lunes, 28 de septiembre de 2015

"Anarquía & Comunismo" Nº 3


En este número:

- La vieja y olvidada lucha de clases

- Balas contra la barricada

- Comunismo y Anarquía por la Abolición del trabajo asalariado y la mercancía

- No es lo mismo pero es igual. Nuevamente anarquía y comunismo


Números anteriores:


NO ES LO MISMO PERO ES IGUAL. 
Nuevamente anarquía y comunismo.

Romper con las ataduras ideológicas para aportar al desarrollo de una teoría revolucionaria coherente y efectiva, constituye una necesidad que cobra cada vez mayor fuerza para quienes se implican en el combate anticapitalista. En dicho esfuerzo, sin embargo, nos encontraremos con la resistencia de aquellos que hacen de las diversas corrientes y referentes teóricos tan sólo una capilla en la cual encontrar cobijo. De esta manera, conceptos cuya íntima relación se presenta con claridad a través tanto de la experiencia histórica de las luchas del proletariado en todo el mundo, como de la reflexión consciente sobre sus contenidos, han mutado prácticamente en antónimos. 

Tal nefasto proceso se ve tristemente ejemplificado con las nociones de comunismo y anarquía, que en el sentido común izquierdista suelen denotar tendencias ideológicas prácticamente antagónicas. Si bien tal divergencia tiene una base histórica en el seno del movimiento proletario, su mantención en el tiempo se debe principalmente a dinámicas propias de la ideología, lo que lleva a que en lugar de la búsqueda de una interacción fecunda entre teoría y práctica revolucionaria, se limiten los esfuerzos teóricos y militantes a demostrar la superioridad de una tendencia por sobre la otra (proceso que se replica en todas las escalas, teniendo así como resultado decenas de sectas marxistas arrogándose ser la encarnación verdadera del “marxismo”, y otras tantas anarquistas sumidas en iguales lógicas). Pretender una práctica revolucionaria anti-estatal y anti-capitalista a partir de tal estado de cosas supone, en el mejor de los casos, una ingenuidad que tiene a la derrota como casi único destino. 

Pero para enfrentar esto, tampoco se trata de llamar a la unidad de posiciones cuyos mismos fundamentos se hallan en la separación, sino de fomentar la negación de tales lógicas (de acción y reflexión) y, simultáneamente, superar las falsas dicotomías que se dan en el terreno fangoso de la ideología, para contribuir a retomar y profundizar la teoría revolucionaria del proletariado, para sus luchas de auto-abolición como clase explotada, contra la dictadura de la economía por sobre nuestras vidas y así abrirnos paso a la construcción de una comunidad humana auténticamente liberada.

En este camino, nos encontramos con compañeros/as que apuntan sus esfuerzos en tareas similares. Es así como los compas de “Proletarios Revolucionarios” (1) en el siguiente fragmento (aquí levemente modificado) abordan críticamente la aparente dicotomía entre comunismo y anarquía, dando respuesta a varios argumentos que suelen esgrimirse para afirmarla, respuestas que a su vez, dan paso también a variadas y profundas discusiones. Lo a continuación citado es parte de un texto mayor en el cual realizan una autocrítica de un documento anterior, escrito por ellos mismos, en el cual se referían, en el contexto de la conmemoración del primero de mayo, al trabajo asalariado y temáticas derivadas.

"(...) A propósito de lo anterior, alguna gente nos ha “criticado” que nos llamemos “comunistas-anarquistas”, que “comunismo y anarquismo son contrarios”, que “cómo es posible que sean anarquistas y propongan la dictadura del proletariado”, etc., etc. Frente a lo cual, responderemos lo que ya han respondido y aclarado otros compañeros al respecto (Los compañeros de RAP/MASA y de Cuadernos de Negación publicaron hace pocos años dos excelentes materiales al respecto: "Marxismo y teoría revolucionaria, parte 1. La superación situacionista de la falsa dicotomía marxismo/anarquismo" y "¿Comunismo? ¿Anarquía?", respectivamente. También recomendamos la lectura del Capítulo 4 de "La Sociedad del Espectáculo" de Guy Debord).

Primero, que comunismo y anarquismo, históricamente hablando, son expresiones del mismo movimiento: el movimiento real del proletariado por negar y suprimir el orden capitalista. Los revolucionarios de siempre se han denominado indistintamente comunistas, anarquistas e incluso “liberales” (como Flores Magón); pero lo realmente importante y determinante no ha sido eso, en lo absoluto, sino su praxis revolucionaria militante contra el enemigo común: el capital. Lo de comunistas-guión-anarquistas acaso sea una forma de rendir homenaje y recoger toda la riqueza de nuestro movimiento histórico único, de nuestro “partido histórico” (donde Marx, Bakunin y todos los “marxistas” y “anarquistas” posteriores no son “dioses” ni “genios”, sino compañeros históricos con sus aciertos y sus errores, de los cuales hay que hacer el respectivo balance crítico y aprendizaje militante con cabeza propia).

Segundo, el planteamiento de la dictadura revolucionaria del proletariado no es un “invento de Marx”, sino una necesidad histórica y concreta “descubierta” y afirmada en la misma guerra de clases por el proletariado revolucionario de siempre y de todo lugar: no sólo por los “marxistas”, sino que tanto Bakunin como los anarquistas realmente revolucionarios en la españa del 36 y el 37 que llegaron a plantear la necesidad de una "junta revolucionaria" (e incluso se habló de "dictadura anarquista"). Mas lo importante aquí es el contenido y lo de fondo –no la forma ni la denominación: la necesidad de ejercer la dictadura social de las necesidades humanas sobre la dictadura del valor o del capital hasta abolirlo, lo que va de la mano de la necesidad de destruir el Estado burgués o aplastar violentamente la contrarrevolución, a fin de instaurar y desplegar la verdadera comunidad humana mundial, la sociedad sin propiedad privada ni trabajo asalariado, sin clases ni estado ni naciones; esto es, el comunismo o la anarquía. Jamás debemos olvidar que estamos en guerra de clases y que el poder lo tiene la revolución o lo tiene la contrarrevolución.

Tercero, no existe un “comunismo autoritario” ni un “comunismo libertario” más que ideológicamente, es decir, en las cabezas de aquellos que viven ideológicamente o alienados por y en la ideología. Muy por el contrario, en tanto que sociedad sin clases y sin estado, comunismo y anarquía vienen a ser términos sinónimos, sin adjetivos, y así es precisamente como los entendemos y los usamos.

Cuarto, la división entre comunismo y anarquismo es ideológica y contraproducente, porque, aparte de falsa, divide a nuestra clase en su lucha única y común contra el capital; mejor dicho, es una división perpetrada por la contrarrevolución capitalista y desgraciadamente reproducida y mantenida por los mismos revolucionarios (quienes, al hacer esto, más bien le estarían haciendo un favor a la contrarrevolución, tanto los “anarquistas” como los “marxistas”). Por tanto, lo revolucionario es criticar y superar esa falsa dicotomía ideológica en el seno de nuestra clase, sobre todo en el seno de las minorías revolucionarias. En efecto, a nosotros no nos interesa ni el comunismo ni el anarquismo como “ismos” o ideologías, sino la teoría-práctica revolucionaria del proletariado y para el proletariado, como arma para nuestra autoemancipación.

Y quinto, lo que hace revolucionarios a los revolucionarios no es su “identidad” ni mucho menos sus nombres o sus siglas (¡!), sino su praxis de ruptura revolucionaria permanente y militante con el orden establecido. Entonces, podremos cambiarnos de nombres o de siglas cuantas veces queramos o cuantas veces sea necesario (incluso por seguridad), pero lo que no cambiaremos es nuestra praxis revolucionaria y por tanto nuestro ser comunista y/o anárquico.”

Nota:
1. Proletarios Revolucionarios es un grupo de agitación, teoría y comunicación revolucionaria del territorio Ecuatoriano, en su blog se pueden encontrar diversas noticias y reflexiones de la situación nacional Ecuatoriana e internacional, ademas de varias publicaciones de tendencia comunista-anárquica. Desde nuestra publicación recomendamos y alentamos su lectura y difusión.