inmediata historia de Chile.

Llega 1990 y con la transición “democrática” hacia la Concertación las medidas de esta reestructuración económica se convierten en manual de cabecera para manejar el país. Esta llamada transición no es más que un proceso de acuerdos tras bastidores entre los mismos que llevaban ya cientos de años gobernando: el triunvirato del poder político-económico y militar. Si bien varios analistas concuerdan que la sublevación de gran parte de la población y el proceso de protestas de los 80 contribuyó en gran medida a la caída del regimen de Pinochet, las razones de mayor peso las podemos encontrar en la ya mencionada evolución del capitalismo internacional, y el notable cambio en la política exterior nortemericana (la llegada de los Neoconservadores a la Casa Blanca). Entonces, ya no era necesario mantener ni apoyar las internacionalmente vergonzosas intervenciones militares en países latinoamericanos, ni atar por la fuerza a quienes osaran rebelarse contra el orden mundial, ahora bastaba simplemente atarlos mediante la economía. Así, existió un acuerdo que consideraba entregar el poder político a la Concertación, con la condición de no intervenir ni la Constitución de 1980, ni la estructura general económica que habría de privatizarlo todo en Chile.

Así las cosas, podemos entender porque en 18 años, la Concertación haya llevado al país a ser uno de los que más TLC han firmado en el mundo, o mantener un sistema general de vida donde absolutamente todo esta regido por el mercado, únicamente está siguiendo los patrones del comercio internacional establecidos por la fuerza en Chile; así mismo es como no nos debería sorprender porqué luego de 35 años, casi la totalidad de los derechos humanos básicos para subsistir, como la tierra y el agua, se encuentran totalmente a merced de la “ilógica del mercado”.




Chile crece y derrota la pobreza ¡Mentira!

¿Sabe Ud. a cuanto asciende el PIB actualmente?

¿Tiene Ud. alguna idea de qué es el IMACEC?

¿Conoce Ud. medianamente cual es la cifra en la balanza comercial para este año?

Lo más probable es que no, nosotros al igual que usted, tampoco la sabemos, y no por un asunto de despreocupación o ignorancia, sino mas bien por un asunto de que (aunque nos cueste reconocer) en este país supuestamente democrático y con un gobierno socialista, los derechos económicos de la población se manejan al antojo de las élites político-empresariales, y en un lenguaje sólo entendido por ellas.

Seguramente la señora Filomena no sabe absolutamente nada sobre las sin duda increíblemente complejas variables que hacen subir la bencina cada vez que hay guerra en el oriente medio, o que hacen subir el precio de la leche cuando está inestable el Nasdaq de Nueva York.

La señora Filomena solo se hace la lógica pregunta de ¿Por qué es tan cara la leche? En un país tan lleno de vacas como este, o ¿Por qué sube el precio del pan?, y los pasajes de la micro, la luz, el agua y el gas, y ¿Por qué sus hijos son tan infelices sino tienen celular con cámara o Internet en la casa, todo ello mientras los sueldos se mantienen casi exactamente igual.

La señora Filomena se pregunta también ¿Por qué todos los meses se le reduce su sueldo a poco mas de la mitad? (un 60% del total) Cada vez que le descuentan un 7% para la salud, un 12.5% para la jubilación, y un 19% de IVA, aun sabiendo que esos servicios no se cumplen, pues la calidad de los hospitales públicos es pésima, diríase hasta peligrosa. Mientras las administradoras de fondos de pensiones (AFP) no aseguran en ningún caso la tan ansiada vejez tranquila y el impuesto al valor agregado (IVA), que todos debemos pagar hasta por una llamada telefónica parece una burla al compararlo con los bajos impuestos que pagan las corporaciones mineras de cobre en el norte.

A pesar de haberse reducido la brecha de la desigualdad en un 3% en los últimos años, las diferencias continúan siendo escandalosas. Mientras un trabajador debe mantener a su familia con 150.000 pesos todos lo meses, un ciudadano ABC1 gana 4 millones o mas, por no hablar del sueldo de un senador y un diputado que bordean los 7 y 5 millones respectivamente.


El fraude de la encuesta CASEN

Los defensores del modelo económico se defienden, “el país crece y derrota la pobreza” claro, que para esta afirmación se ocupan criterios de una realidad pasada hace mas de 20 años, como es el caso de la encuesta CASEN (encuesta de caracterización socioeconómica) según la cual, solo el 10.5% de los chilenos son pobres y el 3.2% son indigentes. Según esta encuesta, de la cual salen las cifras oficiales para los medios de comunicación y los organismos internacionales (ONU, OEA) un chileno que vive en la ciudad con mas de 23.549 pesos al mes y 18.146 en el campo deja de ser indigente, y el que gana mas de 47.099 pesos en la ciudad y 31.756 en el campo, deja de ser pobre. Tal vez hace 20 años el kilo de pan no valía 900 pesos, ni las ciudades eran tan grandes como para prescindir de la locomoción, además, con ese criterio que impera en todos los medios de comunicación, le queda muy claro a la opinión pública que efectivamente “el país crece y derrota la pobreza” pero si lo pensamos bien, es difícil que por estos días se pueda comprar algo mas que un pedido de supermercado con esas cifras, por no hablar de viajar todos los días a la pega en micro, ademas del dividendo o el arriendo de un lugar digno para vivir.

Todo esto no nos debiera sorprender, son las contradicciones del pésimo modelo económico capitalista que rige los gobiernos de todo el mundo y sus habitantes.

“Un modelo imperfecto que resulta” según sus defensores, y en cierta medida tienen razón, sus defensores jamás han vivido en la periferia de las grandes urbes, o en los campos, o en las caletas de pescadores.

Sus defensores seguro ni siquiera se preocupan por el descarado saqueo de los recursos naturales, incluso deben reírse de la preocupación por la pérdida de especies y ecosistemas, sus defensores sólo arman un burdo circo y pelean para la TV, hacen las leyes y administran el país al antojo de los grandes órganos del comercio mundial, no tienen que preocuparse por mantener una familia con 144.000 pesos al mes.


Bonos de carbono: Pagar para contaminar.

Desde hace un tiempo, hemos sido testigo de cambios drásticos en el clima, estos se manifiestan de diversas maneras: aumentos graduales en las temperaturas, crecimiento alarmante de los mares, precipitaciones en períodos que son normalmente secos; anomalías climáticas que causan desaparición de grandes áreas agrícolas, y peor aún, extinción de especies de animales y plantas. El origen de este fenómeno es conocido y comentado por muchos: la emanación de gases invernadero y otras formas de contaminación ambiental, esto como consecuencia de la continua actividad industrial que se desarrolla principalmente en los países más desarrollados. Ante esto, debido a una probable escasez de recursos naturales para explotar (lo que significaría un obstáculo para seguir acumulando capital por parte de los poderosos), se han desarrollado algunas estrategias, muy poco efectivas por cierto, para frenar el cambio climático global, una de ellas es la que analizaremos a continuación: el Protocolo de Kyoto en diciembre de 1997. El Protocolo de Kyoto, es un tratado en el que los países más desarrollados del mundo acuerdan reducir las emanaciones de gases invernaderos en un 5% respecto al año 1990, esto en un período de compromiso entre los años 2008 - 2012. Para clasificar los gases invernaderos, se estandarizaron ocupando como referencia al más conocido de todos (CO2), es así como otros gases se representan como el equivalente a una medida de CO2, esto se denota como CO2e, para aclarar el tema se presenta la siguiente tabla de equivalencias:



Gases de efecto invernadero Equivalencia en CO2 de una medida de gas (CO2e)
Dióxido de Carbono (CO2) 1
Metano (CH4) 21
Óxido Nitroso (N2O) 310
Hidrofluorocarbonos (HFC) 740
Perfluorocarbonos (PFC) 1.300
Hexafluoruro de azufre (SF6) 23.900


Este acuerdo entró en vigencia el 16 de febrero del año 2005, siendo la Unión Europea, una de las potencias que se comprometió a reducir el 5% de la emanación de gases invernadero respecto al año 1990, porcentaje que equivale a 424 millones de toneladas de CO2, y teniendo como plazo máximo el año 2012. Por el contrario, otra gran potencia mundial, Estados Unidos (que genera el 36% de gases invernadero del total de países desarrollados), no aceptó tal acuerdo, por lo que no reduciría su emanación de estos gases, simplemente se excusa argumentando que los países en vías al desarrollo también deberían estar comprometidos en el acuerdo.

El gran problema ocurre cuando este tipo de acuerdo se transforma en una maquinación política, que finalmente conlleva a que este acuerdo sea un mero negocio. Lo que sucede, es que los países desarrollados pueden financiar proyectos de captura o abatimiento de estos gases en otros países, con el fin de lograr sus metas propuestas en el acuerdo, y luego se acreditan estas reducciones como si hubiesen sido en su propio territorio, con lo que se abaratan los costos significativamente. En otras palabras, esto quiere decir que una empresa chilena puede por voluntad propia reducir sus emanaciones de gas invernadero y vender esa reducción a los países más “desarrollados”, a esto se le conoce como bono de carbono. Entonces, lo que realmente hacen los poderosos, dueños de grandes fortunas, es adquirir un derecho a mantener o aumentar sus niveles productivos, con los costos ambientales y sociales que esto conlleva, a un precio que mantenga el negocio “viento en popa”. Con esta transacción de bonos de carbono, se crea lo que hoy se conoce como mercado del carbono, el cual se basa en dos ridículas aseveraciones:

- No interesa en que parte del mundo se reduce la emanación de gases invernaderos, ya que el efecto global es el mismo; esto es evidentemente falso, sabemos que no sólo existen problemáticas ambientales globales, si no que también se dan en un sector determinado y el efecto es distinto, ejemplo de ello son los distintos agujeros de la capa de ozono, los cuales en algunos lugares son más agudos que en otros.

- Ambientalmente hablando, no importa el tiempo en que se reduzcan los gases invernadero en el medio, lo importante es que realmente se reduzcan; este argumento es tan débil como el anterior, existe certeza de que hoy nos encontramos en un momento donde las medidas para acabar con la contaminación ambiental se requieren con urgencia, prueba de esto es el tan comentado calentamiento global, el cual ya está dejando sus estragos.

Como podemos ver, el Protocolo de Kyoto no es más que otra herramienta con la que los grandes capitalistas del mundo buscan mantener a la sociedad “calmada”, bajándole el perfil a la problemática ambiental y continuando con su descarada sobreexplotación de recursos naturales.

Entonces, ¿cómo se podría reducir el efecto invernadero y otros tipos de contaminación del medio ambiente?, para responder esta pregunta tenemos que buscar el origen de todo este problema: la explotación de recursos por sobre lo niveles adecuados. Y si seguimos buscando causas, encontramos que esta explotación descarada del medio se da por dos contradicciones básicas del capitalismo:

- La acumulación de capital, los dueños de los medios de producción no se basan en el trabajo de sus empleados y su respectivo salario para fijar un límite al explotar un recurso; lo que realmente les importa es generar cada vez más ganancias, que a la larga se transforman en dinero utilizable para comprar otro medio de producción con el que lucran más y por ende, sobreexplotan el medio ambiente.

- Las empresas no explotan recursos en relación a lo que la sociedad necesita para subsistir, sino que en relación a la acumulación de ganancias que se pretenden obtener.

Nos encontramos entonces, con otro argumento que es claro al señalar que el sistema capitalista es imposible de sostener un medio ambiente sustentable en el tiempo.