Las mujeres y la lucha por no trabajar
Extracto de "Las mujeres y la subversión de la comunidad", de Mariarosa Dalla Costa.
Resumamos. El papel de ama de casa, tras cuyo aislamiento se oculta un trabajo social, debe ser destruido. Pero nuestras alternativas están estrictamente definidas. Hasta ahora, el mito de la incapacidad femenina, arraigado en esa mujer aislada, dependiente del salario de otra persona y, por lo tanto, moldeada por la conciencia de otra persona, se ha roto con sólo una acción: al obtener la mujer su propio salario, romper el gozne de la dependencia económica personal, vivir su propia experiencia independiente en el mundo fuera de la casa, desempeñar trabajo social en una estructura socializada, ya fuera la fábrica o la oficina, e iniciar sus propias formas de rebelión social junto con las formas tradicionales de la clase. El advenimiento del movimiento de las mujeres es un rechazo de esta alternativa.
El capital se está apoderando del ímpetu mismo que creó al movimiento -el rechazo por millones de mujeres del lugar tradicional de la mujer- para rehacer la fuerza de trabajo incorporando cada vez a más mujeres. El movimiento sólo puede desarrollarse en oposición a esto. Con su misma existencia, plantea, y debe hacerlo cada vez más articuladamente en la acción, que las mujeres niegan el mito de la liberación a través del trabajo. Porque ya hemos trabajado bastante. Hemos cortado billones de toneladas de algodón, lavado billones de platos, fregado billones de suelos, mecanografiado billones de palabras, conectado billones de aparatos de radio, lavado billones de pañales, a mano y a máquina. Cada vez que nos han "permitido entrar" en algún enclave tradicionalmente masculino, ha sido para encontrar un nuevo nivel de explotación para nosotras.
Aquí de nuevo, a pesar de que sean diferentes, establecer un paralelo entre subdesarrollo en el Tercer Mundo y subdesarrollo en la metrópoli, para precisar mejor, en las cocinas de la metrópoli. El plan capitalista propone al Tercer Mundo que se "desarrolle"; que, además de sus agonías presentes, sufra también la agonía de una contrarrevolución industrial. A las mujeres de la metrópoli se les ha ofrecido la misma "ayuda". Pero las que hemos salido de nuestras casas para trabajar porque no teníamos más remedio o para ganar dinero extra o independencia económica, hemos prevenido a las demás: la inflación nos ha clavado en estos horribles puestos de mecanógrafas o en las líneas de ensamble y ahí no está la salvación. No debemos admitir el desarrollo que nos ofrecen. Pero la lucha de la mujer que trabaja no consiste en regresar al aislamiento de la casa, por muy atractivo que pueda resultar, a veces, los lunes por la mañana; como tampoco consiste en cambiar la sujeción en la casa por la sujeción a un escritorio o a una máquina, por muy atractivo que pueda resultar comparado con la soledad del doceavo piso de un edificio de viviendas.
Las mujeres debemos descubrir nuestras posibilidades totales, que no son ni remendar calcetines ni convertirse en capitanes de transoceánicos. Es más, puede que queramos hacer este tipo de cosas, pero ahora no puede situárselas en otro contexto que no sea la historia del capital.
El reto que enfrenta el movimiento de las mujeres es el de encontrar formas de lucha que, a la vez que liberen a las mujeres de la casa, eviten, por un lado, una esclavitud doble y, por otro, nos impidan llegar a otro nuevo grado de control y regimentación capitalista. Esta es, en definitiva, la línea divisoria entre reformismo y política revolucionaria dentro del movimiento de las mujeres.
Parece que ha habido pocas mujeres geniales. No ha podido haberlas ya que estaban separadas del proceso social y no podemos ver en qué asuntos podrían haber aplicado su genialidad. Ahora hay un asunto y es la lucha misma.
Freud también dijo que toda mujer desde que nace sufre de "envidia del pene". Olvidó añadir que este sentimiento de envidia comienza cuando la mujer percibe que de algún modo tener un pene significa tener poder. Todavía cayó menos en la cuenta de que el poder tradicional del pene comenzó toda una nueva historia desde el momento mismo en que la separación del hombre y la mujer se convirtió en una división capitalista. Y ahí es donde comienza nuestra lucha.
29 de diciembre de 1971
_______________________________________
8 de marzo: Día de las mujeres que resisten y luchan
Nosotras como feministas conmemoramos y mantenemos viva en la memoria esta fecha por la relevancia que tiene en la formación de nuestra identidad e historia. Lo hacemos desde una perspectiva autónoma, y libre de la institucionalidad con la que se “celebra” actualmente, institucionalidad que le ha arrebatado completamente el sentido de lucha y resistencia, volviéndola otro día más al servicio de los sistemas dominantes que nos cosifican, oprimen, deciden sobre nuestros cuerpos y nos utilizan cada día como mercancía.
Aún existe esta misma alianza dominante, patriarcal y capitalista contra la que han luchado miles de mujeres a lo largo de la historia. Por lo mismo, hoy, como mujeres rebeldes, nos apropiamos de esa historia, recordando sus luchas y esfuerzos, y conmemoramos con fuerza aquel 8 de marzo de 1908, fecha en donde 140 obreras textiles de Nueva York murieron calcinadas en su fábrica, producto de la represión ejercida por el patrón y sus fieles aliados, la policía, quienes buscaban frenar la huelga que estas trabajadoras mantenían por semanas.
Para este día no queremos flores ni chocolates. No queremos que se realcen nuestros supuestos valores femeninos, que no hacen más que mantenernos atadas a nuestros roles históricos de madres, esposas e hijas abnegadas. Aspiramos y luchamos día a día por ser mujeres libres, con capacidad de decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, sin que el Estado, ni la iglesia, ni ninguna institución se posicione por sobre nuestra autonomía.
Aunque para muchxs el patriarcado y la opresión de las mujeres pareciera algo ya superado, la realidad diaria nos muestra que aún queda mucho por hacer, ya que esta lucha sigue estando tan presente como hace años atrás lo estuvo. Hoy desde los gobiernos nos hablan de igualdad de género, acceso a la mujer al trabajo y a puestos de poder, pero no es a eso a lo que aspiramos. Porque no nos conformaremos con participar en espacios con estructuras patriarcales, los cuales continúan funcionando bajo una lógica de poder y autoridad. Queremos acabar con las relaciones de dominación que no sólo se manifiestan entre hombres y mujeres, sino también, entre mujeres y mujeres, hombres y hombres, de adultas (os) a niñas y niños, y de la humanidad en su conjunto hacia los animales y naturaleza.
Y como aún queda mucho por construir y deconstruir, reivindicamos este día, como un día de rebeldía, y de continuidad de la lucha de miles de mujeres.
Por lo tanto, el llamado que hacemos este 8 de marzo es a organizarse, a juntarse, a cuestionar, para luchar juntxs contra el sistema patriarcal y capitalista que nos oprime y violenta a cada minuto.
¡Hasta que todxs seamos libres, hasta que acabemos con toda opresión!
¡No más Estado, ni patriarcado!
Grupo feminista La ruptura, Marzo 2012
__________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario