Interesante aporte en el plano formativo y propagandístico. También publicado en Hommodolars.
Leyendo el “Diccionario del Militante Obrero” (Ediciones Nuestra Clase, Toulouse, Agosto de 1970), reeditado por el Ateneo Libertario del Besós (Barcelona, 2006) y disponible en el Archivo digital del MIL/GAC.
por el Profesor Jota C.
En Catalunya en 1970, una confluencia de grupos de militantes que adherían a Plataformas de Comisiones Obreras y habían formado unos Círculos de Formación de Cuadros se encargó de redactar y publicar desde Francia -como “Equipo exterior de Nuestra Clase”- un “Diccionario del militante obrero” (1). “Intelectuales” y obreros ligados a los grupos revolucionarios que confluyeron en esta experiencia proveyeron, como “aportación a la cultura proletaria”, 280 entradas o definiciones (más 32 siglas), entre ellas: Anarquismo, Autogestión, Anarquismo, Capitalismo, Tendencia, Método, Consejismo, Huelga Salvaje, Marxismo, Estalinismo, Maoísmo, Esquirol, Desclasado, Situacionista.
Militantes de lo que luego llegó a ser el Movimiento Ibérico de Liberación/Grupos Autónomos de Combate -el grupo español de influencia situacionista más fuerte y directa en los 70- participaron en este proyecto, tanto suministrando definiciones (las más enlazadas a la y tradición consejista y antiestatal) como mediante la impresión en el exterior y posterior distribución clandestina. En cambio el sector “obrero” de este proyecto, con Díaz y Murcia como las figuras más visibles, terminó conformando los Grupos Obreros Autónomos (GOA) y siempre miró con cierta desconfianza al sector “teórico”.
Según Sergi Rosés, en su libro sobre el MIL, “las principales características del Diccionario son su fuerte influencia marxista y, dentro de esta adscripción política, un posicionamiento anti-ortodoxo que deriva muchas veces en eclecticismo, consecuencia tanto de la diversidad de autores que intervinieron en su elaboración como de la falta de concreción teórica de alguno de ellos, que da como resultado una obra donde se encuentran definiciones que encierran enfoques contradictorios” (Rosés Cordovilla, El MIL: una historia política, Barcelona, Alikornio, 2002).
Para entender el contexto en que surge el Diccionario, habría que señalar que se trataba de lo que la Internacional Situacionista llamó el “segundo asalto proletario contra la sociedad de clases” (1968/1977). No es casual, entonces, que la influencia de la IS y del marxismo olvidado (sobre todo el ligado al movimiento de los consejos obreros y el comunismo de izquierda) se hiciera sentir más o menos directamente en todos los lugares durante este proceso revolucionario mundial fue más explosivo.
En España, este asalto fue bastante combativo e inició el fin de la dictadura franquista, lectura que como no podía ser de otra forma, la versión democrática y superestructural del “pensamiento” que nos gobierna ni siquiera nos da a conocer. (2)
El movimiento de la “autonomía obrera” en España, que parte en los 60 y llega a sus momentos más interesantes en los 70, es parte del antagonismo al que llegó el movimiento proletario mundial del 68 (que en la península ibérica incluyó además la revolución portuguesa). Con revoluciones de nuevo tipo, huelgas salvajes, asambleas y experiencias de control y contrapoder obrero era como se expresó el ascenso de la lucha de clases, con la nada despreciable fuerza negativa del proletariado juvenil en todas sus expresiones.
Una de las consecuencias del cambio epocal de 1968 fue el retorno de la preocupación de masas por la necesidad de contar con una verdadera teoría crítica radical, desde y para la realidad actual de la lucha de clases. Desde los inicios de esta oleada de antagonismo distintos grupos de proletarios anticapitalistas, a la vez que revolucionaron las fábricas y calles, comenzaron a re-descubrir las corrientes revolucionarias del marxismo y el anarquismo del siglo XX que décadas de hegemonía reformista y/o leninista-estalinista habían sepultado y mantenido en el olvido (consejistas, comunistas de izquierda, etc.), que les conectaron tanto teórica como históricamente con la tradición revolucionaria comunista y proletaria de la que ellos efectivamente eran la continuidad.
Volviendo al diccionario, como ejemplo de las contradicciones a que alude Soler, podemos mencionar que la “Ideología” es definida en sentido neutro, como “sistema de conceptos ordenados que concibe la sociedad organizada de una determinada manera”, y dado que la ideología está “condicionada por una determinada forma de vida”, se señala que “existirá una ideología de la clase obrera, frente a una ideología de la clase burguesa”. Pese a que los grupos tras el Diccionario llegarían a desarrollar importantes avances en la superación del leninismo, en este punto la versión leninista de la teoría de la ideología es la que se conoce y se acepta sin mayores objeciones, al punto que ni siquiera se alude aquí a la versión negativa del concepto . (3)
Pese a este eclecticismo, el Diccionario presenta un interés notable. En palabras del historiador del MIL, Sergi Rosés, “el Diccionario es, de conjunto, una obra muy útil: pensada y creada desde el interior del movimiento obrero, representa la plasmación tangible de un sector de la clase obrera dispuesto a aprender y elevar el nivel de conciencia de sus compañeros; recoge multitud de términos del vocabulario político, económico y sociológico desconocido para la mayoría de los trabajadores, de manera sencilla y accesible; introduce nuevos conceptos políticos cuya existencia misma se desconocía en España, ampliando el nivel de reflexión de los trabajadores; en definitiva, es un útil instrumento tanto de educación política como de difusión de una alternativa autónoma” (Rosés, 2002, p. 64).
El Diccionario fue re-editado en una sencilla versión folleto por el Ateneo libertario del Besós hace un par de años. Además, una versión completa, directamente escaneada del original, se encuentra en el archivo del MIL/GAC (www.mil-gac.info/), donde también se encuentra La revolución hasta el fin, originalmente titulado “Marxismo años 70” e informalmente conocido como “el mamotreto”, con que el MIL intentó sistematizar de la forma más acabada posible una teoría comunista antiestatal ligada a la práctica autónoma de los proletarios organizados en Consejos (4). Además, muchos otros documentos y declaraciones de grupos afines (como los Grupos Obreros Autónomos) pueden ser hallados en el Archivo de la Autonomía Obrera que mantiene la Fundación Espai en Blanc (www.autonomiaobrera.net/).
La influencia situacionista y consejista en el grupo que después pasó a llamarse 1000, y luego MIL/GAC, fue bastante directa. En la historia de este grupo parecen confluir dos vertientes más o menos diferenciadas: el Equipo teórico, y el Equipo exterior, centrado en la acción de Oriol Solé, en Toulouse, Francia, y que fortalecido con elementos provenientes de grupos anarquistas como “Vive la Commune” y “mao-spontex” (5) como la Gauche Proletarienne incursionaría luego en acciones armadas. A la larga, las acciones armadas y la ejecución de Salvador Puig Antich mediante garrote vil han pasado a primer plano y hasta se han hecho películas al respecto, pero lo que diferencia a este grupo de otras experiencias armadas de esa época es que se le dio también muchísima importancia al estudio sistemático del “marxismo olvidado” y la difusión masiva de literatura revolucionaria, mediante proyectos como la Biblioteca Socialista y Ediciones Mayo 37. Además, el MIL/GAC se preocupó de justificar y definir su acción desde conceptos tales como la “contra-represión” y la “agitación armada”. Esta última se diferencia de la “lucha armada o militar”, de raíz burguesa y “putschista”, porque es efectuada por un “grupo de apoyo que sitúa su propia actividad en el seno del conjunto de la lucha de clases del proletariado, que forma parte de dicha lucha de clases”. Así, “la agitación armada se considera a sí misma y constituye efectivamente una de las facetas o aspectos de la lucha de clases del proletariado desde el nivel actual hasta el de la insurrección general”. De esta forma, mientras “para quien tiene una concepción proletaria de la revolución la actividad armada es una actividad de apoyo a la lucha de masas y a su insurrección general. Para las vanguardias militares o políticas, en cambio, la lucha de masas solo es una actividad de apoyo para sus organizaciones” (Sobre la agitación armada, en archivo MIL/GAC).
Desde ambos equipos, teórico y exterior, se trabajó en coordinación con elementos obreros autónomos que integraban Plataformas de CC.OO, y el fruto más claro de esta colaboración fue el Diccionario. Pese a que ese sector terminaría conformando los GOA y no seguiría colaborando con el futuro MIL, según Rosés “parte de las bases de Plataformas sí que continuaron esta relación y finalmente se consiguió una participación real de trabajadores en el proyecto de biblioteca y en su distribución, que harán circular miles de ejemplares de estos folletos, a la vez que el MIL ayudará en la infraestructura y en la impresión de materiales de estos grupos de obreros, como por ejemplo en el caso del Boletín de los obreros de Bultaco o en la donación de diversa maquinaria de impresión” (“Un esbozo de la historial del MIL”, en http://es.geocities.com/hbalance2000/elmil.htm ).
Los miembros del Equipo teórico (Santi Soler e Ignasi Solé) provenían de Acción Comunista, una formación política marxista revolucionaria, más o menos ecléctica (con influencias del trotskismo, Gorz y Luxemburgo, entre otras) pero fuertemente antiestalinista. Con ocasión de una reunión de su organización en Francia, en marzo de 1968, ambos trabaron contacto con Raoul Vaneigem, de la IS, quien les facilitó algunos números de su revista. En uno de ellos la IS se refería a Acción Comunista en términos bastante favorables, pero con algunas críticas importantes. Vaniegem les recomendó visitar la librería “La Vieille Taupe” (El Viejo Topo), donde trabaron contacto con el núcleo “ultraizquierdista” de Jean Barrot (seudónimo de Gilles Dauvé) y Pierre Guillaume, comunistas de izquierda que trataban de sintetizar los aportes consejistas con los de Bordiga y la izquierda comunista italiana, y que mantuvieron con el MIL un contacto profundo en los años siguientes. Su influencia es muy clara en textos como “El mamotreto”.
La entrada sobre la IS se le atribuye a Santi Soler, que escribió posteriormente a la experiencia del MIL/GAC (y un encarcelamiento de unos cuantos años) el libro “Lucha de clases y clases de lucha”, una serie de artículos muy interesantes publicados originalmente en Ajoblanco y El Viejo Topo (Anagrama, 1978, disponible como e-book en: http://www.cedall.org/Documentacio/Castella/cedall203110200.htm). Probablemente por algún error de tipeo dice “situaccionista” en lugar de “situacionista”:
“SITUACCIONISTA: Corriente revolucionaria organizada con influencias nihilistas y marxistas que no quiere discípulos porque no quiere ser considerada ideología ni un movimiento político, sino una contestación total del viejo mundo. Según ellos, las palabras movimiento político encubren hoy la actividad especializada de los jefes de grupos y partidos políticos, que basa en la pasividad organizada de sus militantes la fuerza opresiva de su poder futuro, mientras que ellos no quieren tener nada en común con el poder jerarquizado, bajo la forma que sea. No se consideran pues ni un movimiento político ni una sociología de la mistificación política sino que se proponen ser el más alto grado de la conciencia revolucionaria internacional y por ello se esfuerzan en aclarar y coordinar los gestos de rechazo y los signos creadores que definen los nuevos contornos el proletariado, su voluntad irreductible de emancipación. Tomando por eje la espontaneidad de las masas, reconocen que tal actividad es indiscutiblemente política, pero contra todos los programas especializados y transitorios de la política, prefiriendo referirse a una revolución permanente de la vida cotidiana (ver AUTOGESTIÓN). Prácticamente ignorados hasta el movimiento estudiantil antisindical de Strasburgo (1966) y la Revolución de Mayo en Francia (1968) (ver HUELGA SALVAJE, CONSEJISMO) donde sus slogans hallaron gran difusión en pintadas y tebeos clandestinos”.
Es de destacar que se haya optado por hablar de “situacionistas” y no de “situacionismo”. El mismo Rosés incurre en una extraña tergiversación en su libro pues todas las veces que se refiere a esta entrada le agrega el “ismo”, e incluso hace alusión al error de tipeo (“ ‘Situaccionismo’ (sic)”, p.63).
También hay referencias a la IS en la entrada sobre “Anarquismo”. El Diccionario ve con buenos ojos a lo que llama “anarquismo espontáneo” y al “comunismo libertario”. Desconfía del anarcosindicalismo y valora críticamente a la FAI. Declara que el anarquismo español “sucumbió al colaborar con el gobierno burgués o Frente Popular”, que los hizo “víctimas del Estado”, y que confirmaron “con sus errores las ideas anarquistas sobre el particular”, pues quedaron atados de pies y manos “cuando la base impulsaba un desarrollo más radical”. Destacan el resurgimiento de una tertulia anarquista aburguesada dedicada a celebrar Congresos Internacionales, y la contrastan con “la buena carga de anarquismo espontáneo” que se aprecia “en buena parte de los movimientos de contestación como el Mayo francés, el movimiento estudiantil europeo y americano, las huelgas salvajes, los situacionistas”.
Otras entradas interesantes que dicen relación con los “conceptos políticos” propios de la tradición autónoma y consejista, que probablemente también escribió Santi Soler, son las siguientes:
“AUTOGESTIÓN: Consigna que expresa que la emancipación de los trabajadores sólo puede ser obra de ellos mismos. Puede hablarse de AUTOGESTIÓN POLÍTICA o autonomía de las masas, de AUTOGESTION ECONÓMICA o control obrero, y de AUTOGESTIÓN DE LA VIDA COTIDIANA ya que tampoco el ocio del trabajador es realmente una elección libre, puesto que está influenciado enormemente a base de publicidad, sermones, etc. que le imponen como deber ser toda su vida de cada día. La autogestión económica en los países capitalistas es un tongo, ya que choca contra el poder de la dirección (tanto si la empresa es privada como si es estatal); la autogestión económica en los países socialistas choca contra el poder del estado que limita los poderes de las empresas autogestionadas por los mismos obreros, con su intervención (caso de Yugoslavia, donde tal intervención está ya legalizada e institucionalizada) ó tiene continuos enfrentamientos con el sector autogestionado (caso Argelia, donde las tensiones entre el sector agrícola o industrial autogestionados con el estado son muy fuertes). Sin hacer la revolución no puede haber auténtica autogestión; sin autogestión total no puede haber auténtica revolución (la revolución se queda a medias). Los sindicatos neocapitalistas han puesto también de moda la palabra autogestión (ver GRADUALISMO) pero para referirse a que es posible dentro del capitalismo lograr una serie de conquistas cuyo escalonamiento lleva inevitablemente al socialismo.
“AUTONOMÍA: Independencia en las decisiones. La autonomía del movimiento obrero con respecto a los partidos políticos, al gobierno, o a cualquier otra clase dirigente es indispensable para garantizar la fuerza de la lucha obrera, para evitar que pueda ser frenada mediante un control excesivamente rígido”.
“CONSEJISMO: Sistema revolucionario de organización de la sociedad a base de Consejos Obreros (ver COMUNA, SOVIET). Corrientes revolucionarias que defienden tal perspectiva en su lucha contra el capitalismo: no se limitan a considerar al Estado como un obstáculo para el avance revolucionario, sino a toda estructura jerárquica, tanto los partidos políticos que se pretenden revolucionarios, como los sindicatos que se pretenden arma principal de la lucha de clases. Los continuos pactos entre sindicatos, estado y patronal en el Neocapitalismo, están conduciendo a la lucha de clases a actuar fuera de los sindicatos (ver HUELGA SALVAJE).
“CONTESTACIÓN: Rechazo total del orden establecido. Aplicable tanto a niveles reducidos (contestación de la Universidad, de la política yanki en Vietnam) como a nivel global de toda la sociedad (contestación del capitalismo, de la sociedad de consumo). Es la réplica de la generación nueva contra el viejo mundo, compartida por buena parte de la vieja: esta palabra se puso de moda con la Revolución Francesa de Mayo”.
“TENDENCIA: Es una cierta manera de ver y hacer las cosas. Dentro del movimiento obrero hay y debe haber diversas tendencias que han de poder existir y expresarse libremente como tal. Si en vez de la convivencia de tendencias lo que se busca bajo el slogan de unidad es la uniformidad de pareceres, lo que ocurre es que en el interior del movimiento obrero surge una lucha por el poder de los órganos de dirección que divide al movimiento obrero y que enseña a utilizar el maniobrerismo como gran cualidad de militante; toda la lucha obrera se dirije a la toma del poder del movimiento obrero, y la lucha real se va a la mierda. Si al cabo de un largo período de luchas internas una tendencia logra dominar los aparatos de dirección, lo que ocurre es que las otras se van o se alian para reventar el programa de la que ha ganado, mientras que ésta ataca, con todo el poder en sus manos, a las vencidas en vez de desarrollar su programa. Algo parecido a ello es lo que ha venido ocurriendo hasta hoy en Comisiones Obreras, donde todas las fuerzas que las impulsaron sólo buscaron una plataforma sindical de su grupo. ¿Qué clase de democracia pueden preconizar estos grupos, a no ser la del interior de su grupo sin tendencias?”
El Diccionario también incluye ciertas dosis de humor corrosivo y crítica de ciertos estilos personales de militantismo, en entradas como estas:
“RIDÍCULO: Postura del que se cree imprescindible para le revolución, poseedor –junto con 3 más- de la verdad revolucionaria. Suele ser extremista y radical, pues se dedica a la revolución con el mismo ardor hacía en frecuentes clubs deportivos o nocturnos. Cuando se les pasa la ‘fiebre’ vuelven a su ocupación favorita, la de pacíficos burgueses”.
“VERBALISMO: Tendencia que tienen algunos militantes novatos y otros esnobs (ver ESNOBISMO) de hablar constantemente como si fueran a comerse al mundo, diciendo la palabra “revolución” a cada momento, y teorizándolo todo, sin ninguna relación con la realidad. El verbalismo es la manifestación exterior del ‘infantilismo revolucionario’ de los partidos ultraizquierdistas que criticó Lenin en su libro: ‘El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo’. El verbalismo suele ir en relación proporcionalmente inversa con la acción, es decir cuanto más verbalismo menos acción, y a más acción menos verbalismo. El teorizante verbalista puede brillar en la Universidad, donde entabla discusiones bizantinas e interminables, pero poco tiene como posibilidades entre los trabajadores; de ahí que los partidos ultra-izquierdistas universitarios tengan tan poco éxito fuera de la Universidad”.
Leer el Diccionario aquí
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Notas:
(1) “Nuestra Clase: Comisiones Obreras” era el periódico de Plataformas-CC.OO., que se presentaba como “el periódico de las CC.OO. de Barcelona, organizadas a partir de la empresa”.
(2) Al igual que en Chile la ideología dominante, lo que los burgueses quieren que creamos todos incluye la versión de que la conquista de las más mínimas concesiones “democráticas” y el paso de la dictadura a la democracia burguesa depende tan sólo de su poder de negociación y llamados a la mesura. Cuando los voceros de la Concertación en Chile dicen que a la dictadura la ganamos con un lápiz, en las urnas y no en la calle, es porque necesitan en verdad que creamos eso, pues lo que deben garantizar es que la violencia de masas al margen y en contra del Estado no se les desbande.
(3) Tampoco resulta menor que en la definición de “Capitalismo” se les cuele de lleno la teoría leninista del imperialismo como última etapa el capitalismo. También hay bastante de Lenin e incluso Mao en los ataques contra el espontaneísmo, el izquierdismo (al que hacen sinónimo de infantilismo) y otros males. El “marxismo”, por su parte, es concebido como “sistema ideológico, económico y político-sociológico”.
(4) http://www.mil-gac.info/spip.php?page=article_es&id_article=25 y http://www.mil-gac.info/spip.php?page=article_es&id_article=147 , respectivamente.
(5) Qué mejor definición de este fenómeno que la que aparece en un reporte sobre la izquierda belga en www.boltxe.info: “Bajo la influencia conjunta de mayo del 68 en Francia y de la Revolución cultural en China, aparecerá una nueva generación maoísta, los "mao spontex", que quiere reconciliar los principios del maoísmo, tal como aparecía en la Revolución cultural (con el cuestionamiento del partido), y una espontaneidad militante (huelgas salvajes, acción directa, etc.). Su carácter antipartido les da una cierta vitalidad (Comités de lucha que se forman espontáneamente allí donde aparecen contradicciones), pero fija también sus límites (no hay disciplina, no hay proyecto a largo plazo, no hay estructura perenne)”.
Militantes de lo que luego llegó a ser el Movimiento Ibérico de Liberación/Grupos Autónomos de Combate -el grupo español de influencia situacionista más fuerte y directa en los 70- participaron en este proyecto, tanto suministrando definiciones (las más enlazadas a la y tradición consejista y antiestatal) como mediante la impresión en el exterior y posterior distribución clandestina. En cambio el sector “obrero” de este proyecto, con Díaz y Murcia como las figuras más visibles, terminó conformando los Grupos Obreros Autónomos (GOA) y siempre miró con cierta desconfianza al sector “teórico”.
Según Sergi Rosés, en su libro sobre el MIL, “las principales características del Diccionario son su fuerte influencia marxista y, dentro de esta adscripción política, un posicionamiento anti-ortodoxo que deriva muchas veces en eclecticismo, consecuencia tanto de la diversidad de autores que intervinieron en su elaboración como de la falta de concreción teórica de alguno de ellos, que da como resultado una obra donde se encuentran definiciones que encierran enfoques contradictorios” (Rosés Cordovilla, El MIL: una historia política, Barcelona, Alikornio, 2002).
Para entender el contexto en que surge el Diccionario, habría que señalar que se trataba de lo que la Internacional Situacionista llamó el “segundo asalto proletario contra la sociedad de clases” (1968/1977). No es casual, entonces, que la influencia de la IS y del marxismo olvidado (sobre todo el ligado al movimiento de los consejos obreros y el comunismo de izquierda) se hiciera sentir más o menos directamente en todos los lugares durante este proceso revolucionario mundial fue más explosivo.
En España, este asalto fue bastante combativo e inició el fin de la dictadura franquista, lectura que como no podía ser de otra forma, la versión democrática y superestructural del “pensamiento” que nos gobierna ni siquiera nos da a conocer. (2)
El movimiento de la “autonomía obrera” en España, que parte en los 60 y llega a sus momentos más interesantes en los 70, es parte del antagonismo al que llegó el movimiento proletario mundial del 68 (que en la península ibérica incluyó además la revolución portuguesa). Con revoluciones de nuevo tipo, huelgas salvajes, asambleas y experiencias de control y contrapoder obrero era como se expresó el ascenso de la lucha de clases, con la nada despreciable fuerza negativa del proletariado juvenil en todas sus expresiones.
Una de las consecuencias del cambio epocal de 1968 fue el retorno de la preocupación de masas por la necesidad de contar con una verdadera teoría crítica radical, desde y para la realidad actual de la lucha de clases. Desde los inicios de esta oleada de antagonismo distintos grupos de proletarios anticapitalistas, a la vez que revolucionaron las fábricas y calles, comenzaron a re-descubrir las corrientes revolucionarias del marxismo y el anarquismo del siglo XX que décadas de hegemonía reformista y/o leninista-estalinista habían sepultado y mantenido en el olvido (consejistas, comunistas de izquierda, etc.), que les conectaron tanto teórica como históricamente con la tradición revolucionaria comunista y proletaria de la que ellos efectivamente eran la continuidad.
Volviendo al diccionario, como ejemplo de las contradicciones a que alude Soler, podemos mencionar que la “Ideología” es definida en sentido neutro, como “sistema de conceptos ordenados que concibe la sociedad organizada de una determinada manera”, y dado que la ideología está “condicionada por una determinada forma de vida”, se señala que “existirá una ideología de la clase obrera, frente a una ideología de la clase burguesa”. Pese a que los grupos tras el Diccionario llegarían a desarrollar importantes avances en la superación del leninismo, en este punto la versión leninista de la teoría de la ideología es la que se conoce y se acepta sin mayores objeciones, al punto que ni siquiera se alude aquí a la versión negativa del concepto . (3)
Pese a este eclecticismo, el Diccionario presenta un interés notable. En palabras del historiador del MIL, Sergi Rosés, “el Diccionario es, de conjunto, una obra muy útil: pensada y creada desde el interior del movimiento obrero, representa la plasmación tangible de un sector de la clase obrera dispuesto a aprender y elevar el nivel de conciencia de sus compañeros; recoge multitud de términos del vocabulario político, económico y sociológico desconocido para la mayoría de los trabajadores, de manera sencilla y accesible; introduce nuevos conceptos políticos cuya existencia misma se desconocía en España, ampliando el nivel de reflexión de los trabajadores; en definitiva, es un útil instrumento tanto de educación política como de difusión de una alternativa autónoma” (Rosés, 2002, p. 64).
El Diccionario fue re-editado en una sencilla versión folleto por el Ateneo libertario del Besós hace un par de años. Además, una versión completa, directamente escaneada del original, se encuentra en el archivo del MIL/GAC (www.mil-gac.info/), donde también se encuentra La revolución hasta el fin, originalmente titulado “Marxismo años 70” e informalmente conocido como “el mamotreto”, con que el MIL intentó sistematizar de la forma más acabada posible una teoría comunista antiestatal ligada a la práctica autónoma de los proletarios organizados en Consejos (4). Además, muchos otros documentos y declaraciones de grupos afines (como los Grupos Obreros Autónomos) pueden ser hallados en el Archivo de la Autonomía Obrera que mantiene la Fundación Espai en Blanc (www.autonomiaobrera.net/).
La influencia situacionista y consejista en el grupo que después pasó a llamarse 1000, y luego MIL/GAC, fue bastante directa. En la historia de este grupo parecen confluir dos vertientes más o menos diferenciadas: el Equipo teórico, y el Equipo exterior, centrado en la acción de Oriol Solé, en Toulouse, Francia, y que fortalecido con elementos provenientes de grupos anarquistas como “Vive la Commune” y “mao-spontex” (5) como la Gauche Proletarienne incursionaría luego en acciones armadas. A la larga, las acciones armadas y la ejecución de Salvador Puig Antich mediante garrote vil han pasado a primer plano y hasta se han hecho películas al respecto, pero lo que diferencia a este grupo de otras experiencias armadas de esa época es que se le dio también muchísima importancia al estudio sistemático del “marxismo olvidado” y la difusión masiva de literatura revolucionaria, mediante proyectos como la Biblioteca Socialista y Ediciones Mayo 37. Además, el MIL/GAC se preocupó de justificar y definir su acción desde conceptos tales como la “contra-represión” y la “agitación armada”. Esta última se diferencia de la “lucha armada o militar”, de raíz burguesa y “putschista”, porque es efectuada por un “grupo de apoyo que sitúa su propia actividad en el seno del conjunto de la lucha de clases del proletariado, que forma parte de dicha lucha de clases”. Así, “la agitación armada se considera a sí misma y constituye efectivamente una de las facetas o aspectos de la lucha de clases del proletariado desde el nivel actual hasta el de la insurrección general”. De esta forma, mientras “para quien tiene una concepción proletaria de la revolución la actividad armada es una actividad de apoyo a la lucha de masas y a su insurrección general. Para las vanguardias militares o políticas, en cambio, la lucha de masas solo es una actividad de apoyo para sus organizaciones” (Sobre la agitación armada, en archivo MIL/GAC).
Desde ambos equipos, teórico y exterior, se trabajó en coordinación con elementos obreros autónomos que integraban Plataformas de CC.OO, y el fruto más claro de esta colaboración fue el Diccionario. Pese a que ese sector terminaría conformando los GOA y no seguiría colaborando con el futuro MIL, según Rosés “parte de las bases de Plataformas sí que continuaron esta relación y finalmente se consiguió una participación real de trabajadores en el proyecto de biblioteca y en su distribución, que harán circular miles de ejemplares de estos folletos, a la vez que el MIL ayudará en la infraestructura y en la impresión de materiales de estos grupos de obreros, como por ejemplo en el caso del Boletín de los obreros de Bultaco o en la donación de diversa maquinaria de impresión” (“Un esbozo de la historial del MIL”, en http://es.geocities.com/hbalance2000/elmil.htm ).
Los miembros del Equipo teórico (Santi Soler e Ignasi Solé) provenían de Acción Comunista, una formación política marxista revolucionaria, más o menos ecléctica (con influencias del trotskismo, Gorz y Luxemburgo, entre otras) pero fuertemente antiestalinista. Con ocasión de una reunión de su organización en Francia, en marzo de 1968, ambos trabaron contacto con Raoul Vaneigem, de la IS, quien les facilitó algunos números de su revista. En uno de ellos la IS se refería a Acción Comunista en términos bastante favorables, pero con algunas críticas importantes. Vaniegem les recomendó visitar la librería “La Vieille Taupe” (El Viejo Topo), donde trabaron contacto con el núcleo “ultraizquierdista” de Jean Barrot (seudónimo de Gilles Dauvé) y Pierre Guillaume, comunistas de izquierda que trataban de sintetizar los aportes consejistas con los de Bordiga y la izquierda comunista italiana, y que mantuvieron con el MIL un contacto profundo en los años siguientes. Su influencia es muy clara en textos como “El mamotreto”.
La entrada sobre la IS se le atribuye a Santi Soler, que escribió posteriormente a la experiencia del MIL/GAC (y un encarcelamiento de unos cuantos años) el libro “Lucha de clases y clases de lucha”, una serie de artículos muy interesantes publicados originalmente en Ajoblanco y El Viejo Topo (Anagrama, 1978, disponible como e-book en: http://www.cedall.org/Documentacio/Castella/cedall203110200.htm). Probablemente por algún error de tipeo dice “situaccionista” en lugar de “situacionista”:
“SITUACCIONISTA: Corriente revolucionaria organizada con influencias nihilistas y marxistas que no quiere discípulos porque no quiere ser considerada ideología ni un movimiento político, sino una contestación total del viejo mundo. Según ellos, las palabras movimiento político encubren hoy la actividad especializada de los jefes de grupos y partidos políticos, que basa en la pasividad organizada de sus militantes la fuerza opresiva de su poder futuro, mientras que ellos no quieren tener nada en común con el poder jerarquizado, bajo la forma que sea. No se consideran pues ni un movimiento político ni una sociología de la mistificación política sino que se proponen ser el más alto grado de la conciencia revolucionaria internacional y por ello se esfuerzan en aclarar y coordinar los gestos de rechazo y los signos creadores que definen los nuevos contornos el proletariado, su voluntad irreductible de emancipación. Tomando por eje la espontaneidad de las masas, reconocen que tal actividad es indiscutiblemente política, pero contra todos los programas especializados y transitorios de la política, prefiriendo referirse a una revolución permanente de la vida cotidiana (ver AUTOGESTIÓN). Prácticamente ignorados hasta el movimiento estudiantil antisindical de Strasburgo (1966) y la Revolución de Mayo en Francia (1968) (ver HUELGA SALVAJE, CONSEJISMO) donde sus slogans hallaron gran difusión en pintadas y tebeos clandestinos”.
Es de destacar que se haya optado por hablar de “situacionistas” y no de “situacionismo”. El mismo Rosés incurre en una extraña tergiversación en su libro pues todas las veces que se refiere a esta entrada le agrega el “ismo”, e incluso hace alusión al error de tipeo (“ ‘Situaccionismo’ (sic)”, p.63).
También hay referencias a la IS en la entrada sobre “Anarquismo”. El Diccionario ve con buenos ojos a lo que llama “anarquismo espontáneo” y al “comunismo libertario”. Desconfía del anarcosindicalismo y valora críticamente a la FAI. Declara que el anarquismo español “sucumbió al colaborar con el gobierno burgués o Frente Popular”, que los hizo “víctimas del Estado”, y que confirmaron “con sus errores las ideas anarquistas sobre el particular”, pues quedaron atados de pies y manos “cuando la base impulsaba un desarrollo más radical”. Destacan el resurgimiento de una tertulia anarquista aburguesada dedicada a celebrar Congresos Internacionales, y la contrastan con “la buena carga de anarquismo espontáneo” que se aprecia “en buena parte de los movimientos de contestación como el Mayo francés, el movimiento estudiantil europeo y americano, las huelgas salvajes, los situacionistas”.
Otras entradas interesantes que dicen relación con los “conceptos políticos” propios de la tradición autónoma y consejista, que probablemente también escribió Santi Soler, son las siguientes:
“AUTOGESTIÓN: Consigna que expresa que la emancipación de los trabajadores sólo puede ser obra de ellos mismos. Puede hablarse de AUTOGESTIÓN POLÍTICA o autonomía de las masas, de AUTOGESTION ECONÓMICA o control obrero, y de AUTOGESTIÓN DE LA VIDA COTIDIANA ya que tampoco el ocio del trabajador es realmente una elección libre, puesto que está influenciado enormemente a base de publicidad, sermones, etc. que le imponen como deber ser toda su vida de cada día. La autogestión económica en los países capitalistas es un tongo, ya que choca contra el poder de la dirección (tanto si la empresa es privada como si es estatal); la autogestión económica en los países socialistas choca contra el poder del estado que limita los poderes de las empresas autogestionadas por los mismos obreros, con su intervención (caso de Yugoslavia, donde tal intervención está ya legalizada e institucionalizada) ó tiene continuos enfrentamientos con el sector autogestionado (caso Argelia, donde las tensiones entre el sector agrícola o industrial autogestionados con el estado son muy fuertes). Sin hacer la revolución no puede haber auténtica autogestión; sin autogestión total no puede haber auténtica revolución (la revolución se queda a medias). Los sindicatos neocapitalistas han puesto también de moda la palabra autogestión (ver GRADUALISMO) pero para referirse a que es posible dentro del capitalismo lograr una serie de conquistas cuyo escalonamiento lleva inevitablemente al socialismo.
“AUTONOMÍA: Independencia en las decisiones. La autonomía del movimiento obrero con respecto a los partidos políticos, al gobierno, o a cualquier otra clase dirigente es indispensable para garantizar la fuerza de la lucha obrera, para evitar que pueda ser frenada mediante un control excesivamente rígido”.
“CONSEJISMO: Sistema revolucionario de organización de la sociedad a base de Consejos Obreros (ver COMUNA, SOVIET). Corrientes revolucionarias que defienden tal perspectiva en su lucha contra el capitalismo: no se limitan a considerar al Estado como un obstáculo para el avance revolucionario, sino a toda estructura jerárquica, tanto los partidos políticos que se pretenden revolucionarios, como los sindicatos que se pretenden arma principal de la lucha de clases. Los continuos pactos entre sindicatos, estado y patronal en el Neocapitalismo, están conduciendo a la lucha de clases a actuar fuera de los sindicatos (ver HUELGA SALVAJE).
“CONTESTACIÓN: Rechazo total del orden establecido. Aplicable tanto a niveles reducidos (contestación de la Universidad, de la política yanki en Vietnam) como a nivel global de toda la sociedad (contestación del capitalismo, de la sociedad de consumo). Es la réplica de la generación nueva contra el viejo mundo, compartida por buena parte de la vieja: esta palabra se puso de moda con la Revolución Francesa de Mayo”.
“TENDENCIA: Es una cierta manera de ver y hacer las cosas. Dentro del movimiento obrero hay y debe haber diversas tendencias que han de poder existir y expresarse libremente como tal. Si en vez de la convivencia de tendencias lo que se busca bajo el slogan de unidad es la uniformidad de pareceres, lo que ocurre es que en el interior del movimiento obrero surge una lucha por el poder de los órganos de dirección que divide al movimiento obrero y que enseña a utilizar el maniobrerismo como gran cualidad de militante; toda la lucha obrera se dirije a la toma del poder del movimiento obrero, y la lucha real se va a la mierda. Si al cabo de un largo período de luchas internas una tendencia logra dominar los aparatos de dirección, lo que ocurre es que las otras se van o se alian para reventar el programa de la que ha ganado, mientras que ésta ataca, con todo el poder en sus manos, a las vencidas en vez de desarrollar su programa. Algo parecido a ello es lo que ha venido ocurriendo hasta hoy en Comisiones Obreras, donde todas las fuerzas que las impulsaron sólo buscaron una plataforma sindical de su grupo. ¿Qué clase de democracia pueden preconizar estos grupos, a no ser la del interior de su grupo sin tendencias?”
El Diccionario también incluye ciertas dosis de humor corrosivo y crítica de ciertos estilos personales de militantismo, en entradas como estas:
“RIDÍCULO: Postura del que se cree imprescindible para le revolución, poseedor –junto con 3 más- de la verdad revolucionaria. Suele ser extremista y radical, pues se dedica a la revolución con el mismo ardor hacía en frecuentes clubs deportivos o nocturnos. Cuando se les pasa la ‘fiebre’ vuelven a su ocupación favorita, la de pacíficos burgueses”.
“VERBALISMO: Tendencia que tienen algunos militantes novatos y otros esnobs (ver ESNOBISMO) de hablar constantemente como si fueran a comerse al mundo, diciendo la palabra “revolución” a cada momento, y teorizándolo todo, sin ninguna relación con la realidad. El verbalismo es la manifestación exterior del ‘infantilismo revolucionario’ de los partidos ultraizquierdistas que criticó Lenin en su libro: ‘El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo’. El verbalismo suele ir en relación proporcionalmente inversa con la acción, es decir cuanto más verbalismo menos acción, y a más acción menos verbalismo. El teorizante verbalista puede brillar en la Universidad, donde entabla discusiones bizantinas e interminables, pero poco tiene como posibilidades entre los trabajadores; de ahí que los partidos ultra-izquierdistas universitarios tengan tan poco éxito fuera de la Universidad”.
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Notas:
(1) “Nuestra Clase: Comisiones Obreras” era el periódico de Plataformas-CC.OO., que se presentaba como “el periódico de las CC.OO. de Barcelona, organizadas a partir de la empresa”.
(2) Al igual que en Chile la ideología dominante, lo que los burgueses quieren que creamos todos incluye la versión de que la conquista de las más mínimas concesiones “democráticas” y el paso de la dictadura a la democracia burguesa depende tan sólo de su poder de negociación y llamados a la mesura. Cuando los voceros de la Concertación en Chile dicen que a la dictadura la ganamos con un lápiz, en las urnas y no en la calle, es porque necesitan en verdad que creamos eso, pues lo que deben garantizar es que la violencia de masas al margen y en contra del Estado no se les desbande.
(3) Tampoco resulta menor que en la definición de “Capitalismo” se les cuele de lleno la teoría leninista del imperialismo como última etapa el capitalismo. También hay bastante de Lenin e incluso Mao en los ataques contra el espontaneísmo, el izquierdismo (al que hacen sinónimo de infantilismo) y otros males. El “marxismo”, por su parte, es concebido como “sistema ideológico, económico y político-sociológico”.
(4) http://www.mil-gac.info/spip.php?page=article_es&id_article=25 y http://www.mil-gac.info/spip.php?page=article_es&id_article=147 , respectivamente.
(5) Qué mejor definición de este fenómeno que la que aparece en un reporte sobre la izquierda belga en www.boltxe.info: “Bajo la influencia conjunta de mayo del 68 en Francia y de la Revolución cultural en China, aparecerá una nueva generación maoísta, los "mao spontex", que quiere reconciliar los principios del maoísmo, tal como aparecía en la Revolución cultural (con el cuestionamiento del partido), y una espontaneidad militante (huelgas salvajes, acción directa, etc.). Su carácter antipartido les da una cierta vitalidad (Comités de lucha que se forman espontáneamente allí donde aparecen contradicciones), pero fija también sus límites (no hay disciplina, no hay proyecto a largo plazo, no hay estructura perenne)”.
El diccionario ya está disponible, ¿de casualidad usted lo tiene?
ResponderEliminarHola! Pueden leerse el texto aquí: http://consejistanarkista.blogspot.cl/2014/06/diccionario-del-militante-obrero-mil-gac.html
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