viernes, 24 de octubre de 2008

BOLETÍN Nº 4


Editorial

Con el ánimo de seguir contribuyendo a un pensamiento crítico, a la apertura de debates y a la generación de discusiones fructíferas para avanzar en la construcción (teórica y práctica) de un movimiento popular conciente y capaz de desarrollar todo su potencial transformador, es que presentamos este cuarto número de El Radical Libre.

En esta ocasión, volvemos a tratar el tema de la relación Ciencia-Pueblo, tratando de profundizar las visiones que en el número anterior se habían trazado. De esta forma, pretendemos hacer una crítica tanto a la funcionalidad de la Ciencia, (es decir, aclarar al servicio quienes está), tanto como a la concepción misma de esta herramienta de generación de conocimientos, poniendo en duda su pretendida objetividad, a la vez que, mirándola desde una perspectiva distinta, se propone como herramienta importante para los pueblos en sus luchas de autoliberación.

También se analizará de forma general el proceso de neoliberalización del capitalismo en chile, impuesto en el país por medio de la fuerza y represión de las fuerzas armadas al servicio de la burguesía nacional y extranjera.

Relacionado también con la reestructuración económica post-dictadura, abordaremos los mitos del crecimiento económico chileno y como miente la famosa encuesta CASEN.

Por último, para seguir con la línea que nos hemos trazado para hacer este boletín, que tiene que ver con la problemática ambiental, desarrollamos un artículo que explica el conocido Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, en particular el negocio que existe a partir de este acuerdo, que consiste en la venta y compra de bonos de carbono, lo que no es otra cosa más que un mecanismo que permite a grandes empresas seguir aumentando sus riquezas y con ello, inevitablemente, seguir destruyendo nuestro planeta y deteriorando las condiciones de vida de todos/as en general.

Ciencia y Pueblo II

“Los conceptos y principios fundamentales de la ciencia son invenciones libres del espíritu humano”. (Albert Einstein)

La ciencia a menudo suele considerarse como una herramienta neutra para la generación de conocimientos. Es decir, un conjunto de ideas, herramientas y técnicas utilizadas y generadas sin ninguna intervención externa al método científico. Este proceso, se piensa, no posee o no debería poseer ningún rastro de dogma o sesgo ideológico. Lo que la ciencia produce es conocimiento neutro, y por esta razón, es común que los científicos se laven las manos, utilizando el discurso de que se debe dejar a la sociedad que decida que hacer con sus descubrimientos, avances o teorías. El proceso científico es explicado oficialmente según la siguiente lógica: los hombres y mujeres de ciencia, a partir de observaciones de fenómenos naturales, realizadas de la manera más objetiva posible, ofrecen explicaciones que de ser corroboradas experimentalmente se convierten en verdades firmes, que sirven como base para la construcción de nuevos conocimientos. Son muchas las críticas que a este razonamiento se han hecho, desde la misma ciencia y desde la epistemología (ó filosofía de la ciencia), que cuestionan la difundida objetividad de la metodología científica. Quizás lo más importante sea el hecho de que tanto las técnicas como las herramientas usadas por las distintas ramas del conocimiento científico para captar y describir los fenómenos naturales, son creadas a partir de razonamientos que se encuentran dentro de cuerpos teóricos determinados, denominados Paradigmas Científicos. Se observan determinadas cosas porque las herramientas utilizadas para realizar dichas observaciones, están precisamente diseñadas para captar ciertos tipos de fenómenos. Dichos paradigmas científicos, que son la concepción de mundo que comparten los hombres y mujeres de ciencia, están íntimamente relacionados con la forma de comprender el mundo de la sociedad en general. Es decir, tanto la metodología como las técnicas usadas para la producción científica, están impregnadas de una forma de ver y comprender la realidad compartida por gran parte de la sociedad, lo que influye en la descripción e interpretación de los fenómenos.

Por ejemplo, analicemos un caso de relevancia trascendental en el mundo de las ciencias naturales: La Teoría de Evolución de las especies por Selección Natural, desarrollada paralelamente por Wallace y Darwin. No pretende ser el objetivo de este artículo explicar en detalle el mecanismo de la Selección Natural, pero básicamente consiste en que los individuos, motivados por su instinto de sobrevivencia, buscan la obtención de recursos, los cuales se encuentran en cantidades limitadas en el ambiente, razón por la cual deben competir con otros individuos para procurarse dichos recursos. La forma en que esta competencia se da es por medio de la mejor adaptación a un determinado ambiente. Los organismos mejor adaptados sobreviven, por poseer ciertas características que les son más ventajosas. Al sobrevivir, traspasan dichas características a su descendencia (por ello las características deben ser heredables). Esta continua adaptación a las variaciones ambientales provoca gradualmente cambios en los individuos de una especie hasta que estos ya son tantos, que dan origen a una especie nueva. En esto consiste básicamente la famosa “lucha por la vida”: Los recursos son limitados, por lo tanto los individuos deben competir para obtenerlos. Es esta constante competencia la que da forma y organiza al mundo natural. ¿Cómo se llegó a esta explicación del proceso evolutivo de las especies? Oficialmente, se supone que a partir de la observación de patrones que se dan dentro de la naturaleza, Darwin, en un momento de iluminación, descubrió el mecanismo por el cual las distintas especies de seres vivos de la Tierra evolucionan a través del tiempo. Sin embargo, el mismo Darwin reconoce que la selección natural constituye la extrapolación de los planteamientos de los primeros ideólogos del capitalismo, como son Adam Smith y Thomas Malthus. De ellos, Darwin adopta el razonamiento de que siempre nacen más individuos de los que pueden sobrevivir en un ambiente con recursos limitados, y por ello se debe dar una competencia por dichos recursos, competencia que regula el equilibrio natural, así como supuestamente la libre competencia entre individuos humanos regularía toda la actividad social. Para cualquiera que tenga conocimientos de teoría económica se hace evidente esta similitud entre la explicación ofrecida para explicar el mecanismo evolutivo y la teoría económica capitalista. F. Engels, en una carta a Piotr Lavrovich Lavrov en 1875, afirma:

Toda la doctrina darwinista de la lucha por la existencia no es más que la transposición pura y simple de la doctrina de Hobbes sobre el bellum omnium contra omnes [la guerra de todos contra todos], la tesis de los economistas burgueses de la competencia y la teoría maltusiana de la población, del dominio social al de la naturaleza viva. Tras de hacer ese juego de mano (…), se transpone esas mismas teorías de la naturaleza orgánica a la historia y se pretende luego haber probado su validez como leyes eternas de la sociedad humana”. (1)

Más allá de valorar como errado o acertado el razonamiento darwiniano, lo importante de observar aquí es como la ciencia está inevitablemente influenciada por la forma de ver y comprender la vida por parte de los científicos. Vivimos en una sociedad dividida en clases sociales, en explotados y explotadores, en ricos y pobres. Por lo tanto, en esta sociedad basada en la dominación, la visión de mundo hegemónica es aquella de quienes están en la cúspide de la pirámide social, de quienes controlan los medios de producción y el poder político. A partir de esto es fácil comprender que la producción científica está impregnada de ideología que justifique el orden social actual; la visión de mundo de los poderosos. Por eso, en el caso del desarrollo de esta teoría evolutiva por parte de Charles Darwin, es comprensible que en una sociedad y en un momento histórico de expansión del capitalismo en el mundo, esta concepción ideológica (capitalista) se aplicara y extrapolara para explicar el funcionamiento del mundo natural.

Pues bien, la ciencia no es neutra. Está al servicio del poder. Y no sólo es funcional al sistema dominante, si no que también su concepción de mundo y su metodología responden a la ideología del poder. Constituye una quimera pretender una existencia objetiva del proceso científico y de las herramientas y técnicas que en él se utilizan. Sin embargo, no por esto se debe desechar esta metodología de generación de conocimientos por parte de quienes no comparten la ideología capitalista y la combaten. En la práctica, se ha demostrado que varios aspectos que guían el trabajo científico se reafirman como imprescindibles para el desarrollo del conocimiento humano. De lo que se trata es de asumir la subjetividad de la producción científica, de comprender que hoy tanto la epistemología como la aplicación de la ciencia está al servicio de justificar un sistema que se basa en la dominación y explotación de las personas y del saqueo al mundo natural, lo que terminará por llevar a la humanidad a su fin como especie. Entendiendo esto, lo esencial es hacer de la ciencia una herramienta (quizás la principal) elaborada desde el Pueblo y dirigido hacia él, hacia su emancipación y por lo tanto hacia el fin del capitalismo y la división clasista de nuestra sociedad. Una ciencia generada desde el seno del Pueblo será, por lo tanto, distinta tanto en su aplicación práctica como en su cuerpo teórico a la ciencia del poder. De hecho, cuando la mayoría de los científicos veían al mundo natural como una pugna sangrienta entre individuos por sobrevivir, otros como Piotr Kropotkin (geógrafo, científico naturalista y teórico anarquista) observaban que las relaciones mutualistas son una constante en la organización de los seres vivos, incluso más importantes que las relaciones de competencia que tan afincadas están en el imaginario científico (2). Esta visión mutualista de la relación entre individuos dentro de una misma especie y entre especies distintas, actualmente ha ganado terreno, incluso desplazando a la selección natural como mecanismo principal del proceso evolutivo, convirtiéndose en un tema candente en los debates científicos del área naturalista.

De la ciencia debe rescatarse la curiosidad constante de la mente humana, la necesidad de sistematizar las interpretaciones del mundo y luego corroborar si dicha sistematización se hace de utilidad práctica. De esta forma, utilizando la ciencia como método para lograr un mejor entendimiento de las relaciones naturales, y dentro de éstas particularmente las humanas, avanzar en la lucha por la emancipación de nuestra Clase, de nuestro Pueblo, desechando cualquier intento dogmático, de hacer de la lucha de los pobres una concepción religiosa, una visión incuestionable y rígida de todo lo que nos rodea. Sólo si como Pueblo asumimos una construcción basada en la continua sistematización de experiencias y el debate de estas, podremos avanzar con firmeza hacia la destrucción del capitalismo y la creación de un mundo que nazca desde los pobre y oprimidos.

(1) Carta de F. Engels a P. Lavorv. Disponible en http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/cartas/oe3/mrxoe323.htm

(2) Ver el libro “El Apoyo Mutuo”. Disponible en Internet: http://www.kehuelga.org/biblioteca/apoyo/apoyo.html


Dictadura y reestructuración económica: todos saben para quien trabajan

Se fue otro Septiembre... e inevitablemente paralelo al abandono de ese intenso mes de tanto significado histórico, llega el recuerdo y ánalisis del sin duda más importante giro histórico de los últimos 50 años: El golpe militar del 11 de septiembre de 1973, un hecho que paradójicamente cada vez más gente desea enterrar en el olvido, y que marca el inicio de los 17 años de la sangrienta dictadura de Pinochet y de un proceso de reestructuración de la economía chilena con el objetivo de llevarla a la actual fase de neoliberalización extrema por la que es ampliamente conocida en el resto el mundo.

La complejidad de los acontecimientos y del panorama político, económico y social del periodo que llevó a la formación de la Unidad Popular, luego al gobierno de Salvador Allende, después al mismo Golpe Militar y la posterior Dictadura hacen que su análisis aquí tenga inevitablemente un corte extremadamente superficial.

Así, es hoy de conocimiento general e innegable que las causas del Golpe de Estado y la instauración de la Dictadura fueron producto de procesos de complot tanto interno como externo. Interno, mediante el accionar de las cúpulas de lo que desde el siglo XIX, ha sido el poder en Chile, la oligarquía latifundista, luego el empresariado criollo, y luego el empresariado transnacional, todas representadas por las instituciones como: Ejército, la Iglesia Católica, el Partido Nacional (“La Alianza” de la Derecha de aquél entonces) y la Democracia Cristiana. Decimos Complot, pues como ocurre normalmente en la historia, cuando la burguesía y la telaraña del “poder político-económico-militar” ven reducido su (valga la redundancia) “poder”, ponen en acción toda la batería reaccionaria que incluye la escalada de sucesos lógicos en la mente de un fascista: manipulacion electoral, manipulación de los medios, acaparamiento de los víveres, paralización de la economía, intervención de las FF.AA., instauración de un régimen autoritario, exilios, torturas, asesinatos selectivos, asesinatos colectivos, instauración del miedo en la población, instauración del miedo a la política, del miedo al otro, individualización del individuo, supresión de los movimientos sociales, más represión, explotación de los trabajadores, sumisión y de esta forma, Paz social.

Y causas por supuesto, externas, con la archiconocida intervención estadounidense a través de su gobierno de turno (Richard Nixon-Henry Kissinger) que ocupó todos los medios necesarios para sabotear el gobierno socialista de Chile, incluyendo el envío de agentes secretos (igual que en una película de James Bond), la transferencia de millones de dólares para fomentar la paralización de los gremios (camioneros, empresarios) que desencadenaron el caos que llevo a parte importante de la poblacion a justificar el golpe, la manipulación mediatica dirigida por El Mercurio y su director Agustín Edwards (que fue personalmente a Washington a llorarle la carta a Nixon) y el apoyo tangible de fuerzas militares (mediante buques de guerra en el Pacifico Sur listos para entrar en acción por si Pinochet se veía complicado en controlar el país).

Sin duda EEUU se notaba bastante interesado en que Chile y (Latinoamérica entera en realidad) cayeran dentro de su esfera, quizás, los cerebros detrás de sus escritorios manejando el poder vieron algo aquí donde todavía nosotros solo veíamos ese mar que tranquilo te baña, la majestuosa blanca montaña y todo aquello que quienes inventaron este país nos dijeron que nos traería un futuro esplendor.

Chile constituye un caso único en el mundo, es una franja de terreno que abarca 39 grados de latitud, su costa de 4.270 Km da justo al frente de la mayor cuenca oceánica del mundo, alli mismo, se da por procesos naturales una de las zonas pesqueras más productivas del planeta, posee 83 tipos de formaciones vegetales y entre los variados ecosistemas que existen podemos encontrar desde el Desierto de Atacama, pasando por el matorral hasta el bosque húmedo valdiviano, así como los fiordos, los canales y glaciares de la parte sur de la Cordillera de los Andes que flanquea todo el territorio. Desde 1973 e ininterrumpidamente hasta hoy ha comenzado un proceso de reestructuracion de la economía para explotar en forma acelerada la gran gama de recursos naturales que posee el país, transfiriendo el capital desde manos estatales a privadas y desde nacionales a enormes organismos del comercio transnacional, un proceso titireteado desde organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial al régimen de Pinochet y que era acorde con las necesidades del cambiante mundo de los 70” y 80” en los que el capitalismo mismo cambiaba, evolucionaba...

Para poder seguir aquellos ritmos, el régimen encargó el Banco Central, los ministerios de economía, del trabajo, y las principales oficinas de planificación (para planificar desde nuestra vejez con las AFP hasta la regionalización con la ODEPLAN) a toda la generación de economistas que durante fines de los 60 y principios de los 70 estudiaron en le Universidad Católica y posteriormente en la Universidad de Chicago con el gurú de la economía del libre mercado y creador de la teoría monetarista: Milton Friedman. Estos personajes, entre los que destacan, Pablo Barahona, Alvaro Bardón, Hernán Buchi, Jorge Cauas, Sergio de Castro, Miguel Kast, Roberto Kelly, Felipe Lamarca, Fernando Léniz, Rolf Luders, Juan Carlos Mendez Gonzalez, Juan Artiztía Matte, José Piñera (el hermano del que quiere ser presidente y creador del sistema de AFPs), Emilio Sanfuentes, Francisco Soza, Luis Arturo Fuenzalida, Pedro Jeftanovic, Ernesto Fontaine, Cristián Larroulet y el famoso payaso Joaquín Lavín fueron los arquitectos de la economía chilena actual, diseñandola específicamente para que la libertad de los capitales pudiese operar y primar sobre cualquier derecho humano básico, incluso en muchos casos, la vida. Es asi como estos “Chicago Boys” cuplirán con una parte fundamental del proceso hacia el neoliberalismo. La otra parte estará a cargo de la misma generación de abogados que esta vez en la Facultad de Derecho de la Universidad Catolica, trabajaran febrilmente en una nueva Constitución que verá la luz en 1980 y con la cual, el cambio estructural quedara sellado para el resto de la inmediata historia de Chile.

Llega 1990 y con la transición “democrática” hacia la Concertación las medidas de esta reestructuración económica se convierten en manual de cabecera para manejar el país. Esta llamada transición no es más que un proceso de acuerdos tras bastidores entre los mismos que llevaban ya cientos de años gobernando: el triunvirato del poder político-económico y militar. Si bien varios analistas concuerdan que la sublevación de gran parte de la población y el proceso de protestas de los 80 contribuyó en gran medida a la caída del regimen de Pinochet, las razones de mayor peso las podemos encontrar en la ya mencionada evolución del capitalismo internacional, y el notable cambio en la política exterior nortemericana (la llegada de los Neoconservadores a la Casa Blanca). Entonces, ya no era necesario mantener ni apoyar las internacionalmente vergonzosas intervenciones militares en países latinoamericanos, ni atar por la fuerza a quienes osaran rebelarse contra el orden mundial, ahora bastaba simplemente atarlos mediante la economía. Así, existió un acuerdo que consideraba entregar el poder político a la Concertación, con la condición de no intervenir ni la Constitución de 1980, ni la estructura general económica que habría de privatizarlo todo en Chile.

Así las cosas, podemos entender porque en 18 años, la Concertación haya llevado al país a ser uno de los que más TLC han firmado en el mundo, o mantener un sistema general de vida donde absolutamente todo esta regido por el mercado, únicamente está siguiendo los patrones del comercio internacional establecidos por la fuerza en Chile; así mismo es como no nos debería sorprender porqué luego de 35 años, casi la totalidad de los derechos humanos básicos para subsistir, como la tierra y el agua, se encuentran totalmente a merced de la “ilógica del mercado”.




Chile crece y derrota la pobreza ¡Mentira!

¿Sabe Ud. a cuanto asciende el PIB actualmente?

¿Tiene Ud. alguna idea de qué es el IMACEC?

¿Conoce Ud. medianamente cual es la cifra en la balanza comercial para este año?

Lo más probable es que no, nosotros al igual que usted, tampoco la sabemos, y no por un asunto de despreocupación o ignorancia, sino mas bien por un asunto de que (aunque nos cueste reconocer) en este país supuestamente democrático y con un gobierno socialista, los derechos económicos de la población se manejan al antojo de las élites político-empresariales, y en un lenguaje sólo entendido por ellas.

Seguramente la señora Filomena no sabe absolutamente nada sobre las sin duda increíblemente complejas variables que hacen subir la bencina cada vez que hay guerra en el oriente medio, o que hacen subir el precio de la leche cuando está inestable el Nasdaq de Nueva York.

La señora Filomena solo se hace la lógica pregunta de ¿Por qué es tan cara la leche? En un país tan lleno de vacas como este, o ¿Por qué sube el precio del pan?, y los pasajes de la micro, la luz, el agua y el gas, y ¿Por qué sus hijos son tan infelices sino tienen celular con cámara o Internet en la casa, todo ello mientras los sueldos se mantienen casi exactamente igual.

La señora Filomena se pregunta también ¿Por qué todos los meses se le reduce su sueldo a poco mas de la mitad? (un 60% del total) Cada vez que le descuentan un 7% para la salud, un 12.5% para la jubilación, y un 19% de IVA, aun sabiendo que esos servicios no se cumplen, pues la calidad de los hospitales públicos es pésima, diríase hasta peligrosa. Mientras las administradoras de fondos de pensiones (AFP) no aseguran en ningún caso la tan ansiada vejez tranquila y el impuesto al valor agregado (IVA), que todos debemos pagar hasta por una llamada telefónica parece una burla al compararlo con los bajos impuestos que pagan las corporaciones mineras de cobre en el norte.

A pesar de haberse reducido la brecha de la desigualdad en un 3% en los últimos años, las diferencias continúan siendo escandalosas. Mientras un trabajador debe mantener a su familia con 150.000 pesos todos lo meses, un ciudadano ABC1 gana 4 millones o mas, por no hablar del sueldo de un senador y un diputado que bordean los 7 y 5 millones respectivamente.


El fraude de la encuesta CASEN

Los defensores del modelo económico se defienden, “el país crece y derrota la pobreza” claro, que para esta afirmación se ocupan criterios de una realidad pasada hace mas de 20 años, como es el caso de la encuesta CASEN (encuesta de caracterización socioeconómica) según la cual, solo el 10.5% de los chilenos son pobres y el 3.2% son indigentes. Según esta encuesta, de la cual salen las cifras oficiales para los medios de comunicación y los organismos internacionales (ONU, OEA) un chileno que vive en la ciudad con mas de 23.549 pesos al mes y 18.146 en el campo deja de ser indigente, y el que gana mas de 47.099 pesos en la ciudad y 31.756 en el campo, deja de ser pobre. Tal vez hace 20 años el kilo de pan no valía 900 pesos, ni las ciudades eran tan grandes como para prescindir de la locomoción, además, con ese criterio que impera en todos los medios de comunicación, le queda muy claro a la opinión pública que efectivamente “el país crece y derrota la pobreza” pero si lo pensamos bien, es difícil que por estos días se pueda comprar algo mas que un pedido de supermercado con esas cifras, por no hablar de viajar todos los días a la pega en micro, ademas del dividendo o el arriendo de un lugar digno para vivir.

Todo esto no nos debiera sorprender, son las contradicciones del pésimo modelo económico capitalista que rige los gobiernos de todo el mundo y sus habitantes.

“Un modelo imperfecto que resulta” según sus defensores, y en cierta medida tienen razón, sus defensores jamás han vivido en la periferia de las grandes urbes, o en los campos, o en las caletas de pescadores.

Sus defensores seguro ni siquiera se preocupan por el descarado saqueo de los recursos naturales, incluso deben reírse de la preocupación por la pérdida de especies y ecosistemas, sus defensores sólo arman un burdo circo y pelean para la TV, hacen las leyes y administran el país al antojo de los grandes órganos del comercio mundial, no tienen que preocuparse por mantener una familia con 144.000 pesos al mes.


Bonos de carbono: Pagar para contaminar.

Desde hace un tiempo, hemos sido testigo de cambios drásticos en el clima, estos se manifiestan de diversas maneras: aumentos graduales en las temperaturas, crecimiento alarmante de los mares, precipitaciones en períodos que son normalmente secos; anomalías climáticas que causan desaparición de grandes áreas agrícolas, y peor aún, extinción de especies de animales y plantas. El origen de este fenómeno es conocido y comentado por muchos: la emanación de gases invernadero y otras formas de contaminación ambiental, esto como consecuencia de la continua actividad industrial que se desarrolla principalmente en los países más desarrollados. Ante esto, debido a una probable escasez de recursos naturales para explotar (lo que significaría un obstáculo para seguir acumulando capital por parte de los poderosos), se han desarrollado algunas estrategias, muy poco efectivas por cierto, para frenar el cambio climático global, una de ellas es la que analizaremos a continuación: el Protocolo de Kyoto en diciembre de 1997. El Protocolo de Kyoto, es un tratado en el que los países más desarrollados del mundo acuerdan reducir las emanaciones de gases invernaderos en un 5% respecto al año 1990, esto en un período de compromiso entre los años 2008 - 2012. Para clasificar los gases invernaderos, se estandarizaron ocupando como referencia al más conocido de todos (CO2), es así como otros gases se representan como el equivalente a una medida de CO2, esto se denota como CO2e, para aclarar el tema se presenta la siguiente tabla de equivalencias:



Gases de efecto invernadero Equivalencia en CO2 de una medida de gas (CO2e)
Dióxido de Carbono (CO2) 1
Metano (CH4) 21
Óxido Nitroso (N2O) 310
Hidrofluorocarbonos (HFC) 740
Perfluorocarbonos (PFC) 1.300
Hexafluoruro de azufre (SF6) 23.900


Este acuerdo entró en vigencia el 16 de febrero del año 2005, siendo la Unión Europea, una de las potencias que se comprometió a reducir el 5% de la emanación de gases invernadero respecto al año 1990, porcentaje que equivale a 424 millones de toneladas de CO2, y teniendo como plazo máximo el año 2012. Por el contrario, otra gran potencia mundial, Estados Unidos (que genera el 36% de gases invernadero del total de países desarrollados), no aceptó tal acuerdo, por lo que no reduciría su emanación de estos gases, simplemente se excusa argumentando que los países en vías al desarrollo también deberían estar comprometidos en el acuerdo.

El gran problema ocurre cuando este tipo de acuerdo se transforma en una maquinación política, que finalmente conlleva a que este acuerdo sea un mero negocio. Lo que sucede, es que los países desarrollados pueden financiar proyectos de captura o abatimiento de estos gases en otros países, con el fin de lograr sus metas propuestas en el acuerdo, y luego se acreditan estas reducciones como si hubiesen sido en su propio territorio, con lo que se abaratan los costos significativamente. En otras palabras, esto quiere decir que una empresa chilena puede por voluntad propia reducir sus emanaciones de gas invernadero y vender esa reducción a los países más “desarrollados”, a esto se le conoce como bono de carbono. Entonces, lo que realmente hacen los poderosos, dueños de grandes fortunas, es adquirir un derecho a mantener o aumentar sus niveles productivos, con los costos ambientales y sociales que esto conlleva, a un precio que mantenga el negocio “viento en popa”. Con esta transacción de bonos de carbono, se crea lo que hoy se conoce como mercado del carbono, el cual se basa en dos ridículas aseveraciones:

- No interesa en que parte del mundo se reduce la emanación de gases invernaderos, ya que el efecto global es el mismo; esto es evidentemente falso, sabemos que no sólo existen problemáticas ambientales globales, si no que también se dan en un sector determinado y el efecto es distinto, ejemplo de ello son los distintos agujeros de la capa de ozono, los cuales en algunos lugares son más agudos que en otros.

- Ambientalmente hablando, no importa el tiempo en que se reduzcan los gases invernadero en el medio, lo importante es que realmente se reduzcan; este argumento es tan débil como el anterior, existe certeza de que hoy nos encontramos en un momento donde las medidas para acabar con la contaminación ambiental se requieren con urgencia, prueba de esto es el tan comentado calentamiento global, el cual ya está dejando sus estragos.

Como podemos ver, el Protocolo de Kyoto no es más que otra herramienta con la que los grandes capitalistas del mundo buscan mantener a la sociedad “calmada”, bajándole el perfil a la problemática ambiental y continuando con su descarada sobreexplotación de recursos naturales.

Entonces, ¿cómo se podría reducir el efecto invernadero y otros tipos de contaminación del medio ambiente?, para responder esta pregunta tenemos que buscar el origen de todo este problema: la explotación de recursos por sobre lo niveles adecuados. Y si seguimos buscando causas, encontramos que esta explotación descarada del medio se da por dos contradicciones básicas del capitalismo:

- La acumulación de capital, los dueños de los medios de producción no se basan en el trabajo de sus empleados y su respectivo salario para fijar un límite al explotar un recurso; lo que realmente les importa es generar cada vez más ganancias, que a la larga se transforman en dinero utilizable para comprar otro medio de producción con el que lucran más y por ende, sobreexplotan el medio ambiente.

- Las empresas no explotan recursos en relación a lo que la sociedad necesita para subsistir, sino que en relación a la acumulación de ganancias que se pretenden obtener.

Nos encontramos entonces, con otro argumento que es claro al señalar que el sistema capitalista es imposible de sostener un medio ambiente sustentable en el tiempo.