miércoles, 18 de mayo de 2011

A propósito de las movilizaciones contra HidroAysén ¡Interrumpir el progreso del capital!

¡A superar los límites de nuestras luchas! 

Ya deberíamos tenerlo claro: Es tan evidente la contradicción, tan patente el daño, tan clara la irracionalidad tras megaproyectos como los de HidroAysén, que son miles quienes salen a la calle para demostrar su inconformidad. Pero aún seguimos criticando y actuando en la cancha que nos rayaron. 

Nos hablan del “progreso”. “Para alcanzarlo hay que hacer sacrificios”, nos dicen. Y nosotros/as no queremos los sacrificios que ellos nos imponen, porque sabemos que siempre significan el aumento de los niveles de explotación en el trabajo, la depredación intensa sobre nuestro entorno natural, el encarecimiento general de los medios de subsistencia, condiciones ambientales adversas para nuestra salud, etc. Es decir, siempre el mentado progreso es a costa nuestra. Pero a pesar de esto, les seguimos el jueguito y afirmamos que sí, que queremos progreso, que nuestro país debe seguir creciendo económicamente. Entonces llevamos la crítica y la discusión a un plano meramente técnico. Y si es así, entonces las vías son claras: apego a la legalidad impuesta desde arriba, manifestaciones encuadradas en lo que ellos quieren ver, búsqueda de soluciones definitivas a través de la política tradicional y los organismos judiciales actuales y/o clamar por energías alternativas, lo que es darle a otros capitalistas la posibilidad de enriquecerse. ¡Qué felices deben de estar estos empresarios y políticos con tan predecibles y respetuosos manifestantes! ¡Qué eficaz maquinaria social es la del capitalismo, que transforma las protestas por las contradicciones que ella misma genera en nuevas posibilidades de inversión! 

¡Pero ya está bueno! Sin duda que las airadas protestas contra HidroAysén y otros nefastos proyectos industriales y energéticos constituyen un alentador signo de sensibilidad social/ambiental. Pero para no perder, como nos suele suceder cuando peleamos con las herramientas que nuestro enemigo nos entrega (no precisamente para tener un combate justo), tenemos que empezar a dar pasos, tanto a nivel de análisis como de acción. Resulta que el problema no es que el progreso se esté construyendo mal. El problema es la lógica que presupone ese progreso. Y esa es, ni más ni menos, que el progreso del capitalismo. El avance de un sistema que tiene como única racionalidad (si se le puede llamar así a lo absurdo y contradictorio de su lógica) la continua acumulación de capital en manos de una clase minoritaria. Hablemos claro. El país no precisa de más energía (el consumo doméstico no representa más del 20% de la energía producida), es la lógica capitalista la que pide más. Son las necesidades industriales, en especial de la gran minería, las que piden ser saciadas. Y, por una parte, las ganancias de esas empresas son prácticamente en su totalidad particulares; y por otra, tampoco aquellos procesos dependen de demandas reales, ni a nivel nacional ni mundial, sino que sólo entran a formar parte de los circuitos internacionales del capital para el mantenimiento del mismo. Un sistema que se basa en la producción de mercancías, gracias a la explotación humana y al saqueo natural, para el lucro de muy pocos y no para la satisfacción de necesidades humanas reales, es un sistema que opera de manera anti-natural, que precisa de la alienación humana, tanto a nivel de conciencia como del producto de su mismo trabajo. Entonces, es con la alienación con la que debemos romper. 

Generemos comunidades de lucha que hagan prevalecer relaciones cooperativas y solidarias. Que las redes virtuales y ficticias de facebook y similares pasen a ser redes concretas de individualidades y grupos discutiendo, debatiendo, aprendiendo, actuando. Superemos el ciudadanismo impotente, mecanismo de regulación del mismo capitalismo aberrante. Reconozcámonos como explotados/as y construyamos de forma autónoma los caminos para dejar de serlo. De otra manera, este proceso de movilizaciones no pasará de ser una anécdota en la cotidianidad de la explotación estatal/capitalista.

Radicalicemos nuestras luchas. Es decir, vayamos a la raíz de los conflictos. Rescatemos las experiencias positivas de cada movimiento y sacudámonos de todo lastre politiquero, que sólo intenta limitar y castrar nuestras luchas, vaciándolas de contenido a cambio de –en el mejor de los casos– obtener migajas por un breve tiempo, mientras arriba se atragantan con el pastel. Que nuestras demandas no sean recuperadas por capitalistas disfrazados de ecologistas. El ecologismo que sólo cuestiona los aspectos técnicos de la dominación global, está actuando como jardinero esclavo de las mansiones de los ricos. Los conflictos ambientales deben ser abordados de manera integral como parte de la explotación total a que nos somete el capitalismo y sus Estados. La única forma de superarlos es la acción integral y autónoma de nuestra clase, desechando toda mediación, creando desde ya las condiciones para una sociedad libre de alienación, empleando las medidas de fuerza que sean necesarias y coherentes para conseguir nuestra autoliberación.

¡A interrumpir el progreso del Capital!
¡A construir la Comunidad Humana!

Revista “El Radical Libre” / Redes por la Autonomía Proletaria (RAP)  
                        
 (Recomendamos leer también la declaración del Grupo Feminista La Ruptura.)

viernes, 6 de mayo de 2011

Hacia una visión integral de la ecología

Hacia una visión integral de la ecología
Para una refundación programática del ecologismo de las organizaciones sociales

La crítica
1.      El ecologismo que, a esta altura de la historia y de la ciencia social, no critica ni combate la subsunción capitalista de la vida, sólo puede ser llamado ecologismo del capital.

2.      La ecología del capital es aquel paradigma que tiene como ideal un capitalismo “verde”. El ecologismo del capital es aquel que se limita a exigir la actualización de la estructura productiva a tecnologías no contaminantes, la actualización de la matriz energética, el cambio de hábitos de consumo en la ciudadanía, y algún control del Estado sobre el accionar de las empresas sobre el medio ambiente. Objetivos que en esta situación de desmadre son progresivos y que debemos apoyar, pero que dejan a un lado la cuestión del sistema social en el que vivimos y su naturaleza esencialmente anti-ecológica. Esto último, por supuesto, es funcional a la agenda del nuevo sector capitalista que está surgiendo en torno a las tecnologías verdes (que ya tiene su propia corte de políticos, comunicadores e intelectuales, como Al Gore).

3.      El ecologismo del capital podemos detectarlo en aquel discurso que no hace distinción entre la huella ecológica del ciudadano común y el verdadero ecocidio cometido por las grandes industrias; aquel donde la “toma de conciencia” se reduce a cambiar hábitos personales (y sólo en el terreno de lo cuantitativo: usar menos papel, menos agua, menos combustible, reciclaje) y no llega a la toma de conciencia socio-política sobre la actual forma de organización social, siendo que la organización social es el medio por el cual la humanidad se relaciona con la naturaleza[1].

4.      El ecologismo del capital, en resumen, oculta el problema del modo de producción y sobredimensiona el problema tecnológico, reduce los problemas sociales a problemas personales, mete a toda la población humana en la misma bolsa[2], transforma los problemas prácticos a problemas de conciencia.

La renovación
6.      El ecologismo entendido de manera integral defiende simultáneamente a la naturaleza exterior y a la naturaleza humana. Los derechos de la naturaleza son los derechos humanos como parte que somos de la naturaleza. Los derechos humanos son los derechos de la naturaleza humanizada.

7.      La subsunción capitalista de la actividad humana comprende a la subsunción capitalista de la actividad científica. La ciencia de la vida, la biología, está dominada por un paradigma parido por el sistema social alienante en que vivimos: me refiero al darwinismo. No podemos defender consecuentemente una relación armónica entre humanidad y ecosistema dentro de un paradigma que legitima el exterminio o la dominación de una especie (o de una población) por otra, la competencia y el intercambio como única relación entre los seres vivos. Debemos conocer, apoyar y –por qué no- nutrir aquellos paradigmas alternativos que, marginados y hasta reprimidos dentro del ámbito académico, se orientan a la unión del conocimiento científico
de la vida con la defensa de la misma.[3] No se trata de una lucha entre partidarios de distintas teorías, sino de una lucha por abrirse paso entre la ideología y llegar a la verdad.

8.      La renovación programática del ecologismo inevitablemente significa renovación en la estrategia y en la praxis cotidiana de los colectivos ecologistas independientes y de las organizaciones sociales que luchan en defensa de la salud y el medio ambiente. Esta renovación consiste en:

* Enfoque global y transdisciplinario. La parte siempre en relación con el todo, el todo mayor que la suma de las partes. La complejidad de la vida no es reductible. Cada unidad es un sistema, cada sistema es un subsistema. Todas las disciplinas miran un aspecto de la realidad, estas distintas miradas deben ser integradas armónicamente para lograr una mirada integral.

* El “medio ambiente” no es sólo natural, también es social y cultural. Llevando consecuentemente a la práctica el conocimiento de la influencia de cada parte en el todo y viceversa, no podemos ser mudos ante temas económicos, tecnológicos, políticos, científicos y culturales que tengan su repercusión en nuestro estilo de vida, en la actividad productiva, y en nuestra salud no sólo física sino también psíquica.

* ¿Es casualidad que en toda lucha ecológica importante de un lado veamos a un colectivo de gente común y del otro a grandes empresas apañadas por el Estado? No, no lo es. La primacía de los intereses capitalistas por sobre los de la mayoría de la población no podrían mantenerse sin el monopolio de la fuerza pública y de la legalidad por esa minoría explotadora (no otra cosa es el Estado). EL ESTADO NO ESTÁ AUSENTE, ESTÁ PRESENTE PERO DE PARTE DE LAS CORPORACIONES CAPITALISTAS.

* Toda lucha ecológica es una lucha política pero no en el sentido político-partidario, sino en el sentido amplio de luchar por el poder de decisión sobre lo que afecta a nuestras vidas. Defender el medio ambiente significa defender la posibilidad de una vida digna para nosotros y para las siguientes generaciones.

* El planteo de un nuevo sistema social basado en una relación armónica de la humanidad consigo misma y con el ecosistema siempre debe estar en la mira, mientras tanto se trata de modificar la correlación de fuerzas en el presente sistema. Esto significa pugnar por intervenir en la planificación urbana de nuestras comunas/ciudades/regiones y en las grandes decisiones nacionales y mundiales de manera independiente. La lucha va de menor a mayor: resistir al actual modelo, presionar a sus gerentes para que reviertan las medidas más dañinas; luchar por el control popular de la planificación urbana y de las grandes medidas económicas; luchar por la co-gestión; y por último, luchar por la autogestión.

* La ecología no se termina cuando termina la asamblea. Modificar hábitos anti-ecológicos (no sólo para el medio ambiente, como es derrochar el agua, sino para el propio cuerpo, como es la comida chatarra) es el complemento necesario de luchar contra emprendimientos dañinos al medio ambiente (por ejemplo: la minería a cielo abierto, un maldito campo de golf en una zona semi-árida). Así como no debemos dejar que nos chantajeen con los malos hábitos de “la gente” para no luchar por lo que hace una empresa o un gobierno, tampoco debemos dormirnos en los laureles de tener la suficiente conciencia para luchar contra esos males y no tener ni una pizca de autocrítica y de voluntad de autosuperación en nuestra propia vida personal, en lo que comemos, en lo que consumimos, en nuestro trabajo. El movimiento no necesita de mesías ni de especialistas en la lucha social, necesita de gente común que lleve el estándar de la gente común a un nivel superior de autonomía.

Ricardo Fuego (CAI)
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[1] Incluso personas y organizaciones que están lejos de pertenecer al sector capitalista “verde” pueden ser funcionales al ecologismo del capital cuando su visión y sus propuestas no superan este horizonte.

[2] Vivimos en una sociedad donde las decisiones más importantes sobre el destino de millones de seres humanos y del ecosistema en que viven son tomadas por un puñado de corporaciones que no son precisamente elegidas por voto popular. Así como diferenciamos las responsabilidades cuando se trata de nuestros gobernantes comunales, provinciales o nacionales, lo mismo debemos hacer a nivel global.


[3] La hipótesis de Gaia, el evolucionismo lamarckiano, el principio de la autopoiesis y la aplicación de la teoría de los sistemas complejos son algunos de estos paradigmas alternativos al darwinismo.
Pueden encontrar resúmenes y referencias en www.somosbacteriasyvirus.com

domingo, 1 de mayo de 2011

1° de Mayo: Tolerancia cero para quienes queman nuestro futuro

TOLERANCIA CERO
PARA QUIENES QUEMAN NUESTRO FUTURO

“Oh, caballeros, la vida es corta... Si vivimos, vivimos para marchar sobre la cabeza de los reyes.”
W. Shakespeare

Hoy no es una fecha festiva. Que esté marcado como feriado en el calendario no lo hace igual a los otros pocos días de entre los 365 en que cada año aprovechamos para descansar un poco de la horripilante rutina a la que nos ha acostumbrado el trabajo asalariado.

Esta es una fecha, un día, como pocos, que fue arrebatado a la normalidad capitalista. Pero como todo enfrentamiento entre proletariado y capital, tuvo que pagarse con una tragedia: el encarcelamiento y ejecución de los Mártires de Chicago. Proletarios que a partir de las reivindicaciones a que el capital nos obliga a pelear, en tanto estamos obligados a vendernos como fuerza de trabajo, preparaban conscientemente el camino de la revolución social hasta el fin.

Hoy el capitalismo-espectacular superó la imaginación, superó las probabilidades, y sobrevive porque ha logrado adaptarse y mutar con gran eficacia. Se nos “representa” como la visión global y tolerante, pluralista y democrática, el fin natural del progreso -también natural- de la humanidad. La sociedad en que el “hombre/mujer libre” es capaz de decidir “sobre su vida”, en los escaparates del consumo, que ejerce la libertad de desplazarse en metro o micro de un punto a otro de los centros de distribución de mercancías humanas, animales, electrónicas y/o inanimadas.

En este mundo, invertido por la razón capitalista y estatal, la lucha frontal de los proletarios en contra del trabajo ha sido convertida en la “fiesta del trabajo”. O sea, en la celebración alegre y cobarde de nuestra propia esclavitud. No olvidemos que hoy los sindicatos nos mandan a marchar, a acumular fuerzas para “luchar por las reformas que el mundo laboral necesita” y así lograr el “trabajo digno”. Algunas “fuerzas de izquierda” hasta amenazan diciendo que los trabajadores no necesitamos a los capitalistas, ¡porque podemos auto-explotarnos y seguir trabajando autogestionadamente en la producción de nuestras propias mercancías!

Pero ¿por qué mendigar al Estado empleos “estables”? ¿Por qué seguir indefinidamente poniendo la vida al servicio de la acumulación de valor, de dinero, de mierda? ¿Para ser explotados-as indefinidamente? Nuestra clase no se va a levantar a estas alturas para reivindicar un “empleo estable”, un “trabajo digno”, un “trabajo decente”.

Ya pasaron los tiempos en que al luchar como clase exigíamos eternizar la propia servidumbre, la propia esclavitud cotidiana, en que se exigían cosas al Estado en su lenguaje propio de leyes y derechos, supervisores y reglamentaciones. Está más claro en todo el mundo que en 1886 el hecho de que aceptar las condiciones de explotación capitalista, su régimen salarial y su derecho al trabajo es una operación a la que sólo accedemos por la fuerza de la amenaza y la costumbre, por el terror económico y policial que impone sobre la casi totalidad de la gente desde hace unos cuantos siglos el Estado y el Capital (inseparables entre sí, como el Comunismo y la Anarquía). Pero está lejos de ser natural el aceptar venderse, el transformarse en cosa, en número de matrícula al servicio del capital y de la alta burguesía, de su estado y sus empresas, “públicas” y “privadas”, por eso siempre que existe miseria existe rebelión, y donde hay dominación estatal hay puntos de fuga que resplandecen dando una llama rojoscura.

Los izquierdistas de distintos colores nos dirán en este día que lo que nos falta es más democracia, o que el “poder” debiera volverse alguna vez “popular”. Pero los mecanismos de este sistema son tan democráticos como se necesita que sean en cada fase de desarrollo capitalista para que su clase acumule cada vez más dinero, y es obvio que ningún poder tiene por objetivo asegurarnos una existencia feliz y plena, sino que muy por el contrario, su objetivo es la destrucción de la unidad orgánica del proletariado y de sus intereses totales, en pos de la “organización” atomizada de los mismos según sus intereses parciales. Quieren hacernos luchar por los derechos correspondientes al individuo, las garantías del ciudadano (homus economicus), la vida de mierda del humano reducido a comprador y vendedor de mercancías.

Los sindicatos y partidos políticos son órganos vitales del Estado (siempre) burgués para desempeñar tal función. El verdadero partido comunista histórico es el proletariado en su más amplia expresión realizando simultáneamente la destrucción del poder y de la economía capitalista, interrumpiendo para siempre la producción de mercancías mediante actos ininterrumpidos de comunización.

Aprovechamos este día para expresar en actos nuestra más grande solidaridad con los-as proletario-as que viven y luchan en sus respectivos territorios alrededor del globo.

Reapropiémonos de la vida y reafirmemos nuestra humanidad. ¡Los proletarios del mundo reunidos en Chicago en 1886 no estaban luchando por trabajar más sino menos! Preparemos el futuro desarrollando y fortificando los lazos entre proletarios-as, construyendo redes de resistencia invisible afuera y contra toda mediatización, solidarizando activamente con los/ as compañeros/as castigados más duramente por el Estado/Capital, afuera de todo partido de izquierda o derecha, de todo sindicato, de toda asociación formal, de toda ONG... para hacer posible el único futuro humano que pueda poner definitivamente término a este horror que parece sin fin: la comunidad humana.

¡DICTADURA (ANTI-ESTATAL) DEL PROLETARIADO PARA LA ABOLICIÓN DEL TRABAJO ASALARIADO!

Núcleo de Agitación Comunista / Redes por la Autonomía Proletaria RAP / Comité de la Imaginación


Descarga el pdf AQUÍ (hommodolars.org)