Texto tomado de MetiendoRuido:
Un acontecimiento bien comentado es el hecho de que a nivel mundial se están generando brotes de desobediencia masiva. Cualquier continente, hoy en día, puede ser potencialmente el escenario de una revuelta. Lo que no es muy comentado es el contenido que están teniendo estas insurrecciones, el cual está cambiando de manera sustancial al que tenían las anteriores revueltas. El antiguo movimiento anticapitalista, que nació al calor de las fábricas, y que tenia al sindicato como prototipo organizativo, está dando paso a nuevos tipos de organización y otras reivindicaciones que traspasan lo relativo a las condiciones de trabajo o el mundo laboral. Ahora, la lucha, al igual que el sistema capitalista, se ha diversificado y complejizado. El sistema económico se ha hecho mundial/global y su dominación ha traspasado todos los procesos de nuestra vida. Sin embargo, el movimiento anticapitalista actual también ha profundizado la critica y ahora surgen reivindicaciones ligadas a las problemáticas de género, la recuperación de los territorios, las luchas indígenas y la generación de una sociedad libre en equilibrio con la naturaleza. Son precisamente estas últimas luchas las que parecen adquirir mas fuerza y virulencia por todo el planeta. En un mundo altamente tecnologizado y mecanizado, en donde las concentraciones obreras están en decadencia, la resistencia pasa a territorializarse. Del sindicato al territorio.
Los antiguos teóricos anticapitalistas y la base obrera combativa confiaban en la noción de progreso. El futuro utópico seria un mundo repleto de fabricas gestionadas por los productores mismos: la clase obrera. Esta fe en el progreso técnico fue característica en estos movimientos, quizás una herencia del pensamiento burgués de la ilustración, de amplia importancia en la elaboración de las primeras teorías criticas al capitalismo como lo son el comunismo y el anarquismo. Sin embargo, hoy en día vemos como la industrialización y el progreso técnico no son sinónimos de emancipación de la humanidad, la tecnología no es neutra, sino que responde a los intereses del pensamiento dominante. Cuando el desarrollo tecnológico va unido a condiciones de dominación, toda técnica deviene en sometimiento. Hoy en día la tecnología y la industrialización, aunque todos los medios de comunicación digan lo contrario, se están transformando en un sofisticado mecanismo de control social y nos esta llevando hacia una debacle ecológica sin precedentes. Los modos de vida actuales, la concentración masiva en las ciudades, la industrialización generalizada, la extracción indiscriminada de recursos naturales y otros procesos nos están llevando, de la mano de la figura del progreso, hacia una catástrofe global.
Es por eso que el movimiento actual, a diferencia del antiguo, esta dejando de confiar ciegamente en el progreso de la industria y la tecnología como emancipadores de la humanidad. Cada día se ve como el llamado progreso destruye territorios y comunidades en beneficio de las clases dominantes. Es por eso que ahora el futuro utópico no pareciera ser un mundo totalmente industrializado y bajo el poder de los trabajadores, sino un proceso mucho mas complejo de equilibrio con nuestro entorno y las diversas comunidades que viven en el planeta. Ya no solo importa quien es dueño de los medios de producción, sino cómo y bajo que logicas se produce. Ya no basta con que los trabajadores autogestionen el sistema productivo, en las condiciones actuales seria como que los oprimidos autogestionaran su propia extinción como especie. Las nuevas revueltas vienen con la idea de proteger el territorio de la destrucción irreversible. La revolución, entonces, vendrá con un cambio radical al modo de pensar y vivir actual, vendrá con una critica radical a la nociones de progreso e industrialización, solo así podrá tener alguna proyección.
El siguiente documental es un vivo reflejo de estos nuevos procesos que estamos viviendo. Se relata el viaje de resistencia de una pequeña localidad ubicada en el Valle del Huasco (región chilena), territorio altamente intervenido por empresas industriales ligadas a la minería, generación energética y la agro-industria. La revuelta de sus habitantes explotó en 2012 luego de que una empresa de cerdos no dejara vivir a los pobladores del sector. Las condiciones sanitarias eran alarmantes, el olor insoportable. El pueblo se levantó y el estado, como de costumbre, reaccionó. Militarización del territorio, represión al movimiento e impunidad a grupos paramilitares de la empresa de cerdos que buscaba amedrentar al movimiento. Por su parte los medios no pudieron invisibilizar el conflicto, ya que la resistencia fue notoria y radical, sin embargo lanzaron todo su arsenal de persuasión. Para ellos el problema de la industria era simplemente técnico, un desliz, nada que no pudiera solucionarse. Sin embargo, lo cierto es que los problemas como el de Freirina, no son un asunto técnico, representan una condición estructural para el desarrollo del modelo económico. La imposición de la ganancia sobre la vida y salud humanas no es un problema técnico, es un problema ideológico, es la esencia misma del capitalismo.
Freirina rebelde a través de la revisión de una lucha particular de un pueblo se constituye como un critica global al sistema capitalista. No se queda en el simple acontecimiento, sino que desentraña el modo de vida que se encuentra detrás del conflicto territorial en Freirina. El crecimiento extremo de las ciudades, la industrialización generalizada y el predominio total de la mercancía en las sociedades actuales. El siguiente documental, de solo media hora de duración, es por tanto, una critica unitaria al sistema de dominación capitalista, en cuanto centra su juicio al modelo mismo y a una de sus ideas con mayor fuerza para su reproducción como aparato de dominación: la idea progreso.
Las condiciones han cambiado, el capitalismo también. Es por eso que debemos readecuar y afilar nuestra critica. Esta última debe ir a las entrañas del modelo, las reformas no aseguran la revolución y lo que es mas preocupante aún: no aseguran nuestra permanencia como especie en el planeta. Nuestra estrategia debe adecuarse. ¿Esto quiere decir que debemos desechar todo lo hecho anteriormente? No, aunque las cosas cambian, algunas siguen latentes. El sistema capitalista tiene los mismos principios de glorificación de las mercancías. La lucha de clases, con todas sus complejizaciones, sigue vigente, y las revueltas a nivel mundial así lo comprueban. Las luchas pasadas de otros anticapitalistas nos pueden mostrar algunos caminos, pero el verdadero rumbo solo podrá ser definido con una critica nueva y radical, nacida de las entrañas de las luchas del movimiento actual. Es hacia ese objetivo donde debemos volcar la mirada. Solo una estrategia de emancipación que involucre todos los aspectos de la vida y nuestro entorno puede triunfar frente a un sistema que busca intervenir toda nuestra vida y nuestro entorno. La lógica es simple: o es el capitalismo o somos nosotros, es lamentable, pero no quedan otras posibilidades. Nuestra salvación como especie depende de la revolución social, pero de un nuevo tipo de revolución, una nunca antes vista, una que ponga en duda el modelo a cabalidad, una critica global. De nosotros y nosotras depende, de nadie más.
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