jueves, 2 de mayo de 2013

1º de Mayo contra la esclavitud asalariada (volantes y video)

1° de Mayo: Frente a los festejos burgueses:
Retomemos el combate de clase

Un nuevo Primero de Mayo nos encuentra para recordarnos como el trabajo se nos sigue imponiendo, bajo la dictadura de la economía, como la única forma de concebir, conseguir y en el fondo vivir la vida, dando a la burguesía las armas (nuestra fuerza y su plusvalor) para seguir definiendo el sentido de este mundo a su antojo. Pero al mismo tiempo, esta fecha en el calendario también hace presente nuestra historia de lucha, nos demuestra como nuestra clase, a pesar de las limitaciones, re emerge como fuerza internacional e internacionalista, aquí y allá, afirmándonos que mientras no empecemos el proceso de destrucción de esta relación social imperante no hay modo que descubramos de qué somos realmente capaces como humanidad. 

Mientras la burguesía sigue alardeando de su perfección democrática y mostrándonos su sistema de miseria como el último bastión posible de la humanidad, quienes durante  todo este periodo histórico nos han dicho y enseñado que lo que debemos hacer frente a esta sociedad miserable es buscar mejoras dentro de ella persisten con la  cantinela de siempre. Nos hablan de mejorar nuestra posición en su escala social, de buscar formas democráticas donde participar y “decidir”, de repartir las riquezas, de cubrir las grietas que los antagonismos de clase muestran evidentes, conservando, en el fondo, todo aquello que permite mantener el funcionamiento de los engranajes del capital; sacrificar toda nuestra vida para garantizar la continuidad del orden existente. Se nos dice abiertamente que lo mejor a lo que podemos aspirar es a esto: un mundo en constante crisis sobre el cual debemos mantenernos en un nivel competitivo, de dominación, de incesante producción y destrucción, reclamando con sus llantos y discursos baratos que lo que nos hace falta a los proletarios son las oportunidades para poder insertarnos de manera efectiva dentro de este círculo desastroso. Estas son las victorias  a las cuales se invita  al “pueblo” a defender, esa es la vida que los charlatanes de las ideologías que hablan en nombre de nuestra clase nos presentan como “digna”, algunos reconociéndolo abiertamente, otros encubriéndolo bajo su discurso seudo revolucionario donde toda reforma son “pequeñas conquistas” que nos llevaran a la victoria final ¡como si estas mejoras fueran capital que se acumula para  cimentar la construcción del  ilusorio “poder popular”!

Y aunque se nos intente hacer creer lo contrario, son cada vez peores las condiciones sociales del mundo capitalista, cada vez más destructivas sus consecuencias; tras dos siglos de reformas y mejoras sociales, de progreso y conquistas por parte de los defensores de la democracia, es cada vez más amplio el sector que se encuentra enfrentado al desarrollo incontrolable de este progreso y su destrucción de la vida en general: la población que se ve enfrentada a la proletarización total del mundo y su consecuente devastación en el planeta se extiende por todas partes sin dejar respiro alguno.

El progreso del capital requiere que sea el proletariado (¡y el planeta en su totalidad!) quien pague las consecuencias del modo de vida que sustenta. El desarrollo de la competencia capitalista llega tan lejos en su búsqueda de alimentar su sistema de miseria (búsqueda de combustible, minerales y mercancías en general) que cada vez son más paupérrimas las condiciones de quienes nos encontramos a merced del trabajo asalariado y las necesidades del mercado, siendo cada vez más destructiva para el planeta su imposición.

Nos sigan intentando calmar diciéndonos que se trata de una crisis especifica y solucionable, o nos sigan engatusando con sus discursos acerca de ciertas potencias imperialistas que son culpables de todos los males habidos y por haber, la historia y el legado que nos han dejado los revolucionarios a lo largo de esta nos demuestran lo contrario: un sistema que basa la producción  y por ende, la vida en general en torno a la tasa de ganancia, el lucro, la explotación  no puede sino conducir al desastre; la catástrofe del capitalismo que se extiende a ritmo cada vez más acelerado, el desastre de la sociedad burguesa y su incapacidad de resolver sus propias contradicciones manifiestan de forma cada vez más clara la única respuesta posible, la que ha sido planteada desde sus albores: Revolución proletaria mundial o catástrofe; destrucción del Capital, el Estado y toda sociedad de clases o perecer.

El desarrollo catastrófico de la dictadura del capital, del valor, viene a confirmar la fuerza motora que guarda el proletariado en su ser: que al Capitalismo solo queda oponerle su destrucción mediante la violencia de la comunidad humana, la revolución. Que no hay forma de mejorar o humanizar la miseria bajo la vida del mundo burgués.

No existe forma alguna de gestionar de mejor manera esta miseria, no existe forma de humanizar la explotación  la dominación  la violencia sistematizada que ejerce el capitalismo sobre el proletariado  y el mundo entero. No existió ayer ni existirá nunca: la historia nos ha demostrado que todas  las supuestas “victorias”  que nos invita a festejar la burguesía y  la social democracia lo único que han logrado es acomodar esta realidad de explotación al punto de que a momentos casi no existe conciencia de ésta realidad; el único favor que le han hecho al proletariado estas reformas y la realidad difusa que producen es que nuestra clase siga atrapada en la nebulosa del falso bienestar; que siga celebrando su condición ante la idea de un pasado peor y perdiendo la propia conciencia de la realidad que nos oprime, obstaculizando la fuerza que va adquiriendo nuestra clase a medida que va superando estas ilusiones.

Usen la verborrea que usen, todas estos canturreos son solo parte de una misma mierda. Sean conscientes o no de esto, su aporte es siempre el mismo: canalizar las reivindicaciones de los explotados hacia falsos objetivos, encuadrarlos en falsas comunidades, ocultar su unidad como clase revolucionaria, negar su capacidad de mandar la sociedad burguesa por los cielos y su capacidad de decidir sobre su propia vida social.

Hoy cuando el proletariado poco a poco comienza a levantar cabeza y la contradicción vital entre las necesidades del Capitalismo y las de los proletarios se agudizan de tal manera que ya pocos pueden hacerse los desentendidos, es necesario afrontar esta realidad y hacer más fuerte la ruptura contra estas formas de destruir la fuerza de nuestra clase.

Las luchas incesantes en Egipto y el Medio Oriente, las revueltas y el movimiento radical en Grecia y Chile, el movimiento real que está al margen de los Indignados y sus llantos democráticos e individualistas, los proletarios que en su actividad saben bien a quien atacar y sin esperar excusa alguna, nos dan muestra de que esta fuerza en potencia existe expresando su interés por reapropiarse del mundo que les corresponde, dejando en claro que el proletariado como movimiento de negación nunca murió, pues solo dejará de existir como clase con la total emancipación de la humanidad. 

Lamentablemente estas luchas en ciernes también  nos muestran como ante la falta de perspectivas y proyectualidad propias, ante la dificultad de re-apropiarse de su propio programa, de autonomía de clase, persisten en el proletariado todavía muchísimas de las influencias del reformismo en el seno de sus luchas, perdiendo la fuerza de estas explosiones. 

Todavía hoy pesan en nuestra clase los siglos de desviación y engaño por parte de la socialdemocracia de siempre; donde no encuentran lugar las viejas ilusiones de que toda la lucha de clases se resuelve en la toma o participación en el poder político, en el Estado, por parte de la élite a la cabeza del proletariado, se desvía la fuerza de la ruptura de nuestra clase (ante la incredibilidad de los aparatos partidistas y politiqueros) en presentarle falsos dilemas a resolver. Las revueltas del último tiempo nos lo demuestran: mientras la fuerza del capital se reorganiza ante estos ataques del proletariado alrededor del mundo, los proletarios nos hemos encontrado desarmados y desorientados esforzándonos en echar a andar la maquina social, en querer autogestionar desde abajo un mundo que está hecho a medida de los de arriba. La fuerza del reformismo socialdemócrata es y ha sido encandilar al proletariado con cualquier cosa menos con lo principal: la insurrección, la revolución, la destrucción del poder burgués.

Son precisamente en momentos como éste, cuando oportunistas y reformistas de todo color se reproducen como las cucarachas que son, donde debemos afirmar con mucho más fuerza la autonomía del proletariado y su proyecto histórico.  Si la principal debilidad de todas estas luchas sigue siendo su falta de ruptura con la ideología democrática, con el reformismo de siempre, o con la idea de crear espacios de autonomía al margen del capital, la lucha nos demuestra que es la organización de la ruptura, de la lucha y la negación donde el proletariado encuentra su fuerza y orienta su dirección.   

Es frente todo esto que el proletariado tiene el deber de afirmar su programa de siempre, invariante;  su verdadero proyecto histórico de negación, de destrucción, única forma de re hacer la vida y nuestra relación con esta para gestar una comunidad humana mundial:

¡Nada que reformar, nada que “autogestionar”! ¡Lo único que podemos autogestionar es la destrucción total del Capitalismo y la dictadura del Valor!

Este 1 de Mayo reafirmemos nuestra unidad como clase, como explotados del mundo y apuntemos nuestros esfuerzos en una sola dirección:

¡ Revolución proletaria mundial! ¡ Abolición del Capital y del Estado! ¡Comunismo y Anarquía!

Proletarios Internacionalistas
http://www.proletariosinternacionalistas.org
proletariosinternacionalistas[a]yahoo.com

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1º de Mayo Zombie



[1° de Mayo del dosmil y pico en algún rincón del planeta...]

Trabajadores, desocupados, estudiantes, ciudadanos, y autómatas en general:

Confiamos plenamente en nuestros políticos y nuestros sindicalistas. Nuestros problemas son los suyos. Nuestras preocupaciones, nuestros temores son los mismos que los de los ricos. Por eso un día como hoy 1 º de Mayo, día de la armonía mundial y eterna entre las clases sociales les manifestamos nuestro respaldo, todo nuestro aliento. 

Trabajaremos más duro para salir de la crisis, nos sacrificaremos aún más. Aceptamos las reformas laborales que sean necesarias... y lo que sea, dicen los economistas que es necesario y ellos son los expertos. Nunca más volveremos a desconfiar del ejército que pone orden y salva vidas en Haití y no sabemos donde más.

¡Vivan los fiscales y los jueces que condenan a prisión a trabajadores, manifestantes e insumisos porque sin ellos esto sería una anarquía!

Canalizaremos nuestras reivindicaciones, siempre excesivas, a través de los compañeros profesionales del sindicalismo. Y si no hay trabajo aquí, emigraremos donde digan.

Renunciaremos a nuestro subsidio familiar (si lo tenemos) porque no nos lo merecemos y mejor que se gaste en un portaaviones que asuste a los ingleses y en los festejos patrios.

Amaremos nuestro trabajo como a nosotros mismos. Jamás más volveremos a golpear a un policía y pediremos que los militares vengan a poner orden.

Amaremos a Dios y a los ricos por sobre todas las cosas.

Gracias por su atención. Vuelvan a sus hogares.

[Es un mensaje del Partido Demócrata por una Democracia Democrática]

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